“Muchos sonidos a mi alrededor zumban, resuenan como miles de avispas penetrando en mis oídos cansados, incesantes acaban con mi poca paciencia herida a lo largo de tres kilómetros de la enorme serpiente metálica”
La Reforma Energética propuesta por el ejecutivo federal mexicano fue aprobada el 12 de diciembre pasado y consiste en la modificación de los artículos 25, 27 y 28 constitucional. Con esta reforma el sector petrolero y eléctrico de México quedan abiertos a la inversión de capital extranjero.
De esta legislación se desprenden dudas sobre la legalidad del proceso, la corrupción en el sector petrolero y su legitimidad debido a las manifestaciones en contra de la reforma.
La reforma energética rompió un paradigma histórico para México, dado que el Estado Mexicano había estado a cargo de la explotación de los hidrocarburos desde que en 1938 el presidente Lázaro Cárdenas decretara la expropiación petrolera debido al mal manejo que hicieron las compañías extranjeras.
Este cambio en la Constitución es considerado por un sector de la población mexicana, principalmente por la izquierda, como un atentado a la soberanía nacional, una traición a la historia y a la patria. Su argumento es que la economía de México se basa en el petróleo, por lo que aseguran confiarlo a compañías extranjeras pondrá en riesgo a la nación y su soberanía; además, debemos considerar los riesgos ambientales que la reforma conlleva.
Con la apertura a capital de extranjero, la izquierda considera a la reforma como la consumación de la privatización de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Es menester plantear lo que sucede fuera del círculo rojo de la Reforma Energética: La administración del Presidente Enrique Peña Nieto (EPN) se ha caracterizado por impulsar las reformas, pero la mayoría de los mexicanos no entienden en qué consiste a detalle cada una de éstas, ni su porqué. Para el grueso de la población, la política reformista de EPN es ininteligible; mientras tanto, otros nos esforzamos por entenderlas. Así no funciona una democracia.
Y en este sentido, el hermetismo que ya evidenciaron algunos medios y analistas es una situación que entorpece la labor periodística. La falta de transparencia y de difusión por parte de los legisladores sobre las leyes secundarias de la Reforma Energética tampoco ayuda a solucionar el proceso; éstas las conoceremos a partir de febrero de 2014.
Además de todo ello, quedan por analizar varias aristas que evidencian la ignominia de nuestros “electos” representantes y su Reforma Energética.
El proceso para reformar los mencionados artículos constitucionales sorprendió a propios y a extraños debido al poco tiempo en que tardó en lograrse. Aunque los legisladores priistas aseguren que se lleva años trabajando en reformas petroleras, una reforma de este calado era impensable hasta ahora, ya que los hidrocarburos eran intocables.
Es por esta aprobación de la reforma en tiempo récord que surgieron sospechas respecto a la legalidad en dicho proceso. Sin embargo, hay que decirlo claramente, el proceso legislativo, fuera de lo establecido en la ley, no es fijo. Por ello la forma, tiempo o procedimiento en el que sucedió la legislación no va en contra de la ley mexicana.
Lo único que delimita al proceso legislativo en México son normas jurídicas, fuera de éstas cualquier tipo de procedimiento para legislar es legal. Pero es necesario señalar algunas circunstancias que ensuciaron el proceso de aprobación de la Reforma Energética.
Corrupción
Uno de los políticos mexicanos percibido como de los más corruptos por la población es Carlos Romero Deschamps. Líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), también es senador por el partido del gobierno (PRI) y se ha caracterizado por presumir sus riquezas y las de sus hijos en redes sociales.
Desde hace años se ha criticado a este tipo de personajes en la política mexicana, su continuidad y la impunidad que los rodea. El caso de la Reforma Energética está estrechamente ligado al sindicato petrolero. No se dejaron esperar las críticas y durante casi todo el proceso de reforma no se puso el tema sobre la mesa.
Entre el 9 y 10 de diciembre no se había mencionado al sindicato y de pronto, mágicamente, se incluyó ese punto en la minuta. El oficialismo utilizó al sindicato como una fuente de prestigio y se quedó corto respecto a lo que la oposición deseaba. Con una simple acotación al poder del sindicato petrolero no se acaba con la corrupción, debido a que es un subsistema alto complejo y que ha permeado en distintos sectores de la paraestatal PEMEX.
Bono de 35 millones: Se presume que esta cantidad se le dio a cada diputado para que pasaran la Reforma Energética en fast track, es decir, para que la aprobaran sin debatir, lo más rápido posible y sin cambiar una sola coma.
Reforma abierta
La Reforma Energética presenta cuatro modalidades de contratos para la participación de empresas privadas en la exploración y extracción de hidrocarburos: de servicios, de utilidad o producción compartida, de licencia, y “otras”. El problema es que este último apartado no especifica cuáles o de qué tipo, lo que deja incertidumbre.
Frenos a la consulta ciudadana
Ésta es una herramienta legal que el partido de izquierda, Partido de la Revolución Democrática (PRD), pretende utilizar para echar abajo la Reforma Energética. En términos generales, el PRD pretende conseguir un número determinado de firmas ciudadanas que no estén de acuerdo con la reforma para que sea improcedente.
El presidente de la Comisión de Energía en el Senado, David Penchyna, senador por el PRI, ya había anticipado que la consulta ciudadana no serviría de nada y un día después, su bancada le colocó un candado legislativo que evidenció el periodista Jenaro Villamil.
Algunos periodistas y analistas han considerado las acciones del PRD como simuladoras, puesto que estuvieron con el presidente en gran parte del proceso legislativo y sus medidas opositoras llegaron demasiado tarde.
El infarto y las protestas
Casi una semana antes de que la Reforma Energética fuera avalada por el Senado de la República, el líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sufrió un infarto.
López Obrador es líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Es la figura principal de la oposición y uno de los más acérrimos críticos del PRI, del PAN, de Carlos Salinas (Presidente entre 1988-1994), de Peña Nieto y de la derecha en general, a quienes en esta ocasión trató de “vendepatrias”. Incluso amenazó con denunciar al presidente por traición a la patria.
AMLO había encabezado la lucha en “defensa del petróleo” con marchas, protestas, convocatorias y firmas en la capital del país, al tiempo que emitía el discurso (nacionalista) sobre la pérdida de la soberanía si se privatizara PEMEX.
El movimiento que encabezaba Obrador pareció perder fuerza tras sufrir el dirigente un infarto. Dado que los otros representantes de la izquierda no tienen capacidad de convocatoria comparable a la del tabasqueño, las protestas parecieron mermarse.
A pesar de ello, las protestas se dejaron sentir por todos lados, en las calles, a las afueras y dentro de los recintos legislativos, asociaciones civiles, de expertos, en los medios, online, impresos y redes sociales.
Todo esto evidencia la ignominia de esta reforma: hermetismo, falta de transparencia, corrupción y la falta de seguridad jurídica ponen en tela de juicio la Reforma Energética. Por si fuera poco, existe además un claro descontento de un sector de la población, lo cual hace pensar a los ciudadanos si la Reforma Energética, a pesar de mantener la legalidad en las formas, ha sido realmente legítima.
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