La obra de John Hughes, tanto en su faceta de director como en la de productor, no es sólo el recuerdo afectado de unos años decisivos en la vida de cualquiera: su mensaje es que el adulto no siempre tiene razón, ni siempre estará ahí para darte apoyo y consuelo. Ese giro en la creencia habitual de un adolescente, esa apertura de mente, puede, a ciertas edades, ser poco menos que revolucionario.