Desde su ascenso al poder en 2012, Xi Jinping ha dado un giro notable a la política exterior de China, llevando a cabo una serie de iniciativas que buscan expandir la influencia global del país. Entre estas, destaca la Iniciativa Belt and Road (BRI), también conocida como la Nueva Ruta de la Seda, que se ha convertido en el eje central de la política exterior de Xi Jinping y en uno de los proyectos de infraestructura y desarrollo más ambiciosos de la historia moderna.
La BRI es una propuesta de cooperación económica internacional que tiene como objetivo principal ejecutar una serie de proyectos relacionados con el comercio y la infraestructura a lo largo de los corredores económicos y las rutas marítimas que conectan China con Europa, África y otras partes del mundo. Esta iniciativa está abierta a la participación de todos los países que deseen integrarla y busca mejorar la conectividad regional e impulsar el crecimiento económico a través de la construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos, oleoductos, gasoductos y otras infraestructuras clave.
La BRI tiene múltiples objetivos estratégicos para China. En primer lugar, busca desarrollar las regiones occidentales del país, que históricamente han quedado marginadas del proceso de apertura y modernización económica iniciado en los años setenta. Además, busca atraer a los países vecinos hacia una red económica, política, cultural y de seguridad liderada por China, con el fin de aumentar su influencia en la región.
Asimismo, la BRI pretende resolver el problema de la sobrecapacidad de las empresas chinas al proporcionarles oportunidades de inversión en el extranjero y expandir el uso de la moneda china, el yuan, en las transacciones comerciales internacionales. También busca diversificar las rutas de abastecimiento de materias primas y recursos energéticos, mejorar las rutas comerciales para acceder a los mercados europeos en menos tiempo y con menores costos, y reforzar la seguridad marítima de China en las rutas marítimas estratégicas.
La BRI se estructura en torno a dos rutas principales: el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI. El Cinturón Económico es una nueva zona de desarrollo económico que sigue el trazado de la antigua Ruta de la Seda terrestre y busca promover la conectividad económica y el intercambio comercial entre China y los países de Asia Central, Europa del Este y el Medio Oriente. Por otro lado, la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI sigue el trazado de la antigua Ruta de la Seda marítima y busca promover la conectividad marítima entre China y los países del sudeste asiático, el sur de Asia, África Oriental y Europa.
Además de estas rutas principales, la BRI incluye una serie de corredores económicos secundarios que conectan China con diferentes regiones del mundo, como el corredor China-Pakistán, el corredor Nuevo Puente Terrestre Euroasiático, el corredor China-Asia Central-Asia Occidental, el corredor China-Mongolia-Rusia, el corredor China-Península de Indochina y el corredor Bangladesh-China-India-Myanmar.
Geográficamente, la BRI se centra en las potencialidades de desarrollo del continente euroasiático, pero también busca expandirse hacia otras regiones del mundo, como África y América Latina. En este sentido, África se ha convertido en un socio estratégico importante para China, con quien ha establecido fuertes lazos comerciales e de inversión en los últimos años. Recientemente, América Latina también ha sido considerada como una extensión natural de la BRI, dada la creciente presencia de China en la región y su interés en fortalecer las relaciones económicas y comerciales con los países latinoamericanos.
La Iniciativa Belt and Road representa un ambicioso esfuerzo por parte de China para expandir su influencia económica y geopolítica a través de la cooperación internacional. Sin embargo, esta iniciativa ha enfrentado críticas y desafíos significativos en su implementación.
Una de las principales críticas proviene de Estados Unidos, que ve la iniciativa como una amenaza a su hegemonía global y ha intentado obstaculizar su avance en la región. Además, algunos países participantes han expresado preocupaciones sobre los términos y condiciones de los préstamos y proyectos asociados con la BRI, así como sobre los posibles impactos ambientales y sociales de los mismos. Asimismo, el Banco Mundial ha señalado la necesidad de abordar las brechas de infraestructura y políticas en las economías de los corredores de la BRI para maximizar los beneficios de los proyectos de transporte y reducir los riesgos asociados con los mismos.
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