Nos encontramos ante un panorama de desplazamiento forzado sin precedentes que ha obligado a más de 60 millones de personas en todo el mundo a huir de sus hogares a consecuencia de los conflictos, la persecución y las violaciones de derechos humanos. Países como Líbano, Turquía o Jordania están haciendo un esfuerzo de acogida enorme. ¿Qué está haciendo Europa?
Vulneración de un derecho humano
La Unión Europea debe dar respuesta a la situación de las personas que llegan a nuestras fronteras huyendo de la guerra y la violencia. No sólo como deber moral, sino también jurídico, ya que existen instrumentos internacionales y regionales que establecen que las personas refugiadas tienen derecho a solicitar asilo y la UE tiene la obligación de considerar dichas solicitudes y acordar protección internacional al asilado que cumpla los requisitos. Dichas obligaciones están siendo sistemáticamente incumplidas por muchos de los Estados miembro de la Unión.
El derecho de asilo es el derecho de toda persona a buscar protección fuera de su país de origen o de residencia habitual y disfrutar de ella en caso de tener fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social. La persecución por motivos de género, incluida aquella motivada por la preferencia sexual y la identidad de género, están incluidas en las causas de persecución que reconoce este derecho.
El derecho a asilo aparece en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y se desarrolla más adelante en la Convención de Ginebra de 1951 y su Protocolo de 1967. Asimismo, este derecho aparece en otros tratados internacionales y regionales como la Carta Europea de Derechos Fundamentales y, de manera indirecta, en la Convención Europea de Derechos Humanos de 1950 . El Estado español reconoce el derecho a asilo en su Constitución y lo regula a través de la Ley de Asilo 12/2009.
La fortaleza Europa
Sólo en lo que llevamos de 2015 alrededor de 2.800 personas han perdido la vida tratando de alcanzar la protección y seguridad en Europa. Y muchas de las que lo consiguen no ven garantizada una adecuada protección en los países de acogida, siendo vulnerados sus derechos en las fronteras.
Europa llega tarde y mal. Esta crisis insta a los europeos y a sus instituciones a ser responsables del destino de miles de refugiados desprotegidos, que una vez consiguen huir de los conflictos que sufren sus países, al llegar a Europa terminan encontrándose ante un muro burocrático (cuando no real, como en el caso de Hungría). ¿Estamos asistiendo al desmoronamiento de Schengen?
El pasado 9 de septiembre la Comisión Europea planteó nuevas propuestas para la gestión de los flujos migratorios:
- El traslado de 120.000 solicitantes de asilo desde Italia, Grecia y Hungría (que se suman a los 40.000 planteados en la propuesta de mayo). El total de solicitantes de asilo a trasladar asciende por tanto a 160.000.
- Una lista de Países de Origen Seguros.
- Un mecanismo permanente de reparto que distribuirá a los solicitantes de asilo entre los Estados miembro en función de su capacidad de absorción, que se calculará teniendo en cuenta los siguientes criterios: población (40% de ponderación), PIB (40%), media de solicitudes de asilo recibidas entre 2010 y 2014 (10%) y tasa de desempleo (10%).
Los Estados miembro participantes en el sistema recibirán 6.000 euros por persona reubicada, con una tasa de prefinanciación del 50%. Los países desde los que serán trasladados los solicitantes de asilo obtendrán 500 euros por persona para cubrir los gastos de transporte.
La propuesta contempla que, si por razones justificadas (como un desastre natural) un país no puede participar de manera temporal en el mecanismo, tendrá que hacer una contribución al presupuesto de la UE de hasta el 0,002 % de su PIB.
El pasado lunes 14 de septiembre se celebró una reunión de ministros del Interior europeos, en la que no se alcanzó un acuerdo para fijar el reparto de estos 120.000 refugiados entre los Estados Miembro, ya que países como Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumania rechazan abiertamente el sistema de cuotas obligatorio.
La presión es alta para los Estados después de que el Parlamento Europeo diese respaldo político por amplia mayoría al sistema de reparto propuesto por la Comisión y el pasado 22 de septiembre estas cuotas se confirmasen. Veremos si puede producirse lo no conseguido hasta ahora: que aquellos que huyen de la guerra y de la crueldad terrorista encuentren en la UE la acogida que les corresponde.
España reacciona. A medias. Y tarde.
El primer plan de la Comisión Europea de reparto de 40.000 refugiados en mayo de este año fue acompañado por un regateo por parte de los Estados. El Gobierno español no fue menos y aceptó sólo un tercio de la propuesta de la Comisión (1.300 de 4.288 personas), haciendo todo lo posible para que el reparto no fuera obligatorio.
Pero el gobierno ha reaccionado: ha pasado de justificar que no admitiría a más de 1.300 refugiados debido a la situación económica y de desempleo del país a afirmar que admitirá lo que dicte la Unión (14.931 refugiados). Este cambio se debe, entre otras razones, a la presión ciudadana y política de las grandes ciudades y la movilización de la opinión pública, como las manifestaciones celebradas en diversas ciudades del territorio español, o la iniciativa de una red de ciudades refugio.
