No podemos negar que en las últimas décadas la mujer ha ganado, y sigue luchando por, la igualdad de derechos. Sin embargo, sigue siendo considerablemente poco visible en el mundo de la cultura. Inge Morath, conocida por el epíteto de “la dama de la fotografía”, una mujer notable que ha servido como inspiración a muchas otras artistas que han decidido sortear los obstáculos del (masculinizado) ámbito cultural para observar y narrar el mundo desde su cámara.
Inge Morath (1923 – 2002), nacida en Austria en el seno de una familia de científicos, estudió lenguas románicas en Berlín y Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su etapa universitaria realizó algunos cursos de periodismo, trabajó como traductora y posteriormente trabajó como corresponsal y editora de la revista Heute. En la publicación colaboró junto con el fotógrafo Ernst Haas, con el cual trabajaría posteriormente en la empresa de Robert Capa, la afamada agencia con sede en París, Magnum Photos.
Su inicio en la fotografía tuvo que esperar hasta 1951, año en el que se trasladó a Londres a raíz de su matrimonio con el periodista inglés Lionel Birch. Desprovista de la compañía de fotógrafos, se lanzó a retratar su entorno y descubrió en este arte una nueva forma de expresión universal, llegando a afirmar: “Tal y como continuaba fotografiando me sentía pletórica. Sabía que podía expresar las cosas que quería transmitir dándoles forma a través de mis ojos.” A las influencias de Robert Capa se le sumaron las de su mentor Simon Guttman. En un inicio se valoraba su ojo pero su técnica era insuficiente, no obstante fue mejorando poco a poco. Tras su divorcio de Lionel Birch, volvió a París y realizó una serie de fotografías de sacerdotes católicos militantes, que vivían la realidad social de los barrios obreros más depauperados de la ciudad. Gracias a la serie consiguió ser aceptada como miembro de pleno derecho en la agencia Magnum, siendo esta la primera fotógrafa que pisase la agencia.
“Tal y como continuaba fotografiando me sentía pletórica. Sabía que podía expresar las cosas que quería transmitir dándoles forma a través de mis ojos.”
Inge se dedicó a viajar cubriendo historias en África, Europa, Oriente Próximo, Sud América y Estados Unidos acompañada de su cámara y dedicó su primer libro a España, titulado Fiesta en Pamplona. Se asentó en EEUU tras su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller en 1962, pero realizó importantes viajes a países como Rusia o China que captaría con su lente.
A lo largo de su carrera, Morath fotografió a famosos escritores, a artistas de la talla de Jean Arp, Alberto Giacometti o Andy Warhol, fue directora de fotografía para numerosas películas hollywoodienses y retrató a celebridades de Hollywood tales como Marylin Monroe. En su fotografía se alejó de la tragedia y trató de buscar la cercanía, la poética, el intimismo. Sintió una mayor predilección por el blanco y el negro, aunque también realizó algunos trabajos a color. Una manera perfecta de acercarse a su obra es a través de los escritos en los que comentó su propia creación, ya que Ingrid Morath fue una mujer culta, inteligente y con un gran don de la palabra:
“En mi corazón me gusta seguir sintiéndome amateur en el sentido de estar enamorada de lo que hago, siempre impresionada otra vez de las posibilidades infinitas de ver y usar la cámara como un instrumento de registro.”
Tras la muerte de la fotógrafa, en el 2002, se estableció el Premio Inge Morath, otorgado anualmente a mujeres fotógrafas menores de 30 por la Fundación Inge Morath en cooperación con la Agencia Magnum.
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