26/03/2023 MÉXICO

África archivos - Page 4 of 11 - United Explanations

Anna Medrano02/06/2015
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El conflicto del Sáhara Occidental tiene claros efectos en cuanto a la vulneración de los derechos humanos en la zona y a su inestabilidad política. Asociaciones de derechos humanos han denunciado las torturas y las limitaciones sistemáticas de las libertades de expresión y asociación por parte de Marruecos. Por otro lado, muchos saharauis viven en campos de refugiados, por lo que muchas familias llevan décadas separadas. La larga duración del conflicto genera una pérdida de confianza de los saharauis en las posibilidades reales de una resolución cercana.

La población exiliada vive en la hamada argelina. Algunas estimaciones cifran en unos 180.000 a los saharauis que viven allí. Los habitantes se reparten en cuatro campamentos, que distan entre ellos de 20 a 60 Km. Los refugiados se instalaron en la zona en 1975, cuando huyeron de la opresión y de los bombardeos marroquíes, y cuarenta años después todavía siguen allí y dependen, en gran medida, de las ayudas internacionales.

Mujeres saharauis, entre las que está Aminatou Haidar [Foto: Western Sahara vía Flickr]

Durante la guerra contra Marruecos, las mujeres se convirtieron en las organizadoras políticas y económicas de la vida de los campamentos. Más tarde, con el alto al fuego de 1991, los hombres tuvieron más tiempo para dedicarse al control administrativo. Sin embargo, las mujeres se opusieron a quedar relegadas a las tareas domésticas. No olvidemos que las saharauis habían luchada por la independencia ya antes de que España abandonara el Sáhara Occidental. De hecho, la mayoría de las células anticoloniales estaban formadas por mujeres.

En la monarquía marroquí, el rey concentra poderes ejecutivos. Cualquier ataque contra el monarca de Marruecos constituye un delito que puede ser castigado duramente. En los territorios saharauis ocupados, la población sufre continuos controles, registros e interrogatorios. Los presos políticos saharauis han pasado por las peores cárceles y algunos han estado detenidos sin ninguna orden judicial. Muchos juristas internacionales condenan la falta de garantías procesales en los juicios del Sáhara. Es evidente, pues, que la vulneración de los derechos humanos por parte de Marruecos es una práctica habitual desde 1975. Ese año la policía española traspasó los ficheros referentes al Sáhara Occidental a las autoridades marroquíes, lo que supuso que toda persona afecta al Frente Polisario fuera inmediatamente perseguida. La Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis recoge los testimonios de muchas víctimas con el objetivo de dar a conocer estas injusticias.

Para Marruecos, la condición marroquí del Sáhara Occidental es innegociable. En 1989 el entonces rey marroquí, Hassan II, afirmó que no tenía nada que ofrecer al Frente Polisario, porque el Sáhara Occidental era tierra marroquí. Sobre los derechos humanos, Hassan II indicó que en la cárcel no había presos políticos, sino traidores a la patria. Para él, negar que el Sáhara Occidental pertenecía a Marruecos no era un delito de opinión, sino un delito en contra de la nación. Todo ello manifestaba la falta de voluntad de diálogo por parte del estado marroquí.

Desde el punto de vista de las Naciones Unidas, este conflicto vuelve a mostrar las dificultades de dicha organización en la resolución de conflictos internacionales. El Sáhara Occidental es un territorio pendiente de descolonización. En este punto, cabe mencionar el Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949, que engloba los conflictos armados en los que el pueblo lucha contra la dominación colonial dentro de los conflictos internacionales.

