28/03/2024 MÉXICO

India y Pakistán: un conflicto invisible

imagen-misil-creative-commons
Desde la descolonización del imperio británico en 1947 y la división de territorios para la creación de los estados de India y Pakistán, éstos estuvieron envueltos en conflictos desde sus nacimientos. Su linaje histórico y territorial los une pero, dentro de otra perspectiva, sus grandes diferencias ideológicas, culturales y religiosas hicieron que naciera y se profundizara un conflicto que dura hasta el día de hoy, prolongándose así por casi setenta años.

Desde la descolonización del Imperio Británico en 1947 y la división de territorios para la creación de los estados de India y Pakistán, éstos estuvieron envueltos en conflictos desde sus nacimientos. Su linaje histórico y territorial los une pero, dentro de otra perspectiva, sus grandes diferencias ideológicas, culturales y religiosas hicieron que naciera y se profundizara un conflicto que dura hasta el día de hoy, prolongándose así por casi setenta años.

Dos naciones enfrentadas por un territorio con diferentes objetivos e intereses en común. Cachemira se ha vuelto el centro de la disputa: una sociedad plenamente consternada y divida en dos —China también posee una porción— por las malas acciones políticas y militares llevadas a cabo dentro de un marco de tiempo.

Cronología del eterno conflicto

Para entender qué es lo que está sucediendo entre estos dos países limítrofes es fundamental revolver los acontecimientos históricos que hacen de este enfrentamiento más que un simple choque cultural o de intereses. Nos remontamos a los años cincuenta, cuando los territorios que alguna vez fueron colonias ya no lo eran. Se había comenzado un proceso de descolonización del Raj británico en el cual iba a producir consecuencias por su mala organización e intereses de los propios británicos. Estos territorios fueron divididos por su ubicación geográfica y mayoría religiosa. India, un país de religión hindú y secular y Pakistán —oriental y occidental— con un porcentaje del 95% de su población musulmana.

En esta división, uno de los principados que quedó inconcluso fue el de Cachemira. En un primer momento, Hari Singh, mandatario de Cachemira, optó por la incorporación a la India a través de un instrumento denominado la Unión India. Sin embargo, se forjó una gran brecha: la población no estaba de acuerdo —uno de los motivos era su mayoría (el 80%) musulmana—.

Cachemira es una de las regiones más complejas del planeta por su contexto. Posee una industrialización poco desarrollada, por lo que nos encontramos con una mayoría rural. Además, su población carece de fuertes ingresos y sus vías de comunicación son deficientes. Aparte de ser una de las fronteras más militarizadas del mundo, también es una de las de mayor altitud ya que alcanza los 6.000 metros sobre el nivel de mar. Por otro lado, Cachemira es un territorio plenamente estratégico para el control de la triple frontera (China, India y Pakistán). Cabe destacar que, por las diferencias religiosas y culturales, la migración ocurrida entre India y Pakistán es considerada una de las más grandes del mundo, con más de 10 millones de personas que abandonaron su hogar dejando pueblos como Punjab y Bengala divididos a la mitad.

El conflicto bélico fue inevitable. Durante los años de tensión se dieron tres grandes períodos que marcaron un antes y después en la región de Cachemira y la relación Indo-Pakistaní. El primer enfrentamiento ocurrió en 1947 y se tornó favorable a Pakistán. Su duración, de poco más de un año, causó un cambio geopolítico del que todavía se pueden ver sus consecuencias.


soldados-de-la-india-carrera-armamentista
Soldados de India desfilando [Foto: Antônio Milena vía WikimediaCommons]

A partir del alto al fuego acordado por las Naciones Unidas con el pacto de Karachi se subdividieron los territorios en diferentes partes: Pakistán tomó el control de, aproximadamente, un tercio del noroeste de la zona en disputa, es decir, el 37% del territorio; India, por su parte, acordó el 63% tomando el control del valle de Cachemira y de la mayor parte de Jammu —hay que remarcar que el Glaciar Siachen no se delimitó y esto trajo fuertes conflictos posteriores—.

Con la intervención —solicitada por India— de Naciones Unidas por medio del Consejo de Seguridad y mediante una Comisión especial (Comisión de las Naciones Unidas para India y Pakistán) se logró investigar y mediar para instar a las partes y exigir que retirasen sus fuerzas armadas del territorio antes de que se celebrase el plebiscito. La retirada de las tropas nunca ocurrió y , por ende, el pacto nunca se llegó a firmar.

