Nawal el Saadawi demuestra en 'Mujer en punto cero' el poder que puede tener la literatura como herramienta de transformación social. A través de la dolorosa e inspiradora vida de Firdaus, una mujer árabe que ha sufrido abuso y maltrato por parte de los diferentes hombres presentes en su vida, el Saadawi obligará al lector a revisar su forma de entender la feminidad y la masculinidad.
En Egipto, las activistas son encarceladas, acosadas y humilladas públicamente; una práctica llevada a cabo por un país en el que el 99% de las mujeres declara haber sufrido algún tipo de acosos sexual.
Escribiendo desde el terreno, hoy os contamos como los atentados del 'Domingo de Ramos', reivindicados por el Estado Islámico, son sólo los últimos de una larga lista de atrocidades enfocadas hacia la minoría copta en Egipto. Acusados de apoyar el golpe de Estado de 2013, los coptos son discriminados, perseguidos y atacados.
El 27'8% de los egipcios vive en la pobreza. La crisis política y económica que sufre Egipto desde que Hosni Mubarak fue derrocado en el año 2011 parece no tener fin. Ahora, un rescate del FMI busca lograr la ansiada estabilidad económica en el país mas poblado de la región. ¿Cuál es la situación? ¿Y sus causas? ¿Cuáles son las condiciones del FMI? Te lo explicamos.
En una entrega más del especial Conflictos Hídricos tratamos el caso del Nilo, principal río del este de África cuyas aguas abastecen a 10 estados. Motivo de conflicto desde hace siglos, la lucha por el dominio de sus aguas llega hasta nuestros días; y países como Egipto, Sudán o Etiopía, expuestos a cambios demográficos y geopolíticos, no cederán para conseguir el control del preciado recurso.
El vuelo de Egyptair MS804 despegó del aeropuerto de Charles de Gaulle a las 23:09 el jueves 19 de mayo y sobrevoló Italia y Grecia antes de desaparecer en medio del Mediterráneo. Parece extraño pero no es la primera vez que pasa: el 31 de octubre de 2015 un ataque terrorista resultó en la muerte de 224 turistas rusos en la península de Sinaí (Egipto), cuando el avión abandonaba el aeropuerto de Sharm el-Sheikh. En este caso, el motivo fue un fallo en la seguridad el aeropuerto de salida, hecho que la compañía y el gobierno Egipcio pagaron muy caro.
Esta vez las causas no son tan claras: desde el primer momento, los investigadores intentan determinar si el avión airbus A320 de París fue derribado a causa de un acto de terrorismo o por un fallo técnico. Aunque las autoridades egipcias y francesas parecen estar de acuerdo en no sacar conclusiones precipitadas, los medios se apresuraron en llenar horas y horas de dudas y sospechas. El mismo presidente Francois Hollande ha dicho que «no se puede descartar ninguna hipótesis», incluso la posibilidad de que el avión fuera derribado por un ataque terrorista.
¿Ataque terrorista?
La primera hipótesis que se puede barajar es que la desaparición del avión se tratase de un acto de terrorismo. Este ataque habría tenido lugar en una París militarizada en estado de alerta después de lo ocurrido en el aeropuerto de Bruselas. Además, la ciudad francesa ya estaba preparándose para la Eurocopa y parece complicado que un fallo de seguridad de este nivel se pudiese dar.
Ruta del avión Egyptair MS804 [Foto: Furfur vía WikimediaCommons]
Por otro lado, la mayoría de los pasajeros tenían nacionalidad egipcia o egipcia-francesa —como doble nacionalidad—. Por tanto, Egipto cuenta con el mayor número de pérdidas, ya que treinta de las personas abordo eran originarias de este país, seguidas por quince ciudadanos franceses, dos iraquíes, dos canadienses y un nacional de Reino Unido, Argelia, Bélgica, Chad, Kuwait, Portugal, Arabia Saudí y Sudán. Ninguna de estas personas estaba en las listas de vigilancia por terrorismo.
El ministro encargado del área de aviación de Egipto, bajo la fuerte presión de los medios internacionales, sugirió que la posibilidad de que el accidente fuera el resultado de un ataque terrorista era «más fuerte» que la teoría de un fallo técnico. Durante la misma rueda de prensa los medios egipcios mostraron su enfado y exigieron que, en este caso, París debía pagar por su fallo de seguridad al igual que el Cairo pagó por el ataque al avión ruso.