Hechos recientes

Aminatou Haidar se encuentra con un viejo amigo, al salir de prisión [Foto: Saharauiak vía Flickr]

Algunos de los episodios más comentados de los últimos años son la huelga de hambre de la activista Aminatou Haidar o el levantamiento de los campamentos de Gdim Izik. Aminatou Haidar es una de las principales defensoras de la causa saharaui. A lo largo de su vida, ha sufrido en primera persona algunas de las consecuencias del conflicto. De pequeña, vivió la guerra contra Mauritania y Marruecos. Ya de mayor, estuvo en la llamada cárcel negra de El Aaiún entre los años 1987 y 1991, donde fue víctima de torturas. Una vez en libertad, ha seguido defendiendo la autodeterminación del Sáhara Occidental y la universalidad de los derechos humanos, lo que le ha valido el reconocimiento internacional y la concesión de distintos premios. En noviembre de 2009, Haidar fue expulsada de El Aaiún por las fuerzas marroquíes y enviada, en contra de su voluntad, a Lanzarote, donde comenzó una huelga de hambre que duró 32 días. Después de tensiones diplomáticas entre Rabat y Madrid y de diversas negociaciones entre el gobierno marroquí y los gobiernos de Estados Unidos, de Francia y de España, Aminatou Haidar pudo volver a casa.

Un año después, en octubre de 2010, estalló una crisis en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Muchos saharauis iniciaron unas protestas en contra de la discriminación padecida y reivindicaron mejoras socioeconómicas e igualdad de oportunidades en el mercado laboral. Nacieron, así, los campamentos de Gdim Izik, situados en el desierto y a pocos kilómetros de la capital saharaui. El 8 de noviembre del mismo año las autoridades marroquíes desmantelaron el campamento con el uso excesivo de la violencia. Las tensiones se trasladaron a las calles de El Aaiún, donde se produjeron continuos enfrentamientos entre los resistentes saharauis y la policía marroquí y entre los vecinos marroquíes y los saharauis. A raíz de estos acontecimientos, Amnistía Internacional elaboró el informe “Derechos pisoteados. Protestas, violencia y represión en el Sáhara Occidental”. Según este informe, en los sucesos del 8 de noviembre murieron 11 agentes de seguridad marroquíes y dos saharauis.

Situación actual de los derechos humanos

En relación con el conflicto del Sáhara Occidental, Marruecos firmó un código de conducta en Houston en 1997 asegurando el respeto de los derechos humanos, pero la arbitrariedad de las fuerzas marroquíes sigue siendo la nota dominante. A fecha de hoy, muchos saharauis permanecen desaparecidos y los habitantes de las zonas ocupadas no pueden comunicarse con sus familiares de los campos de refugiados y se ven privados de estudiar su propia cultura e historia.

Si echamos un vistazo al Informe Anual de 2014 de Amnistía Internacional, comprobamos que el estado marroquí continúa vulnerando derechos y libertades. Centrándonos en los ataques a los saharauis, sus derechos de libertad de expresión, asociación y reunión siguen restringiéndose. Además, la tortura y los malos tratos persisten en las cárceles del país. Durante el año pasado, la represión de toda defensa de la autodeterminación

Un grupo de saharauis con banderas del Polisario en los campamentos de Tinduf [Foto: Desconocido vía Atalayar]

del Sáhara Occidental fue constante, puesto que las autoridades no permitieron las protestas y disolvieron las manifestaciones mediante el empleo de la fuerza.

El Informe de Amnistía Internacional también recoge el caso de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos Cometidas por el Estado Marroquí (ASVDH), que vio frustrados sus esfuerzos por inscribirse en el registro oficial por parte de funcionarios marroquíes. Esto le impedía, entre otras cosas, poder desarrollar sus actividades de manera legal, tener una sede oficial, celebrar actos públicos o solicitar financiación.

También en 2014, Abdelmoutaleb Sarir denunció haber sido torturado y violado con una botella por agentes policiales marroquíes después de ser detenido en una manifestación en El Aaiún. Según Sarir, la policía le obligó a firmar un interrogatorio sin ni siquiera dejárselo leer, pero no hay indicios de que las autoridades judiciales de Marruecos investigaran sus denuncias. En septiembre de 2014, Abdelmoutaleb Sarir fue condenado a 10 meses de cárcel por cargos como “formación de banda delictiva” e “insulto y agresión a agentes de las fuerzas de seguridad”. Su condena se sirvió del interrogatorio que, según él, había firmado de forma obligada.

