07/10/2024 MÉXICO

Los “niños ofrenda” y la prostitución religiosa
Fillette [Foto: Rémi Bridot via Flickr]

Fillette
Es muy probable que al hablar de "niños ofrenda" acuda a nuestra mente el pasaje bíblico del sacrificio de Abraham a Dios con su hijo Isaac. Algo menos místico, pero igual de rocambolesco, ocurre a día de hoy en Nepal. Hablamos de los Deuketos (en la lengua local), niñas y niños que aún en nuestros días, son ofrecidos a los dioses dentro del denominado sistema Deuki.

Es muy probable que al hablar de “niños ofrenda”, de soslayo acuda a nuestra mente el pasaje bíblico del sacrificio de Abraham a Dios con su hijo Isaac. Algo menos místico, pero igual de rocambolesco, ocurre a día de hoy en Nepal. Hablamos de los Deuketos (en la lengua local), niñas y niños que aún en nuestros días, son ofrecidos a los dioses dentro del denominado sistema Deuki que todavía se practica en el oeste de Nepal y en algunas de sus comunidades sherpa, dónde a este sistema se le conoce también por el nombre de Jhuma.

Mujeres devadasi, India 1920
Mujeres devadasi, India 1920

El sistema Deuki es una práctica ancestral nepalí cuyo origen es muy probable que se halle en el sistema indio Devadasi, palabra que significa “sirviente de los dioses” y cuya dinámica es idéntica al sistema Deuki a pesar de la solemnidad con la que fue constituido: las niñas Devadasi también eran ofrecidas a los dioses y además desarrollaban, en apariencia, una vida muy parecida a la de las Geishas en Japón, pero a diferencia de éstas últimas, las Devadasi gozaban de la posibilidad de casarse y tener su propia familia.

Parecido a ello, el sistema Deuki nepalí consiste en el ofrecimiento a una de las deidades locales del hinduismo (recordar que el hinduismo es una religión politeísta y tiene, al menos, nueve dioses principales: Shiva, Vishnu, Brahma, Parvati, Ganesha, Hanuman, Machhendranath, Tara, y Saraswati) a niñas y niños, pero sobre todo niñas, de alrededor de cinco años con el fin de contentar a los dioses, gozar de su prosperidad y disfrutar de su protección para toda la familia. Esto además, confiere a la familia de cierto estatus y poder, algo que recobra aún más relevancia en un sistema social de castas como es el nepalí. 

La ofrenda de los niños, que se realiza en los templos locales a la deidad que se venere en el lugar, es tan sencilla como infame en sus consecuencias reales: las familias lo hacen, o bien por motivos meramente religiosos en un país dónde el hinduismo integrista aún se encuentra tan arraigado como la creencia en las prácticas de brujería, o bien, porque la familia no tiene recursos y vender a sus niños a parejas o patrones más adinerados con el mismo fin sagrado, les proporcionará, sin lugar a dudas, recursos para sobrevivir algún tiempo. Las familias o parejas a las que son vendidos, dan un pequeño estipendio a los menores y además, pueden disfrutar de contacto adicional con los mismos.

Puja [Foto: Steve Evans via Wikimedia]
Puja [Foto: Steve Evans via Wikimedia]

Mientras tanto, los niños se dedican desde el momento de su ofrecimiento y mientras vivan, a la vida del templo, en principio y entre otros quehaceres, a ayudar en la preparación del ritual diario de la puja, en el que normalmente los devotos colectan en un plato pétalos de flores, arroz, yogurt, fruta o dulces, y es ofrecido a los dioses de los templos locales. Después de presentar estos bienes, los devotos hacen sonar una campana para hacer saber a los dioses que su ritual ha sido realizado. La puja, una vez ofrecida, se transforma en un objeto sagrado y una pequeña porción de lo presentado es retornado de nuevo al devoto como prueba de la bendición de los dioses. La parte devuelta suele ser repartida finalmente a cada miembro a las familias para ser bendecidas.