Si así fue, las investigaciones se centran en el último punto de salida y en cómo, si este es el caso, pudo haber un fallo que permitiera la entrada al avión de un dispositivo explosivo. En respuesta a la sospecha, la prensa internacional se apresuró a describir los cinco países en que el avión realizó una parada antes de París, incluyendo las capitales de Eritrea y Túnez y, finalmente, El Cairo. Incluso algunas teorías conspiratorias citan que el incidente del MS804 ocurría 804 días después del incidente con el avión MH370 de Malasyan Airlines, como para intentar vincular los dos acontecimientos.
El misterio del incidente de EgyptAir aumenta debido a la ausencia de una reivindicación de responsabilidad. Los grupos terroristas detrás de los ataques, por lo general, asumen la responsabilidad con bastante rapidez, pero hasta ahora nadie lo ha hecho. Ni Daesh ni al-Qaeda, ni ningún otro grupo terrorista, se han pronunciado al respecto.
¿Fallo técnico?
Si se trata de un error técnico, sería un golpe moral a la ya herida reputación de la aerolínea, dañada por el incidente en el Sinaí. Sin embargo, al igual que las sospechas de ataque terrorista, no hay nada claro.
Los investigadores franceses informaron que el avión envió una serie de alarmas que indicaban la detección de humo a bordo poco antes de la desaparición de aparato. El portavoz de la agencia de investigación de accidentes Francesa (la BEA) ha explicado que las señales no indican lo que causó el humo o incendio en el avión, sin embargo, ofrecieron las primeras pistas en cuanto a lo que sucedió en los momentos antes del accidente. Además, una fuente de la aviación ha asegurado que un incendio a bordo probablemente habría generado múltiples señales de alerta, mientras que una explosión repentina no puede haber generado alguna —aunque las autoridades insisten en que ningún escenario, entre ellas la explosión, se descarta—.
El diario Al-Ahram publicó un escáner del registro de estos mensajes. Fueron mandados un total de once «mensajes electrónicos» a partir de las 21:09 horas del 18 de mayo, unas tres horas y media antes de desaparecer
de los radares. El primer mensaje fue enviado en 21:13 GMT, poco antes del despegue, lo que indica que los motores funcionaron sin problemas tal y como el piloto había indicado antes del despegue. Sin embargo, no fue hasta las 12:26 horas del 19 de mayo cuando el avión envió un mensaje indicando que había un cambio en la temperatura de la ventana derecha de la cabina del piloto, al lado del copiloto, a lo que siguieron una sucesión de mensajes hasta la desaparación de los radares.
Las autoridades francesas han confirmado que los detectores de humo se activaron a bordo del vuelo unos minutos antes de desaparecer, pero el análisis de los mensajes automáticos ha indicado que la causa del accidente sigue sin estar clara. El registro del avión indica que también realizaron «virajes bruscos»: realizó un giro a la izquierda de 90 grados y pasó de 37.000 pies a 15.000 pies antes de desviarse 360 grados a la derecha; aunque tampoco son indicativos de la causa, sino de que hubo algún problema. Fue entonces cuando las autoridades egipcias perdieron contacto con el vuelo en torno a las 2:30 horas (1:30 am BST), cuarenta y cinco minutos antes de la hora prevista de aterrizaje en el aeropuerto internacional de El Cairo.
No se descarta ningún escenario
Una vez analizada la caja negra del avión que se ha encontrado esta semana pasada, los investigadores tendrán una idea más clara de lo que causó el accidente. En ella esperan encontrar el detalle de todo lo que ocurrió en los momentos finales antes de que el avión se desplomara en el Mediterráneo. Parece que se ha tenido suerte al encontrarla tan pronto ya que, por ejemplo, se necesitaron dos años para encontrar las cajas negras pertenecientes al vuelo 447 de Air France, que se hundió en el Atlántico matando a 228 personas.
Otra indicación para sacar conclusiones de lo que ocurrió es el estado del fuselaje. Si el accidente fue causado por una bomba se esperan encontrar algunos residuos de explosivos. De momento, solo queda esperar para ver en qué concluyen las investigaciones. Seguramente ocurrirá después de finalizar la Eurocopa de Francia, pero no antes de que el turismo en Egipto se recupere.
El impacto del accidente en el frágil sector turístico de Egipto
La dañada industria del turismo en Egipto [Foto: Mstyslav Chernov vía WikimediaCommons]
Un «desafortunado incidente» resultó en la muerte de ocho turistas mexicanos en el desierto occidental el 13 de septiembre de 2015. Este incidente fue catastrófico para un país que estaba —y está— sufriendo los estragos por el descenso continuado de su principal fuente de ingresos: el turismo. Un mes después, el 31 de octubre de 2015, un ataque terrorista resultó en la muerte de 224 turistas rusos y la tripulación del avión cuando abandonaban el aeropuerto de Sharm el-Sheikh. Como consecuencia, todos los vuelos con Rusia y el Reino Unido fueron cancelados y el ministro de Turismo del país se vio obligado a reconocer, poco después del incidente en Sinaí, que se esperaba una caída en el turismo de 13% para 2016.