El Informe de Amnistía Internacional hace referencia también a la situación de los campamentos de Tinduf, donde no hubo una observación periódica e independiente de la situación de los derechos humanos. Se añade que el Frente Polisario no tomó medidas para acabar con la impunidad de las personas que cometieron abusos contra los derechos humanos en los años setenta y ochenta.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro


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Desde el año 2012 el grupo islamista Harakat Al-Shabaab al-Mujahideen comúnmente conocido como Al-Shabaab prometió lealtad al grupo Al-Qaeda. En esta ocasión el grupo terrorista ha decidido atacar la ciudad de Garissa en la República de Kenia, una ciudad que pocos conocían hasta el lamentable hecho ocurrido en la Universidad el día jueves 2 de abril.


Victoria Silva22/01/2015
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Tras la campaña mediática del secuestro de las más de 200 niñas de Chibok, todo el mundo supo quién era Boko Haram. Ocho meses después, como suele ocurrir en este nuestro mundo, nos olvidamos de ellos. Pero en Nigeria su presencia se nota constantemente, no sólo en el norte del país -su feudo- sino en ciudades como Lagos y Abuja, con atentados que dejan numerosas víctimas.

Echando un vistazo al Nigeria Security Tracker del Council on Foreign Relations (CFR) podemos observar que entre mayo y diciembre de 2014, después del fin de la campaña mediática por el secuestro de las niñas, se han producido un total de 2.539 fallecidos. Más de una cuarta parte de los muertos totales provocados por Boko Haram desde su paso a la violencia armada se ha producido en apenas ocho meses. ¿Quién ha informado de todas estas muertes y qué se está haciendo para evitarlas?

¿Qué está haciendo el gobierno nigeriano?

La respuesta por parte del gobierno de Goodluck Jonathan no ha sido muy adecuada. Tratan a Boko Haram como un simple grupo terrorista desconectado del ambiente en el que opera, que ha sido el que lo ha engendrado. Las fuerzas gubernamentales llevan a cabo tácticas de represión, mediante la matanza indiscriminada de supuestos miembros de la organización y de muchas personas que simplemente se encontraban en el sitio equivocado en el momento equivocado. Estas muertes de civiles inocentes por parte de las fuerzas gubernamentales parecen haber dado a Boko Haram cierto apoyo de la población, aunque esto no sea realmente así. Para Kate Meagher, a pesar de cierta simpatía que pudiese existir entre la población musulmana y la organización (por su postura crítica respecto a las élites del norte), el paso a la violencia armada ha hecho que ésta se pierda. Según datos del Pew Research Global Attitudes Project, el 80% de los musulmanes nigerianos tiene una visión desfavorable de Boko Haram.

Además, las tácticas militares empleadas para luchar contra la raíz del problema son contraproducentes. Los abusos que cometen las fuerzas gubernamentales, como el arresto de las familias de miembros de la organización, la destrucción de sus casas y las detenciones y asesinatos aleatorios de hombres jóvenes han dinamitado la posible cooperación de la población, y han exacerbado los sentimientos de rabia respecto al Estado. La formación de las Civilian Joint Task Force (CJTF) en Maiduguri, capital del estado de Borno, han supuesto un esfuerzo por parte de la población civil para cooperar en la detención de miembros de Boko Haram y entregarlos a las autoridades para protegerse de los abusos de los militares. Esto ha tenido un enorme coste humano en la población y ha demostrado la incapacidad del gobierno no sólo para proteger a la población del grupo terrorista, sino de sus propias fuerzas del orden.

