25/03/2023 MÉXICO

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Nayla Videla08/10/2014
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La crisis política en Ucrania que se desató en noviembre del año pasado ha provocado tensiones en las relaciones entre Rusia y Occidente. Estados Unidos y la Unión Europea le han impuesto sanciones económicas y financieras a Moscú por su apoyo a la anexión de Crimea a territorio ruso. Como consecuencia, Rusia ha respondido con la prohibición de las importaciones de productos alimenticios y agropecuarios provenientes de aquellos países. Así es como se abre un mercado con gran potencial para los productos latinoamericanos.

Ante un escenario mundial en el cual Rusia es acusada, por Washington y Bruselas, de violar el principio de ”No injerencia en los asuntos internos de los Estados” al intervenir en el conflicto en Ucrania, se le impusieron diversas penalidades. Entre las medidas se encuentran la prohibición a diversos políticos rusos del ingreso a Europa y congelamiento de sus activos, el incremento de dificultades para la financiación de las empresas rusas, dificultades para la importación de materiales destinados al sector energético, entre otros. La intención de estas sanciones es atacar al núcleo de la economía y del poderío ruso: el sector energético (dificultando la financiación e inversión europea en empresas estatales Gazprom, Rosneft y Transneft) para así convencer a Rusia de la necesidad de negociar.

El Secretario de Estado norteamericano John Kerry, junto a C. Oleksandr Turchnov Presidente interino de Ucrania y el Primer Ministro Arseniy Yatsenyuk – Conversaciones en Kiev Marzo 2014

En respuesta, el Kremlin prohibió la importación por un año de alimentos y productos agropecuarios desde la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia y Noruega. La lista de productos afectados incluye las carnes de vaca, pollo y cerdo, el pescado y sus sub-productos, los productos lácteos y por último, las frutas y verduras. También, las autoridades anunciaron que estudian limitar la importación de autos, textiles y hasta está considerando cerrar su espacio aéreo a las aerolíneas europeas. La decisión también contempla respaldar a las empresas rusas afectadas por las sanciones europeas y estadounidenses otorgándole ayudas económicas.

Rusia es un importador neto de productos alimenticios. Las cifras correspondientes al primer cuatrimestre del año fueron de 16.900 millones de dólares y sus exportaciones de 7.100 millones de dólares.

En cuanto a sus socios comerciales, Rusia absorbe el 10% de las exportaciones agrícolas y agroalimentarias de la UE por un monto de 12.000 millones de euros por año. Por lo cual, estas prohibiciones no sólo pueden implicar la pérdida del negocio sino la saturación del mercado interno europeo. En cambio, para Estados Unidos, la nueva norma no implica un daño sustancial. El año pasado las exportaciones americanas equivalieron a 1.300 millones de dólares y, de ese total, los productos afectados corresponden sólo a la mitad. Ocurre una situación similar con Australia, los bienes prohibidos solo corresponden a 30 millones de dólares. No son cifras importantes para las dimensiones de estos dos países.

La Ministra de relaciones exteriores de Ecuador, María Isabel Salvador, y el Canciller de Rusia Sergey Lavrov

Para evitar la escasez en el supermercado, el gobierno ruso está buscando diversificar sus mercados recurriendo a América Latina, la cual tiene una matriz de exportaciones alimenticias muy amplia, que incluye los productos que Rusia prohibió importar. En este marco, se realizaron encuentros entre el director del Servicio ruso de Inspección Agrícola y Ganadera, Serguéi Dankvert y los embajadores ecuatoriano, chileno, argentino y uruguayo en Moscú. En esta serie de reuniones, Ecuador que es uno de los mayores socios latinoamericanos de productos no petroleros, propuso exportar más atún, café, brócoli, frutas tropicales y lácteos; Chile busca aumentar las exportaciones de carne de cerdo, pollo, pescados, verduras y frutas. En la misma línea, Argentina pretende aumentar sus suministros de ternera, cerdo y pollo, quesos, leche en polvo, mantequilla, verduras y productos del mar; Y Uruguay, propuso aumentar las exportaciones de carne de calidad suprema y abordó la posibilidad de transportar al mercado ruso cabezas de ganado.

Si bien Brasil no participó en la comitiva, se espera que suceda en breve. Este país es uno de los principales proveedores de productos alimenticios del mercado ruso y se destaca en carne bovina. Según Seneri Paludo, Secretario de Política Agrícola del Gobierno de Brasil, el país espera no sólo aumentar este volumen sino también el de maíz, soja y carnes vacunas. Con el objetivo de afianzar esta propuesta, Rusia ha levantado algunas restricciones sanitarias a alimentos que recaían sobre productos de la región. Por ejemplo, la leche brasilera. También se ha interesado en mejorar la logística entre ambos mercados como establecer vuelos charter entre Ecuador y Rusia para agilizar el transporte de mercadería.