Prostitución religiosa

Si bien tanto niños como niñas son todavía objeto de ofrenda al templo, tradicionalmente han sido ellas las víctimas en masa de esta práctica.


La razón: la ofrenda de la niña no sólo proporciona a la familia de la prosperidad, estatus y protección divina antes mencionada, sino que además, da buena suerte y limpia los pecados de aquellos devotos que vayan al templo y mantengan prácticas sexuales con ellas.

Esto ha convertido durante siglos a las niñas Deuki no solo en esclavas del templo o bailarinas religiosas, sino sobre todo, en prostitutas locales y víctimas potenciales de redes de tráfico ilegal y sexual de personas, llegando a una situación de desamparo y vejación que el gobierno Nepalí intentó abolir sin mucho éxito hace años, pues la práctica aún se lleva a cabo en algunas regiones de Nepal. Estas niñas, y luego mujeres, dedican toda su vida al templo, sin posibilidad de disfrutar de una educación y de salir de esa vida incluso después de un matrimonio, que a duras penas, puede llegar a sacarlas de ese pequeño infierno. Las mujeres Deuki sobreviven gracias a las limosnas de los devotos que acuden al templo y son explotadas en el nombre de la religión y tradición nepalíes.

The Devi [Foto: Nitin Pant via Flickr]
The Devi [Foto: Nitin Pant via Flickr]

Ha sido además una tradición nepalí basada en un sistema patriarcal, la que también disponía que las hijas de las mujeres Deukis, llamadas devisno disfrutaran de la ciudadanía nepalí, una situación que las hacía caer, sin más opción, en el mismo sistema al que sus madres se habían visto sometidas durante años.

A día de hoy, son varias ONGs locales las que se dedican a rehabilitar tanto a niñas como niños Deuki, dándoles una educación y enseñándoles oficios rurales para reinsertarlos en la sociedad, algo harto difícil con mujeres Deuki de edad más o menos avanzada. A pesar de la abolición oficial del gobierno nepalí, lo cierto es que se sabe que hasta 2010 el número de niñas y niños Deuki aumentó de modo considerable, un hecho que también ha alertado a la ONU. El actual Ministerio de la Mujer, la Infancia y el Bienestar Social de Nepal, tampoco invierte lo suficiente en políticas de reinserción o abolición de esta práctica religiosa a la que todavía hay familias asiduas o creyentes, como la de Chandra Dev Giri. La Constitución de Nepal en 1990 prohibía el tráfico de personas y la esclavitud con fines culturales y/ o religiosos. Sin embargo, Nepal no tiene a día de hoy una Constitución en vigor fruto de la guerra civil que tuvo lugar entre 1996 y 2006 y de un proceso democrático que no termina de cuajar. La inestabilidad legal y política del país, ahondan aún más si cabe, en una sociedad anclada en la pobreza y miseria que por la misma creencia religiosa de protección y prosperidad, y la misma tradición en la que se ancla, encadena de modo invisible a estos niños-ofrenda.

Foto de portada: Népal – Fillette, Fuente: Rémi Bridot via Flickr www.flickr.com/photos/remibridot/2219970669/in/photolist-4oaVWn-5yojdQ-e4CiMr-9mYQwx-e4HV31-5yojkj/


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Ana Adela Rubio

Córdoba, España. Oficial de Derechos Humanos, actualmente trabajando para la Misión de Estabilización de la ONU en la República Democrática del Congo. Vivo convencida de que dando un poco de cada uno, se hace mucho para todos. Como dice un buen proverbio africano, si crees que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia, es que entonces no has pasado la noche con un mosquito.


One comment

  • Hashajen Nejmad

    02/11/2014 at

    El pasaje bíblico del sacrificio de Abraham a Dios con su hijo Isaac, debería ser aclarado. Isaac no era un niño sino un hombre adulto de 37 años y estaba consciente que el era la ofrenda, D-os solo quería comprobar la fidelidad de Abraham e Isaac, una vez corroborada les pide que sacrifiquen a un animal y lo coman. Así que no se trato de un niño.

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