Desde el gobierno incluso se afirma que Boko Haram ha conseguido penetrar el estamento militar. Esto se afirma debido a la existencia de casos en los que puertas abiertas o la ausencia de las patrullas de vigilancia facilitaron la realización de atentados contra las fuerzas de seguridad. Además, el gran número de armas en poder Boko Haram procedentes del Estado da que pensar sobre estas posibles conexiones. Y no sólo eso, en ocasiones en las que ambos bandos se encuentran, las tropas gubernamentales desaparecen ante la presencia de los terroristas. Por todo ello, el papel del ejército y del gobierno está en entredicho tanto por los nigerianos como por la comunidad internacional.

¿Y la comunidad internacional?

La respuesta internacional a Boko Haram ha consistido, principalmente, en incluir a la organización en las listas de organizaciones terroristas. Estados Unidos y Reino Unido lo hicieron en 2013, mientras que Naciones Unidas designó a la organización como una filial de al-Qaeda en 2014. No se cree, por parte de las agencias de inteligencia de distintos países occidentales, que Boko Haram tenga lazos tangibles con el terrorismo internacional. Sin embargo, el hecho de que sean incluidos en estas listas de organizaciones terroristas provoca que sus miembros y sus finanzas puedan ser perseguidos criminalmente. Reino Unido ha investigado posibles conexiones de la organización entre el más de millón de nigerianos que residen en el país sin hallar nada que afirme que la organización haya desembarcado en Europa.

Sin embargo, Goodluck Jonathan ha utilizado esta dimensión internacional de la organización para explicar las dificultades del gobierno nigeriano para terminar con la misma. Desde los países occidentales se ponen en duda que estas dificultades se deban a esta supuesta dimensión global de Boko Haram y, más bien, las atribuyen a las tácticas políticas y militares empleadas por el gobierno nigeriano, que en lugar de atacar la raíz del problema lo único que hacen es exacerbarlo.

Un camión en Nigeria promueve el hashtag #BringBackOurGirls, creado para crear conciencia sobre el secuestro de más de 200 niñas.

Tras el secuestro de las más de 200 niñas de Chibok, numerosos países ofrecieron su ayuda al gobierno nigeriano para luchar contra el grupo terrorista. Sin embargo, el gobierno ha dejado pasar estas ofertas en cooperación militar y de inteligencia, sin tener en cuenta que no se encuentra en posición de rechazar ninguna ayuda y menos de este carácter. Para los gobiernos occidentales es difícil involucrarse más allá de la cooperación técnica y material, puesto que la manera en la que están llevando a cabo la lucha contra la organización el ejército nigeriano y sus constantes violaciones de derechos humanos -no sólo contra los militantes, sino contra la propia población civil- imposibilitan una implicación en el terreno, cuyo único efecto serían predisponer aún más en contra a una población musulmana que ya sospecha de Occidente. En este sentido, Estados Unidos ha colaborado con entrenamiento militar y en labores de vigilancia mediante el uso de drones. Sin embargo, la negativa de Nigeria a aceptar los requisitos de rendición de cuentas y transparencia fiscal le ha privado de recibir ayuda militar por parte de Estados Unidos durante todo este tiempo. Además, la enmienda Leahy prohíbe el entrenamiento militar estadounidense de unidades extranjeras que violen los derechos humanos con impunidad. Por tanto, el presupuesto destinado por Estados Unidos en ayuda militar a Nigeria para el año 2015 asciende únicamente a 700,000 dólares, cifra claramente insuficiente.