Un segundo conflicto de gran proporción se desarrolló en 1965, por lo que sucesivas infiltraciones pakistaníes en territorios de Cachemira provocaron el cierre de la frontera por parte de la India. ¿Su consecuencia? Pakistán contraatacó invadiendo su territorio e India respondió dando lugar al segundo encuentro bélico entre las dos potencias medias de la región. En este caso, en 1966, la Unión Soviética actuó como mediadora en la firma de la Declaración de Tashkent, un acuerdo de paz entre India y Pakistán. Ambas partes aceptaron retirar sus ejércitos a las posiciones que ocupaban antes de agosto de 1964.


Más flujos migratorios se produjeron hacia regiones limítrofes (Pakistán Oriental e India mayoritariamente) durante los años posteriores a este sub-conflicto. Dentro del mismo período comienzan las rebeliones en Pakistán oriental apoyadas y organizadas por India, lo que hace que éste último país se enfrente a Pakistán occidental. Como consecuencia se desarrolla un tercer período intenso de conflicto que culmina con la creación del estado de Bangladesh en la parte oriental. Un contexto a remarcar fue la firma del acuerdo de Simla en 1971 entre India y Pakistán para el intercambio de territorios ocupados y la liberación de prisioneros de guerra. Este hecho marca un acercamiento a la cooperación y a la recomposición de las relaciones pacíficas entre ambos estados, estableciendo una nueva primera línea de control en Cachemira.

A partir de 1989, con el nuevo orden mundial, se fue agudizando la tensión en la zona ya que otros actores empezaron a tener relevancia a la hora de interactuar en el conflicto. Los mujaidines Hizbul, quienes buscaban la unión de Cachemira con Pakistán, eran considerados grupos terroristas tanto para la India como para  la Unión Europea y los Estados Unidos. Por otro lado, Jammu y Cachemira Frente Liberación (JKLF) también despertaron como actor de relevancia al ser los defensores de la independencia de Cachemira. Así tienden a reforzar militarmente la frontera, llegando a puntos delicados y muerte de civiles.

Uno de los puntos de quiebre en la historia bilateral de India y Pakistán es la adquisición de material y capacidad de nuclear. Las primeras detonaciones nucleares de 1998 dieron por sentado que ninguno de los dos iba a ceder territorio alguno.

¿Cuál es la justificación de India y Pakistán frente a la obtención del territorio de Cachemira?

Los dos estados se defienden en sintonía plasmando cuales son los verdaderos motivos de su objetivo de adhesión de Cachemira a sus respectivos países. India justifica mediando el principio de integridad territorial y la calidad de su estado pluriétnico y secular. Cuenta con el aval del instrumento de la Unión de 1947, haciendo cargo a Pakistán de los grupos terroristas que azotan los dos países. Dos puntos a tener en cuenta: India rechaza la viabilidad de la «tercera opción» —independencia de Cachemira— y el no reconocimiento de la región como un territorio en disputa como sí lo determina Naciones Unidas.

Por su parte, Pakistán justifica que se encuentra amparado por la religión —el 80% de la población es musulmana— y, a diferencia de la India, no reconoce el instrumento de la Unión ni acepta que la línea de control quede determinada como frontera permanente. Pakistán tampoco apoya la viabilidad de la tercera opción.


soldados-en-la-frontera-india-pakistan-creative-c
Soldados marchan hacia la frontera con Pakistán [Foto: Mauricio Moreno vía Flickr]

Ahora bien, Cachemira es un punto geoestratégico a nivel religioso que conecta directamente con China y los países asiáticos. También cabe destacar que la ubicación de los accesos más importantes de los ríos que integran y rodean este territorio (ríos Indus, Chenab y Jhelum) juega un rol más elevado por su potencial adquisición en la lucha de los recursos naturales, dejando abiertas un sinfín de posibilidades de un nuevo conflicto.

La carrera armamentista sin podio de llegada

La relación bilateral entre estos dos estados tiene un origen realista y, por tanto, su objetivo principal es la seguridad nacional como eje central de sus políticas de estado. Por otro lado, su punto geoestratégico e histórico hace que incrementen sus defensas y la seguridad interna con el fin de generar poder en la región. La historia marca un sinfín de choques entre estas dos culturas que tienen un punto en común en toda su cronología: la carrera armamentista.