La situación coyuntural es ideal para el aumento de las exportaciones de la región. Para poder efectivizar este nuevo negocio es necesario que cada gobierno trabaje junto al sector privado. Cada producto y cada destino tienen sus particularidades en el comercio internacional, por lo tanto desde las diversas agencias gubernamentales de Promoción de las Exportaciones deben ofrecer asistencia y capacitación sobre este nuevo y potencial mercado. Por ejemplo, Argentina ya se encuentra desarrollando una Agenda Empresarial por este asunto.

Las mejoras comerciales de este tipo no son las mejores ya que el aumento del volumen exportable es coyuntural. La cuestión no reside solamente en tomar esta oportunidad sino en aprovecharla para mejorar la competitividad real.

Frente a la respuesta positiva de America Latina de profundizar la relación comercial con Rusia, la UE ha manifestado su malestar. Optó por manifestar sus quejas por la vía diplomática pero es importante que no se endurezcan las relaciones y no se lleve esta disputa al campo político. Los respectivos gobiernos deben sopesar tanto el lado económico como el político del asunto. En cuanto la situación a Rusia, realizó la denuncia a la Organización Mundial de Comercio.

Las situaciones de crisis que se fueron acumulando a lo largo de los últimos meses afectaron a las relaciones diplomáticas entre Rusia y Occidente. Aún no se sabe qué destino le depara. Sin embargo, de toda crisis surge una oportunidad, y es el turno de América Latina de aprovecharla.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro


Joan Colom18/07/2014
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Uno de los temas clásicos, si no el que más, usado por los críticos de Estados Unidos para atacar su sistema económico y social es su sistema sanitario. Una de las características principales de este sistema, que lo hace tan conocido y polémico a la vez, es su no universalidad. Es uno de los pocos países ‘industrializados’ que no ofrece un sistema de salud universal. Esto quiere decir que un porcentaje variable de la población no tiene ninguna cobertura sanitaria y en caso de necesitarla todo el gasto correría a cargo del bolsillo del particular. Atendiendo a los costes de la atención sanitaria, buena parte de la población estadounidense sin seguro médico no puede permitirse enfermar.

Mapa interactivo: la crisis del capitalismo se come la sanidad en Estados Unidos
Pincha en el mapa interactivo para verlo ampliado

Para hacerse una idea uno puede fijarse en este mapa interactivo de los compañeros MetricMaps en el que vemos la evolución desde 1999 hasta 2012 del porcentaje de la población por estado sin seguro médico. En él se observa que, mientras los primeros años los porcentajes se van reduciendo fruto del buen estado de la economía, a partir de 2006/07 los números empiezan a crecer llegando al 25% en estados como Texas, Nevada o Lousiana. Estamos hablando de un cuarto de la población (en esos estados) sin ningún tipo de cobertura sanitaria.

Población sin cobertura médica

Para ser más específicos se exponen a continuación una serie de datos procedentes de la encuesta del National Health de 2012 sobre el número de habitantes con un nivel 0 de cobertura sanitaria. Los datos se muestran por rangos de edad, pues la administración estadunidense tiene programas de seguro públicos para mayores de 65 años y menores de 18 (detallados más adelante).

Entre los menores de edad un 6,6% de los encuestados no tiene ningún tipo de cobertura sanitaria, mientras que el 93,4% restante se divide entre seguro privado (51,3%) y seguro público (42,1%). El grupo de edad más problemático es el de los adultos entre 18 y 65 años. Según la encuesta un 20,9% de los americanos no tiene seguro sanitario alguno y el resto dispone, en su gran mayoría, de seguro médico privado (64,1%) excepto un 15% de la población que tiene acceso a algún programa público de seguro sanitario atendiendo a circunstancias especiales.

No es casualidad que entre los años 2006/07 se produjera el cambio de tendencia hacia mayores porcentajes de población sin seguro o cobertura sanitaria pues el sistema sanitario de Estados Unidos tiene una gran dependencia del buen funcionamiento de su economía y al fallar ésta, con el inicio de la crisis, empieza a fallar todo. ¿Por qué?

¿Cómo funciona el sistema de salud de Estados Unidos?

Como ya se ha apuntado anteriormente, los servicios de salud en los Estados Unidos se dividen entre los sectores público y privado. El mayor proveedor de servicios de salud es el competitivo sector privado, generalmente contratado por el empleador aunque no sin contribución económica del empleado.

El sector público está representado por el Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) y tiene como objetivo proveer los servicios sanitarios públicos a aquellos que no puedan permitirse un seguro privado. El Congreso determina el presupuesto del HHS.