 Sí es de destacar el papel de los países de la región en intentar una solución pacífica al conflicto. El presidente de Chad, Idris Déby, consiguió reunir a ambos bandos en Ndjamena desde el pasado mes de agosto. Estas negociaciones tuvieron como resultado la liberación de 27 rehenes. Boko Haram preocupa no sólo a las autoridades nigerianas, sino también a las de Chad, Níger, Malí, Camerún, y la posible conexión con los islamistas radicales en Libia. Mientras que Chad se ha mostrado muy implicado en el problema, con el envío de numerosas tropas para la Multilateral Joint Task Force (MJTF), Camerún, vecino inmediato y que cuenta con numerosa población musulmana en su zona norte, limítrofe con el norte de Nigeria, ha estado más dubitativo a la hora de cooperar en la lucha contra el grupo terrorista. Sin embargo, el ataque a objetivos dentro de su territorio ha hecho que esta cooperación aumente, especialmente la vigilancia de las zonas fronterizas, si bien no han aportado tropas a la MJTF. Por su parte, el gobierno nigerino también coopera con el permiso de alojamiento de drones en su territorio. Para estos países es muy preocupante que se establezcan lazos con los grupos terroristas que operan en el Sahel, tanto en Malí como en Libia.

Algunas propuestas para luchar contra Boko Haram

Para Kate Meagher, son cuatro las áreas principales que se deben tener en cuenta a la hora de luchar contra Boko Haram desde el ámbito internacional. En muchas de ellas coincide con las recomendaciones de John Campbell, por ello, las voy agrupar como sigue:

  1. Aumentar la voluntad política del gobierno nigeriano de acabar con el problema de Boko Haram, mediante la presión diplomática. Hay que pensar en la estabilidad del país y no en cálculos electoralistas. Además, sería conveniente la creación de foros de diálogo entre las distintas divisiones sociales. Por otro lado, los gobiernos occidentales no deben callarse antes las violaciones de derechos humanos perpetrado por las autoridades nigerianas, puesto que repercute negativamente en el trabajo de los activistas de derechos humanos nigerianos. Es necesaria la presión para que las elecciones de 2015 sean justas y limpias. Respecto a Estados Unidos, Campbell recomienda el establecimiento de un consulado de ese país en Kano, la retirada de visados a personas acusadas de delitos financieros y corrupción, y presionar para una renovación de la cultura militar y policial del país, que deje de equipararse en su comportamiento al de los terroristas contra los que luchan.
  2. Apoyo a las fuerzas de seguridad y doctrina de No hacer daño”. La intervención extranjera debe darse de acuerdo a la opinión de los nigerianos y teniendo en cuenta las sensibilidades religiosas de la población. Por ello es preferible el apoyo en otros aspectos, como el entrenamiento en derechos humanos, que revertiría en un aumento de la efectividad y la mejora de la cooperación ciudadana. Asimismo, es necesaria la asistencia en inteligencia y  dotar de equipo apropiado a los efectivos de seguridad para aumentar la efectividad y la moral de las tropas.
  3. Mejorar las condiciones de vida de la población. Hay que reconocer que el problema no es sólo de fundamentalismo islámico, sino de desigualdades económicas y sociales. Mejorando las condiciones de vida se termina con los focos de reclutamiento. Deben realizarse programas diferenciados para cada uno de los distintos sectores sociales, tanto de la población menos educada y centrada en el sector agrario como aquellos con estudios que no tienen salidas profesionales.
  4. Apoyo a las víctimas. La ayuda a las víctimas contribuye a reconstruir legitimidad del estado y evitar los resentimientos que pueden provocar el aumento del alistamiento y de la violencia. También es necesario prestar asistencia humanitaria a los desplazados y refugiados en los países vecinos y acometer la reconstrucción de las infraestructuras.

Por su parte, Patrick Smith hace énfasis en no regionalizar el conflicto y tratarlo dentro del marco nigeriano, abordando las causas locales que han sido el detonante del surgimiento de Boko Haram. Todas las recomendaciones anteriores van en ese sentido. Si bien el peligro que supone la posible conexión con grupos yihadistas y terroristas que operan en el Sahel implica la necesidad de contar con la cooperación de los países de la región, no se debe perder de vista que las causas locales son fundamentales y requieren de solución para evitar esa posible extensión del problema.

Foto de portada: Boko Haram secuestra 20 niñas más en Borno [Fuente: bisconworld.org]

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro