¿Qué papel juegan las redes sociales en la lucha contra el terrorismo? Tras el atentado en Nueva Zelanda, reflexionamos sobre el tema en esta explicación.
¿Qué papel juegan las redes sociales en la lucha contra el terrorismo? Tras el atentado en Nueva Zelanda, reflexionamos sobre el tema en esta explicación.
¿Se pueden explicar las victorias de Donald Trump y del Brexit sin Internet? Los grupos de extrema derecha han encontrado en la Red un espacio donde legitimarse y extenderse, haciendo llegar su mensaje político a cada vez más ciudadanos.
¿Cuál es el secreto del auge del Estado Islámico? Las redes sociales han permitido al grupo adoctrinar y captar miembros hasta convertirse en el grupo con la mayor milicia extranjera de la historia. Ahora, esto plantea diversos problemas: ¿cómo enfrentamos el ciberterrorismo? ¿Los gobiernos están vulnerando los derechos de la ciudadanía en internet?
Seguro que has oído hablar del concepto de “capital social” de boca de algún político vinculándolo al talento de las personas, a su cualificación profesional o a la educación de todo un pueblo. ¿Pero sabes realmente lo qué es? Desde el punto de vista de clase de Bourdieu hasta la visión asociativa de Putnam, aquí te lo contamos.
"Nunca se había tomado tantas fotos, ni se había expuesto la propia imagen ante la valoración externa como ahora".
Las narrativas pueden inspirar a la gente a hacer cosas terribles, o hacerla retroceder contra estas voces extremistas. El Estado Islámico,ha demostrado ser experto en el manejo de las redes sociales para difundir su mensaje. Con alrededor de 82 millones de usuarios árabes y un porcentaje de uso de móvil del 110 por ciento en la región, la fiebre de las redes sociales ya está proporcionando el medio de propaganda perfecto para lanzar su mensaje.
Las redes sociales ha estado creciendo rápidamente en el mundo árabe desde 2011 y especialmente, durante el pasado año: un 49% en Facebook, 54% en Twitter y el 79% en LinkedIn desde mayo de 2013, según el Arab Social Media Report de junio de 2014. No es de extrañar que sea este el medio escogido por el grupo terrorista para lanzar su mensaje y reclutar a los yihadistas.
Las empresas de redes sociales y los gobiernos de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido han luchado para sofocar la presencia “online” del Estado Islámico, pero su presencia no se limita a este ámbito, ya que los terroristas también han utilizado fragmentos del exitoso videojuego Grand Theft Auto para reclutar a los jóvenes musulmanes. En el vídeo se observan personajes con estética yihadista como banderas y mensajes políticos que realizan simulaciones virtuales de atentados, algunos muy cercanos a los acontecidos en el mundo real.
¿Cómo reaccionan las redes sociales a este nuevo tipo de propaganda radical islamista?
Como una fuente anónima de la industria de medios de comunicación social afirmo a The Guardian, la eliminación de contenido y la prohibición de cuentas yihadistas puede no ser suficiente, en parte porque no llega a rebatir y anular sus argumentos. Al final, la guerra de la red contra el grupo Estado Islámico requiere relatos convincentes y batallas de hashtag – utilizando incluso sus propias palabras en contra de ellos.
Precisamente en este contexto aparece la campaña #NotInMyName, un punto de partida en la creación de una estrategia de contrapropaganda en redes sociales que frene la onda expansiva de este grupo. La ONG Active Change Foundation lanzó esta campaña el día de la conmemoración de las víctimas del 11-S, tras el asesinato del cooperante británico David Haines por el grupo terrorista. Los objetivos de la campaña #NotInMyName son denunciar al Estado Islámico y recordar a la gente en todo el mundo que la organización terrorista no representa el Islam en su conjunto.
Los usuarios de Twitter se han sumado a esta iniciativa del hashtag que ya ha sido tuiteado decenas de miles de veces. Las redes sociales están sirviendo para que decenas de miles de musulmanes expresen su indignación por los asesinatos y otros actos de violencia cometidos por grupos terroristas en nombre del Islam; y #NotInMyName está produciendo una ola de crítica y activismo con un alcance global.
Ganar la guerra en las redes sociales requiere de un esfuerzo sostenido y coordinado en nombre de ambas agencias gubernamentales y actores no estatales para emitir una narrativa convincente.
La pregunta sin respuesta por ahora es si estos actos de repulsa sobre las atrocidades cometidas por el Estado Islamico en redes sociales serán capaces de frenar o limitar su capacidad de atracción en el mundo islámico, o si por el contrario se convertirán en anécdotas sin verdaderas consecuencias.
Foto de Portada: Insite Blog on Terrorism & Extremism
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
Fundado en 2004, Facebook cuenta ya hoy con más de mil millones de usuarios activos tras diez años de exponencial crecimiento. Considerablemente a la cabeza de redes sociales como Pinterest, Twitter, Linkedin o Instagram, Facebook es, a día de hoy, un arma de doble filo: por un lado, contribuye a que la sociedad esté interconectada de manera constante y relativamente actualizada, lo cual genera una capacidad de impacto social (prueba de ello son por ejemplo los movimientos de impacto global del año 2011, en las que las redes sociales jugaron un papel fundamental) y por tanto con potencial para influir en los aspectos político, económico y cultural.