Aquellos supersticiosos, que sufren de triscaidecafobia o fobia al número 13, han empezado a teorizar sobre la relación de este número con estos incidentes: 13 años operando, 13 de septiembre, 31 de octubre (13 al revés) y el 13%. Es como si el mal de ojo se hubiera apoderado del futuro de Egipto. Sin embargo, la historia no termina aquí. ¿Has escuchado hablar del virus Zika? No, no te preocupes, no ha llegado [todavía] a Egipto o a la región, pero el mosquito que propaga el virus —también responsable de la fiebre amarilla o el dengue, entre otros— se llama «Aedes Aegypti». Aegypti es la forma latina para Egipto. La mala suerte de este país es caldo de cultivo para supersticiones y teorías conspiranoicas.
Como intento desesperado de recuperación, el ministerio de Turismo ha desarrollado la campaña #ThisIsEgypt y, además, cuenta con el nuevo descubrimiento de una cámara oculta en la tumba del rey Tut. El gobierno está convencido de que es una nueva oportunidad para impulsar el turismo de la zona; sin embargo, hay quienes se preguntan si la maldición de los faraones ha resurgido al perturbar a la momia del faraón del antiguo Egipto.
La primavera árabe ha dejado un panorama marcado por el conflicto o la democratización en Oriente Medio y el norte de África. Sin embargo, el cauce tomado por Egipto no parece claro. Desde los ardientes debates sobre la naturaleza de la Constitución, pasando por el golpe de estado y las acusaciones contra los Hermanos Musulmanes, hasta la condena al electo expresidente Morsi, Egipto parece incapaz de formar un gobierno estable.
Dijo Charles Bukowski que “la diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”. Una vez que unas cosméticas elecciones presidenciales proclamaron vencedor al nuevo héroe nacional, Abdel Fattah Al-Sisi, Egipto bien puede definirse a sí mismo como democracia, una en la que no obstante las órdenes ya tenían que ser obedecidas antes de las urnas, y ello en un entorno de completa arbitrariedad. El golpe de estado del 3 de julio de 2013, seguido por las masacres del pasado mes de agosto, llevó a muchos a hablar de un retorno a la casilla de salida, esta última representada por la Plaza Tahrir que un puñado de jóvenes revolucionarios decidieron ocupar el 25 de enero de 2011, sentando las bases para una Revolución que inspiraría a jóvenes y no tan jóvenes a lo largo y ancho del planeta. Precisamente de Ucrania, un país en donde millones de idealistas nos han vuelto a recordar el peso de los valores y principios que muchos damos por sentados, viene un proverbio que en Egipto cobra un enorme sentido: “son los genios los que preparan la revolución, los románticos los que la hacen, y son los pajarracos los que de ella se aprovechan”. Y no es casualidad que un pájaro se erija en símbolo de aquellos – el Ejército egipcio – que han demostrado haber sido más previsores y cautelosos que nadie para tomar de nuevo las riendas de un país que nunca dejaron de dominar desde las bambalinas.
Resulta cuanto menos paradójico que el propio Al-Sisi prometiera durante su entronamiento el pasado 8 de junio dar forma a un estado inclusivo. Consciente de que Egipto – un país en el que el sectarismo no es, al contrario de lo que ocurre con muchos de sus vecinos – el rasgo definitorio de su sociedad, da cabida hoy a una sociedad profundamente polarizada. Su nuevo rais se comprometió a construir una sociedad “donde cada parte escucha a la otra con imparcialidad, donde nuestras diferencias son enriquecedoras”. Días después, miles de egipcios se despertaron sorprendidos ante el cierre de varios establecimientos de una famosa cadena de supermercados cuyo propietario está supuestamente vinculado con los Hermanos Musulmanes. El propio Al-Sisi, durante su campaña electoral, se comprometió a continuar en su ofensiva contra los Hermanos. Desde la masacre de Rabia Al Adawiyya de 14 de agosto de 2013, cientos de presuntos simpatizantes – se estima que unos 3.000 – de los Hermanos han sido asesinados, y más de 16.000 miembros de la Hermandad acusados de traición y enaltecimiento del terrorismo han sido detenidos.
