Tras la desintegración de Yugoslavia y las numerosas guerras por la independencia, los Balcanes Occidentales - Bosnia y Herzegovina, Serbia, Montenegro, Kosovo, Macedonia y Albania - se convirtieron en naciones europeas independientes. Estas jóvenes naciones continúan buscando su lugar en el escenario internacional, previendo su entrada en la Unión Europea y la OTAN, y a su vez construyendo su identidad a través de una narrativa nacionalista.