Pero, por otro lado, nos hace valorar más la cantidad que la calidad, perdemos la espontaneidad en la comunicación, nos conformamos con flashes de información más que con documentación que forje una opinión nuestra, nueva y original, generada de un ejercicio reflexivo. Sabemos menos estar solos y crear solos, y no nos damos cuenta que cuanto más alimentamos la compañía de baja calidad (la que no nos aporta nada a medio y largo plazo), menos sabremos estarlo.
El uso de Facebook tiene gran parte de su fundamento en un componente de comparación social, donde los usuarios observan el comportamiento de los demás y pueden compararlo con el suyo propio, generando sentimientos gratificantes cuando las comparaciones se inclinan favorablemente hacia uno mismo en relación con el resto (por ejemplo, tener un número considerable de“me gusta” en una foto o en un comentario propios, en comparación con el número de “me gusta” que consiguen los demás contactos). Así lo demostraba un grupo de científicos dirigidos por Dar Meshi, investigador postdoctoral de la Universidad Libre de Berlín, que reflejaba los estímulos cerebrales de 31 usuarios de Facebook. La investigación fue publicada en Frontiers in Human Neuroscience.
Desde una perspectiva evolutiva, la reputación nos importa porque indica que otros miembros de la comunidad pueden cooperar con nosotros, lo que nos puede proveer más recursos y esto a su vez incrementar nuestra calidad de vida y nuestras tasas de supervivencia. En otras palabras, ha sido la selección natural la que nos ha llevado a que nos importe nuestra reputación. Por tanto, estamos hablando de un factor motivacional, como lo son la comida o el dinero, y algunas fuentes de reputación las conforman las redes sociales, pues como afirma el científico Dar Meshi en su publicación, el resultado de nuestras diferencias individuales se basa en la investigación de otros y a través de redes como Facebook donde podemos compartir un status, aumentar el número de amigos u obtener un “me gusta”, incrementando con ello nuestra motivación cuanto más mejora nuestra reputación en comparación con las ganancias de reputación de los demás usuarios. Por este motivo no es de extrañar que Facebook sea uno de los gestores de la reputación online más utilizados en el mundo.
En cualquier caso, la transformación de la reputación real en la reputación online, o la nueva creación de una nueva gracias al poder de conservación de anonimato que estos medios ofrecen, genera consecuencias cualitativas observables en el individuo que no tienen por qué ser necesariamente positivas. Investigaciones recientes han revelado algunos efectos negativos de los medios sociales. Por ejemplo, Facebook interrumpe la productividad en las escuelas y reduce el promedio de calificaciones (Junco, 2011, 2012). Además, los informes de la adicción a Facebook han comenzado a surgir (Kuss y Griffiths, 2011).
Es necesario tomar en cuenta que el uso de facebook tiene distintos motivos y no únicamente el de la gestión de la reputación online, tal y como se ha indicado al principio. Pero, en cualquier caso parece claro que debemos ser siempre conscientes de la necesidad de un uso responsable y equilibrado de estos recursos para obtener el máximo de sus beneficios y no transformarlos en obstáculos, pues aunque las necesidades sociales y de reconocimiento son necesarias, no son más que un escalafón más entre otros tantos que no deberían ser perdidos de vista pues, parafraseando a Maslow, si sólo cuando tenemos satisfechas necesidades inferiores aspiramos a una necesidad jerárquicamente superior, sería una verdadera lástima enfrascarnos en las necesidades sociales y perdernos todo lo que de nosotros podemos obtener y que nos ayude a tener una vida más plena.
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
Los medios de comunicación en México fueron reprimidos, amordazados y censurados desde el S. XIX, se mantuvieron así en el S. XX y también en lo que llevamos de S. XXI. Ahora el gobierno pretende extender la censura a Internet.
Estonia abrió un precedente en la política 2.0 siendo la pionera en el voto electrónico. Con esta nueva iniciativa nace una nueva forma de participación política que conlleva nuevos canales de comunicación entre la clase política y los ciudadanos; Open Government. Las nuevas TEP (Tecnologías de Empoderamiento y la Participación) en este nuevo escenario político son las redes sociales, las cuales dotan a los ciudadanos de micro-poderes. En este post nos preguntamos ¿son éstas democráticas? Y vamos más allá, ¿está la clase política española preparada para la política 2.0?
Son la generación que luchó para lograr el estado de bien estar que tenemos y ahora vuelven a luchar para que no lo perdamos. Son los Iaioflautas, un grupo de abuelos y abuelas vinculados al 15-M, activistas crecidos en las luchas antifranquistas, que a través de la acción directa, indican a los culpables de la crisis.