Free Alaa Abdel Fattah, prominente activista egipcio y priosionero bajo el régimen de Mubarak, Morsi y ahora también Al-Sisi
También durante estos últimos días ha sido condenado a 15 años de cárceluno de los revolucionarios y activistas más conocidos del país, Alaa Abdel Fattah. Allí podrá unirse con otros egipcios famosos por luchar en pos de la libertad contra cualquier autoridad en el poder. Egipto está siendo testigo de una clara situación de deterioro de los derechos humanos, en particular a la vista de la detención indiscriminada de opositores y activistas políticos, muchos de los que cuales ni siquiera pertenecen a la Hermandad Musulmana. El pasado mes de noviembre fue aprobada una polémica ley anti-protesta, una regulación que ha llevado a la detención y condena de miles de personas, con ejemplos como el del sonado caso de Ahmed Maher, co-fundador del movimiento 6 de abril, el cual ha sido posteriormente prohibido. El acoso al que se ven sometidos académicos, jóvenes revolucionarios y estudiantes universitarios que han osado levantar su voz contra el régimen no ha hecho sino aumentar en los últimos meses. Para muestra, un botón: Amr Hamzawy, uno de los políticos e intelectuales liberales más destacados de Egipto, fue acusado de insultar al poder judicial en un tweet en el que se limitaba a criticar una sentencia en contra de tres ONGs estadounidenses. Muchas organizaciones de la sociedad civil, como el Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales (cuyas oficinas fueron allanadas y cuyos miembros fueron detenidos y algunas de las trabajadoras incluso acosadas en diciembre pasado), han sido hostigadas y amenazadas. Según el índice de democracia de Freedom House, la situación en Egipto se ha deteriorado o estancado con respecto a todos los indicadores.
El ambiente también se ha deteriorado enormemente en lo que al trato recibido por la prensa se refiere. No se trata sólo de que los periodistas sean incapaces de siquiera ponerse en contacto con los responsables de la campaña de Al-Sisi, sino deejemplos como el del periodista Abdullah Elshamy, al borde de la muerte como consecuencia de una huelga de hambre de más de 100 días por haber sido encarcelado injustamente acusado de pertenecer a un grupo terrorista y difundir noticias falsas. Otros tres periodistas de Al Jazeera, junto con otros 17 acusados, están siendo juzgados por difamación y apoyo a los Hermanos Musulmanes de Morsi, y se enfrentan a cargos que han provocado la indignación internacional. Se trata también de periodistas extranjeros inocentes, golpeadas con saña en manifestaciones, acusados de difundir mentiras en sus países acerca de la objetividad del proceso de transición. Justo después de que la constitución fuera suspendida el pasado 3 de julio, las fuerzas de seguridad ya cortaron la señal de todos los medios de comunicación considerados islamistas y allanaron sus oficinas en una ofensiva que llevó a la posterior detención de los primeros periodistas.
Egipto se erige hoy en día en un ejemplo de lo que podría llamarse “justicia selectiva“. El mundo entero se acongojó cuando el pasado marzo tanto el líder de los Hermanos Musulmanes, Mohammed Badie, como 622 de sus seguidores fueron condenados a muerte por el tribunal penal de Minya, que confirmó la sentencia de muerte para 37 de los mismos. El resto fueron encarcelados de por vida en un juicio que ha tenido secuelas y que en esta ocasión sólo duró unos pocos días y se desarrolló en dos sesiones sin siquiera escuchar los argumentos de la defensa. El propio fiscal declaró hace unos pocos días que el proceso no había tenido sentido alguno. El Gobierno de Egipto afirma que su poder judicial es independiente, y lo peor del caso es que esa parece ser la verdad: los jueces egipcios no hacen sino representar a una (vociferante) mayoría de la población, a la que se ha lavado el cerebro a base de declaraciones oficiales, propósitos demagógicos y programas de dudosa objetividad retransmitidos por la televisión pública.
Foto: Amr Abdallah Dalsh
Estos no son sin embargo los desafíos a los que la prensa hace referencia con mayor énfasis. Y es que la economía de Egipto – aún controlada en aproximadamente un 30% por el poderoso Ejército – se encuentra hoy en un estado aún peor de lo que estaba hace un año. Las subvenciones a los combustibles y alimentos no son ya sostenibles, algo que se ha convertido en la norma en muchos países de la región. El turismo y la inversión extranjera siguen siendo quasi inexistentes. El déficit presupuestario sigue siendo peligrosamente alto. También lo es la tasa de desempleo, que día tras día amenaza con llevar de nuevo a los egipcios a tomar las calles. Aunque existe la posibilidad de que se reanuden las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, las condiciones que impondrá la organización serán draconianas y tendrán un impacto no desdeñable en el día a día de los ciudadanos egipcios. En el ínterin, mientras se predica a diestro y a siniestro la necesidad de que los egipcios se sacrifiquen bajo el emblema de la austeridad, a pocos se les escapó que el salario del Presidente ha aumentado en un 950%. La corrupción sube así puestos en la lista de las principales preocupaciones de los egipcios de a pie.