Según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), India gastó en 2015 el 2,43% de su PBI en gastos militares. En respuesta a ello, Pakistán gastó en su defensa nacional el 3,57% de su PBI. No son los más altos pero esta carrera armamentista viene de la mano del cambio de programas de su defensa nacional, modernizando sus estructuras bélicas. Parece que el continente asiático se ha propuesto potenciar la capacidad militar y reestructurar las fuerzas armadas, comenzando con la gran potencia regional, China, pasando por los tigres asiáticos y llegando hasta el oeste, a India y Pakistán.

Si bien sabemos de las capacidades militares que poseen ambos estados, la incertidumbre en este conflicto pasa por un solo carril: el nuclear. India cuenta desde 1974 con capacidad nuclear, desarrollando el mismo año su prueba atómica. En la actualidad tiene a disposición 22 reactores nucleares: 14 de uso civil y 8 de uso militar. El programa cuenta entre 30-35 cabezas nucleares con capacidad de producir 50 a 90 armas nucleares. Su proyección es mediante la fuerza aérea, misiles (corto, mediano y largo alcance) y submarinos nucleares.

Pakistán, por su parte, en 1972 puso en marcha su programa nuclear. Se estima que posee entre 40 y 70 cabezas nucleares con capacidad de producir 30-50 cabezas adicionales. Su sistema de lanzamiento es por medio de la fuerza aérea y misiles (corto, mediano y largo). India posee sus armas nucleares como instrumento defensivo bajo control civil y bajo autoridades de científicos y políticos. Por ello es un estado visto por la comunidad internacional como «responsable en su uso». En cambio, Pakistán posee un instrumento ofensivo-defensivo bajo el control de autoridades militares y, por ello, es visto internacionalmente como un actor irresponsable. Estas diferenciaciones marcan una brecha en donde la hipótesis de conflicto se encuentra continuamente encendida.

La inseguridad global

978px-kashmir_map-es-svg
Mapa de la situación de Cachemira [Foto: Planemad vía WikimediaCommons]
Waltz afirma que el balance de poder es un resultado recurrente y esperable cuando se asume la existencia de estados que buscan seguridad y que se encuentran sometidos a un sistema anárquico que estimula la autoayuda. Entrando al nuevo milenio, desde una mirada netamente realista, la coyuntura bilateral entre India y Pakistán toma otro sendero, enmarcándonos dentro del dilema de seguridad y su configuración frente a una carrera armamentista elevada y la capacidad nuclear de los dos estados; generando, así, un balance de poder acrecentando el peligro y la incertidumbre a nivel global.

Retomando la idea del reconocido analista e investigador Frank Hoffman, que desarrolla la idea del «flamenco rosa» —definida como los eventos previsibles pero ignorados, pudiendo así producir resultados desastrosos—, sostiene que este tipo de conflicto son visibles pero, a su vez, ignorados por los que ejercen las tomas de decisiones. En su explicación detalla que los flamencos rosas están en marcado contraste con los cisnes negros, que son imprevisibles.

Por consiguiente, el subcontinente indio se ha vuelto un lugar del planeta netamente inestable, compuesto por una profunda amenaza al orden mundial actual ya que no se trata del potencial choque de dos estados comunes sino de dos con capacidad nuclear y militar. Un conflicto que es visible ante la sociedad internacional pero difícil de accionar, teniendo éste un contexto histórico cargado de enfrentamientos militares, políticos, culturales, ideológicos y, sobre todo, sus diferencias religiosas.

La situación geopolítica del conflicto radica en el punto donde se encuentra Cachemira —entre Afganistán, Pakistán y China—. Desde otro marco, alejándonos de los dos actores principales, pensar en el estatus de «territorio en disputa» permite analizarlo en tiempo y espacio bajo el principio de autodeterminación de los pueblos o la tercera opción. Para la importancia de la seguridad internacional cabe resaltar que India es el segundo país más poblado del mundo y Pakistán el quinto. Con una zona de tensión continua, las violaciones de derechos humanos, enfocadas contra las minorías, ataques a civiles y una guerra intensa frente al terrorismo, hacen reflexionar sobre este conflicto que viene atenuando a miles de personas y amenazando al mundo sobre un potencial encuentro nuclear.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro

¿Quieres recibir más explicaciones como esta por email?

Suscríbete a nuestra Newsletter:


Martin Moretti

(Buenos Aires, Argentina). Estudiante avanzado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Abierta Interamericana. Sus líneas de interés se centran en temas relacionados a los asuntos estratégicos.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

four × five =

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.