El pequeño tamaño de la nación norcoreana es inversamente proporcional al interés y la fascinación que despierta en todo el mundo. El hermetismo al que somete Kim Jong-un –y anteriormente su padre, Kim Jong-il– a su pueblo es probablemente una de las causas de la atracción que suscita esta nación fuera de sus fronteras, pero tampoco podemos olvidar su beligerante política exterior y su tortuosa relación diplomática con la gran mayoría de países del mundo. Esta falta de interés por la diplomacia, las declaraciones públicas repletas de autosuficiencia y su absoluta indiferencia por la paz y el derecho internacional, hacen que la comunidad internacional haya dado la espalda a esta pequeña nación, a la vez que la vigila por el rabillo del ojo.
Dicho hermetismo ha creado una especie de ilusión por la cual nos podríamos creer todas las noticias que hagan referencia al régimen norcoreano por muy excéntricas que parezcan. Algunas de estas noticias son verdad y otras no, pero todas pasan el filtro de los medios surcoreanos y posteriormente, occidentales. Es por esto que hay tanto interés entre los reporteros gráficos en captar de primera mano lo que sucede dentro de sus fronteras. Algo que no es sencillo, ya que la entrada de cualquier medio de comunicación o reportero ha de ser previamente aprobada por las autoridades, en línea con el férreo control interno al que someten a sus medios de comunicación. Una vez dentro, los periodistas –al igual que los turistas– que quieran visitar el país son guiados y controlados en todo momento. Como se suele decir, se puede viajar a Corea del Norte, pero no viajar por Corea del Norte.
Es por ello que muchos de los testimonios de aquellos que graban su experiencia en el país relatan sorprendidos que no se han encontrado con las hambrunas y el estricto control del que hablan los medios occidentales, aunque siendo conscientes de que la realidad fuera del recorrido guiado es probablemente muy diferente. En este vídeo podemos ver las rutas turísticas que preparan las autoridades norcoreanas a los visitantes:
En United Explanations ya hablamos de la experiencia positiva del fotógrafo Aram Pan en su viaje en 2013, en el que no sólo no tuvo ningún impedimento para entrar en el país, sino que una vez dentro, explica que dispuso de una cierta libertad de movimientos y pudo recoger imágenes sin ningún tipo de censura. En sus propias palabras:
“Le envié varios correos electrónicos y faxes a varios contactos de Corea del Norte, todos los cuales estaban disponibles online. Un día alguien me respondió y me reuní con su representante. Fue mucho más fácil de lo que esperaba”.
De hecho, Aram Pan viajó una segunda vez y quedó encantado con lo que vio, muy lejos de las ideas preconcebidas que tenía sobre el régimen de Kim Jong-un:
“Al volver mi segundo viaje, me siguen desconcertando todavía muchas cosas. He viajado desde Pyongyang a Hyangsan a Wonsan a Kumgangsan, a Kaesong y vuelta. Las cosas que he visto y fotografiado me han demostrado que la situación no es tan mala como pensaba”.
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Eric Lafforgue, los ojos del mundo en Corea del Norte
Si hay una persona que nos ha permitido ver desde dentro el territorio norcoreano, es el reputado fotógrafo francés Eric Lafforgue. A lo largo de los años, Lafforgue ha viajado en multitud de ocasiones a Pyongyang y otras regiones de Corea, dando lugar al mayor conjunto fotográfico conocido del pequeño país asiático, unas 2.800 fotografías recogidas a lo largo de 6 visitas que se pueden ver aquí en su totalidad. Según cuenta él mismo, durante años Lafforgue ha seguido el juego a las autoridades norcoreanas, lo que le permitió recoger imágenes de incalculable belleza, y “esconder” entre las miles de instantáneas alguna que otra no tan favorable a la imagen que Kim Jong-un busca proyectar al exterior, como gente malnutrida, niños trabajando, gente recogiendo hierba para comer o soldados haciendo tareas agrícolas rutinarias. Según Lafforgue, Pyongyang no es una ciudad en la que se observe pobreza, principalmente porque la élite del país se concentra allí, pero la historia fuera de ella es muy distinta:
“El régimen de Corea del Norte controla todo lo que entra y sale del país. Incluso a mí, cuando me dejaron tomar una foto de niños sonriendo, fue porque es bueno para el país. Tomo esas fotos porque hay una parte de la gente que realmente está feliz y quiero documentarlo… A los norcoreanos les han lavado el cerebro, pero viven como todo en el mundo.“
Hay que señalar que con posterioridad a su último viaje en 2014, Corea del Norte ha vetado la entrada en el país a Lafforgue, por unos comentarios del fotógrafo sobre la falta de transparencia del régimen, tal y como él mismo admite.
La galería que mostramos a continuación se centra en estas imágenes que el régimen de Pyongyang no quiere que se vean en el extranjero. No representan oscuras realidades ni abusos fragrantes, sino que reflejan situaciones cotidianas de la vida del pueblo norcoreano alejadas de las elaboradas puestas en escena a las que estamos acostumbrados. Entre las miles de instantáneas que realizó en sus viajes, las que os presentamos a continuación fueron tomadas sin el permiso de las autoridades norcoreanas. Los guías del régimen repasaron exhaustivamente todas las fotografías tomadas, y pidieron que se borrasen varias de ellas, pero el fotógrafo francés se las ingenió para que permanecieran grabadas en su tarjeta de memoria. De ahí el título de esta recopilación que nos ha servido para nombrar a este artículo:
Aquí puedes ver el álbum completo del trabajo de Eric Lafforgue en sus viajes a Corea del Norte, que ya ha recibido más de 2.500.000 de visitas. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.
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