En el plano geopolítico, Egipto le llevará unos años recuperar su posición de líder del mundo árabe. Basta con echar un vistazo a los más fieles aliados de Egipto hoy en día: Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos – cuyo apoyo a los Salafistas no ha pasado desapercibido -, países que han canalizado enormes cantidades de dinero para apoyar al régimen militar. Antes de ellos lo hacía Qatar, cuya vinculación con los Hermanos Musulmanes ha sido uno de los principales motivos que han llevado al pequeño país del Golfo – cuyo papel a comienzos de la Primavera Árabe es más que destacable – a enemistarse con gran parte de sus vecinos. Y antes de ellos lo hacían los Estados Unidos, cuya “ayuda militar” fue ideada como poderosa garantía del Acuerdo de Paz entre Egipto e Israel de 1979. Egipto fue un gran imperio y sus habitantes siguen sintiéndose hoy herederos de los faraones. Gran parte de esta gloria pasada fue recuperada en los tiempos de Nasser y auge del panarabismo. Parece hoy Egipto demasiado angustiado por recuperarse de la inestabilidad interna como para preocuparse por influir en la multitud de acontecimientos que le rodean.
Por último, pero no menos importante, resulta hoy casi imposible hablar de Egipto sin hacer alusión a la situación de la mujer. El régimen hizo saltar las alarmas cuando millones de espectadores reaccionaron con rabia e indignación ante un vídeo que circulaba por YouTube y mostraba a una joven desnuda y ensangrentada tras haber sido violada por un grupo de hombres en plena celebración del comienzo del reinado de Al-Sisi, acontecimiento no aislado que precisamente tuvo lugar en la plaza que tantas ilusiones despertó en el pasado. No sólo violaciones de ese calibre, sino casos de acoso sexual son más corrientes de lo que nadie podría imaginar, e incluso hay estudios que afirman que 9 sobre 10 mujeres se han visto en esa situación al menos una vez en su vida. En una sociedad en la que las mujeres van a la universidad, trabajan y participan en la vida pública, resulta cuanto menos sorprendente que su estatus y dignidad se vean puestos en entredicho día tras día. Las causas, según los expertos, son varias: una educación insuficiente o inexistente en este sentido, la frustración de los hombres egipcios, la religión, la imposibilidad de muchos jóvenes de casarse bien pasados los 30…
El nuevo Presidente de la República Árabe de Egipto tiene pues ante sí un panorama desolador en el que destacan tareas cuanto menos sisíficas. Muy a su pesar, e independientemente de la intensidad con la que prosiga la lucha contra los Hermanos Musulmanes, parece improbable que se consiga acabar con una organización creada casi un siglo atrás y que ha conocido represión y persecución la mayor parte de su historia. Tampoco será tan fácil silenciar a una población que hoy en día ansía la estabilidad y la tranquilidad más que nada en el mundo, pero que tanto en 2011 como en 2013 descubrió el poder que era capaz de ejercer y se atrevió a cuestionar lo que sus autoridades decidían. Una población que tarde o temprano se dará cuenta – si no lo han hecho ya – de la necesidad de reconciliación que obstaculiza el proceso de reconstrucción de un verdadero estado del que puedan volver a sentirse orgullosos. Quizás Al-Sisi sea el héroe del momento, quizás su imagen aún reluzca en paneles, pósters y camisetas vendidos en cualquier esquina. Pero sus “súbditos” han demostrado que son ciudadanos de un país en el que no puede darse nada por sentado.
El Gobierno de Abdel Fatah al Sisi condena a un grupo de periodistas de la cadena Al Jazeera en un juicio con claras faltas formales que abre la puerta a la duda de la legitimidad del mismo. La comunidad internacional critica la sentencia junto a unos Estados Unidos que desconciertan con su apoyo militar al régimen.
Este joven niño egipcio, Ahmed Ali, de 12 años de edad en el momento de realizar la grabación, fue entrevistado en El Cairo por el diario El Wady allá por octubre de 2012. Su sofisticada y lúcida crítica hacia el gobierno egipcio es simplemente sorprendente.
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