El Gobierno ha decidido destinar 13 millones de euros durante 2015 y 2016 al sistema de acogida e integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional. Cantidad que será gestionada por la Cruz Roja, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y la Asociación Comisión Católica Española de Migración (ACCEM).
España tiene capacidad para acoger a más gente. Y también tiene capacidad para desarrollar el reglamento de la ley de asilo que, a pesar de haber sido aprobada en 2009, éste no ha sido acordado. Si no hay reglamento, gran parte de la norma no se cumple en la práctica, como por ejemplo la posibilidad de solicitar asilo en embajadas y consulados españoles (artículo VI). Esto permitiría, por ejemplo, que España se hiciese cargo del traslado (evitando así que la gente arriesgue su vida para llegar a Europa antes de pedir asilo).
España es uno de los países europeos con menos solicitudes de asilo de Europa: 5.947 en 2014, comparado con las 43.000 de Italia (sólo hasta octubre), 23.000 de Reino Unido y las más de 100.000 de Alemania. Recibimos un 0,9% del total de las solicitudes de asilo a la Unión Europea, y somos geográficamente una puerta de entrada a Europa. ¿Cómo podemos explicar esto? Veamos algunas razones:
- España no ha permitido que las personas que llegaban a Ceuta y Melilla hicieran uso del sistema de asilo. Según CEAR, “desde 2005, ninguna de las personas que accedía a la valla de Melilla podía pedir asilo, porque se les estaba aplicando un no procedimiento: se les estaba devolviendo según entraban en el entrevallado”. España ha estado incumpliendo la Convención del Estatuto del Refugiado del 51 con las devoluciones en caliente y está siendo investigada por la Comisión Europea.
- Los acuerdos de readmisión suscritos con los principales países de emisión y tránsito de las migraciones hacia sus fronteras.
- El blindaje de las costas, gracias a la vigilancia desplegada por FRONTEX, y la militarización de zonas fronterizas (como ocurre en las vallas de Ceuta y Melilla).
- Cuando las solicitudes son formuladas y admitidas a trámite en Ceuta y Melilla, se impide a los solicitantes su paso a territorio peninsular, prohibiendo la libertad de circulación.
- Una falta de recursos. Como afirma CEAR “Teníamos un buen sistema, pensado para 2.000 o 3.000 solicitudes. No para 6.000. En 2014 se saturó, hay una lista de espera para poder acceder a los Centros de Acogida de Refugiados y se ha acortado la estancia para poder permanecer en ellos”.
Es momento de actuar
La Red Acoge, Amnistía Internacional, CEAR, ACCEM, Save the Children y la Coordinadora de ONGD han presentado un manifiesto en el Ministerio del Interior exigiendo las siguientes medidas:
- Evitar más muertes en el Mediterráneo manteniendo (y mejorando) la capacidad de búsqueda y salvamento en las principales rutas de migración a la UE que se ajuste a las previsiones de desplazamientos.
- Habilitar vías legales y seguras para obtener protección evitando que las personas se vean obligadas a acudir a rutas peligrosas. Un Visado Humanitario Europeo (VHE), que dentro de la regulación de asilo europea se considera una excepción, podría proporcionar a los refugiados una vía de entrada segura, ya que se podría solicitar directamente desde un tercer país, y también aumentaría el control de estos flujos por los Estados miembro.
- Garantizar una acogida digna y una adecuada protección en todos los Estados así como el cumplimiento de los estándares en la recepción y en la tramitación de las solicitudes.
- Garantizar el respeto de los derechos humanos y del derecho de asilo en las fronteras exteriores de la UE poniendo fin a las devoluciones ilegales y las violaciones de derechos humanos, incluidos los malos tratos y el uso excesivo o innecesario de la fuerza.
- El desarrollo de una lista de “Países de Origen Seguros” a nivel europeo conlleva graves consecuencias, ya que las solicitudes de asilo realizadas por personas originarias de países incluidos en el listado pasan en principio a ser consideradas como infundadas.
- Revisar la legislación europea que limita la libertad de circulación de los solicitantes de asilo que consiguen ser admitidos en la UE.
- Aliviar la presión sobre los países con fronteras exteriores a través de un programa de reubicación de emergencia.
En situaciones de emergencia las decisiones y la implementación de medidas deben realizarse con rapidez. Hablar de cifras puede resultar frívolo ante las imágenes de miles de personas tratando de cruzar las fronteras europeas o que deambulan por Europa. Pero en pocos meses (o días) podemos encontrarnos con más situaciones trágicas que nos revolverán de nuevo el estómago.
Muchos europeos están ofreciendo su ayuda, pero sólo mediante la coordinación de los Estados e instituciones europeas e internacionales se podrá gestionar este éxodo y cubrir las necesidades de alojamiento, alimentación y seguridad. Necesitamos que nuestros dirigentes o “líderes” asuman sus responsabilidades y actúen en consecuencia de manera urgente. Pero también necesitamos soluciones a largo plazo y una mejora del sistema de asilo europeo. ¿Es quizá esta crisis el empujón que necesitan los 28 para poner en funcionamiento el Sistema Europeo Común de Asilo (SECA)?
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
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