Dentro del sector público, el gobierno de Estados Unidos es proveedor directo de servicios de salud a excombatientes, indios y nativos estadounidenses, así como a presidiarios.

El sector sanitario público se basa en tres pilares:

1. En primer lugar Medicare, destinado a todos los ancianos mayores de 65 años y personas con discapacidades permanentes (los beneficiarios pagan una parte).

2. El Medicaid, que tiene como objetivo cubrir las necesidades básicas de los más pobres, discapacitados y personas en estado de precariedad socioeconómica. Para beneficiarse de él es requisito imprescindible haber trabajado en el país durante 10 años. El programa tiene un límite de permanencia de 5 años.

3. El tercer pilar es el SCHIP (State Children’s Health Insurance Program). Este programa ofrece seguridad sanitaria a los niños menores de 18 años con bajos ingresos familiares, aunque superiores a los de los beneficiarios del Medicaid.

El sector privado se basa en la obtención de un empleo. La gran mayoría de seguros privados de salud son contratados por parte del empleador, el cual no está obligado a ello pero tiene ventajas fiscales importantes por proveer tales seguros. El coste es siempre compartido entre empleado y empleador. Se estima que un 75% de los empleados tenían seguro contratado en la empresa antes de la crisis. Cabe señalar, pero, que generalmente se trataba de seguros parciales, por prestaciones y con limitadas opciones de elección.

Principales problemas del sistema sanitario estadounidense

  1. Baja eficiencia del sistema: Estados Unidos destina el 17% de su PIB a salud, de los que más en la OCDE, sin embargo ocupa una posición muy discreta en cuanto a resultados de indicadores como mortalidad infantil o esperanza de vida.
  2. Poca orientación a la prevención: énfasis curativo al preventivo. Muy poca inversión en prevención y salud pública.
  3. Alta proporción de población no asegurada: una gran parte de la población no tiene imposibilidad económica pero sí tienen enfermedades anteriores o permanentes.
  4. Fuerte crecimiento de los costes de salud, para todos: los costes en salud han aumentado tres veces más rápido que el salario promedio.
  5. Incentivos mal enfocados: Al pagar a los prestadores por prestación y no por resultados no existen incentivos orientados al uso eficiente.
  6. Dependencia del empleo: El sistema sanitario depende en gran medida de tasas de desempleo muy bajas, pues es la obtención de un empleo lo que asegura una cobertura médica.

¿Cómo acabar con estos problemas? La reforma de Obama

La reforma del Sistema de Salud, oficialmente Ley de Protección a los Pacientes y de Cuidados de la Salud Asequibles (Patient Protection and Affordable Care Act – PPACA) fue propuesta por Barack Obama como emblema de su legislatura y pretendía transformar el ineficiente y “cruel” funcionamiento de la sanidad en el país. A continuación se exponen de manera muy breve los principales puntos de reforma del llamado “Obamacare”.

  1. Asegurar a toda la población de Estados Unidos
  2. Crear una bolsa de Seguros de Salud que permita ofrecer información fiable sobre seguros privados y aumentar la competencia, bajando así los precios.
  3. Realizar cambios para las personas ya aseguradas que no permitan a las aseguradoras discriminar por enfermedades preexistentes o no renovar seguros por la aparición de una.
  4. Incentivar la prevención. Tanto empresas como programas públicos tendrán la obligación de crear programas de prevención de enfermedades y controles rutinarios a aquellos más vulnerables.
  5. Creación de un órgano independiente que controle la eficacia de los distintos tratamientos y ordenar así información muy útil.
  6. Gran inversión para introducir y consolidar sistemas electrónicos de información médica. Menos costosos y más fiables.

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La gran polémica que ha rodeado la reforma sanitaria de Estados Unidos durante los últimos años ha sido mayormente su financiación y las consecuencias económicas de ésta. Según Obama y sus partidarios, se conseguirá reducir los costes totales que tiene el sistema sanitario mientras que sus detractores aseguran que los precios subirán y no bajarán a los niveles anteriores. Pero este debate va más allá de los números, es una cuestión ideológica siempre palpable en la política estadounidense; sobre el papel del Estado y su intromisión en el libre funcionamiento del capitalismo liberal. Pero hablar de esto sería meterse en otro jardín y para ello sería necesario dedicar un artículo entero.

Foto de portada: proporción de población sin seguro médico. Fuente: Metric Maps.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


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Cuando hablamos de bancarrota moral estamos haciendo alusión a un juego de palabras con el que se ha venido definiendo el status quo de entidades o instituciones financieras que, por estar desprovistas de moralidad y ética, han provocado (tanto por acciones como por omisiones) la Gran Recesión.