Las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) se reunieron en Bangkok, Tailandia, del 3 al 8 de abril de 2011, en la primera reunión preparatoria para la Convención del Clima, COP-17[I], que tendrá lugar en Durban, Sudáfrica, a finales de 2011. Representantes de más de 170 países estuvieron presentes en el encuentro con el objetivo de generar las condiciones propicias para lograr un avance en la reducción de emisiones contaminantes y establecer una agenda de trabajo para este 2011.
El marco regulador está en la agenda climática
Fue en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (1992) dónde se firmó el Convenio Marco sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo era estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. Este evento representó la primera acción institucional internacional de materializar la preocupación internacional en relación a los efectos negativos ocasionados por el aumento de las emisiones de GEI a la atmósfera.
Según el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el cambio climático es una modificación del clima atribuido, directa o indirectamente, a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), afirma que es imprescindible evitar que el calentamiento global exceda de los dos grados centígrados con respecto a la época preindustrial.
El efecto invernadero es un fenómeno natural que permite la vida en la Tierra. Los gases de efecto invernadero (GEI), crean una banda de gases a su alrededor e impiden que la radiación solar se refleje de vuelta al espacio. El efecto creado por esta banda de GEI, que rodea la Tierra, se denomina Efecto Invernadero y mantiene la superficie de la Tierra dentro de un rango y en un nivel que hace que la vida en nuestro planeta sea posible. Los principales GEI son el vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4), el ozono (O3) y los clorofuorocarbonos.
Antecedentes: el Protocolo de Kyoto
Los países participantes del CMNUCC vienen reuniéndose periódicamente a fin de establecer un conjunto de obligaciones legales que contribuyan a reducir las emisiones de los principales GEI. En 1997, se llevo a cabo la Tercera Conferencia de las Partes (COP-3), en Kyoto – Japón, donde fue aprobado el Protocolo que estableció los compromisos climáticos de reducción de emisiones que deberían ser asumidos por los países desarrollados, principales responsables por el calentamiento global.
De acuerdo con el Protocolo de Kyoto, las emisiones totales de los países desarrollados deben reducirse durante el periodo 2008-2012 al menos en un 5% respecto a los niveles de 1990. Para alcanzar estos objetivos, el Protocolo propone una serie de medidas, entre ellas:
- Reforzar o establecer políticas nacionales de reducción de las emisiones a través del aumento de la eficiencia energética, el desarrollo de fuentes de energías renovables, y el fomento de formas de agricultura sostenibles, entre otras.
- Fortalecer la cooperación entre los países a través del intercambio de experiencias, coordinación de las políticas nacionales por medio de derechos de emisión, además de la aplicación conjunta del mecanismo de desarrollo limpio, donde los países desarrollados pueden financiar proyectos de mitigación de emisiones de GEI en los países en desarrollo y recibir, a cambio, Certificados de Reducción de Emisiones computables en sus propios compromisos de reducción de emisiones.
Sin embargo, para que estos mecanismos sean efectivamente aplicables, es necesario un consenso entre las partes implicadas en relación a los procedimientos, actitudes y reglamentaciones de las responsabilidades internacionales.
COP-16: consenso, continuidad y avances
De un modo general, las Conferencias de las Partes realizadas hasta el momento (reuniones con carácter anual que buscan llegar a acuerdos para sustituir el casi extinto Protocolo de Kyoto), buscan este consenso aunque sin mayores éxitos. Pero, al finales de 2010, la reunión de Cancún (la COP-16), a pesar de muchas dificultades, supuso el alcance de acuerdos celebrados que facilitaron la continuidad y el avance, algo que no lograron las Conferencias anteriores. Las decisiones más importantes fueron la creación del Fondo Verde, que tiene el objetivo de ayudar a los países en desarrollo a combatir al calentamiento global; el establecimiento de un mecanismo de protección para los bosques tropicales y la extensión del Protocolo de Kyoto para después de 2012, año en el cual expira.
Sin duda las discusiones sobre la renovación o no de Kyoto fueron el punto central en la COP-16. Los países opositores exigían que se incluyera en la reducción de las emisiones las economías emergentes como India, China y Brasil. Por otro lado, los grandes países emergentes argumentaban que no sería posible aceptar un compromiso tan grande. Al mismo tiempo, se mantuvo la eterna cuestión de Estados Unidos, país que hasta el momento no ha ratificado el Protocolo de Kyoto y que sigue sin intención de hacerlo. Lo cierto es que, la COP-16 proporcionó un escenario de progreso político en las negociaciones, principalmente porque países como Brasil, China, India y EUA, que son los mayores emisores fuera del Protocolo de Kyoto, aceptaron retirar sus vetos posibilitando, así, que los grandes emisores de CO2 presentasen metas cuantitativas de reducción de emisiones.
Los resultados de Bangkok
La reunión preparatoria de Bangkok para la COP-17 empezó con la expectativa de avanzar en la definición de los puntos acordados en Cancún, durante la COP-16, aunque la crisis financiera mundial ha alterado tanto la agenda como las posiciones de los países. La falta de voluntad política de las Partes para comprometerse en un tratado post Kyoto ha provocado que las discusiones en Bangkok hayan acabado centradas en dos puntos, ya tratados con anterioridad: cómo distribuir entre los países la reducción de emisiones contaminantes y cómo repartir la carga financiera y tecnológica necesaria para poder cumplirlos.
De hecho, hoy el ritmo de crecimiento de países como Brasil, India y China ha provocado que estos países se hayan convertido en grandes emisores de carbono, llegando incluso a igualar y superar a los países desarrollados. Actualmente China es ya el máximo emisor mundial de GEI, por delante de los EUA. Pero la Convención sólo asigna a estos países la responsabilidad de elaborar planes de acción voluntarios de reducción de las emisiones. Por otro lado, no se puede olvidar que otros países en desarrollo están siendo los más vulnerables a los efectos del cambio climático, como por ejemplo los estados insulares o de importantes zonas costeras (como Indonesia) que pueden ser duramente afectados por la variación de los niveles oceánicos.
En este escenario, varios países desarrollados plantean la condición de redistribuir las responsabilidades climáticas de acuerdo con los niveles actuales de emisión de gases. Pero, como no hay una lógica clara sobre este tipo de responsabilidades no se puede asegurar que esta opción no afectara directamente aspectos sensibles como la competitividad mundial, los mercados laborales, los políticas cambiarias y, también, el reparto de poder en los mercados internacionales.
En Bangkok los países en desarrollo insistieron en la aprobación de un segundo período de compromisos para el Protocolo de Kyoto como base para seguir las negociaciones. Posición también adoptada por la Unión Europea. Sin embargo, Japón, Canadá, Australia, Rusia y los propios EUA, se posicionaron en sentido contrario. Además, tal y como está previsto en el Anexo del Protocolo de Kyoto, que presenta el grupo de países obligados a reducir sus emisiones, China, India y Brasil no tienen esta obligación. Con este escenario, el Protocolo no funciona y no se justificaría un segundo período de compromisos.
Los que argumentan a favor de Kyoto dicen que el Protocolo es el único acuerdo legalmente vinculante disponible y que los países desarrollados deberían cumplirlo antes de destituirlo. Por otra parte, existen aquellos que creen que consensos como los alcanzados en la COP-16 son más relevantes cuando son voluntarios y abarcan un número mucho mayor de países emisores. En el fondo, ninguna de las metas propuestas son suficientes para la efectiva mitigación de emisiones necesaria y las discusiones en Bangkok llegaron al fin sin mayores decisiones, aunque haya sido definida una agenda de trabajo para el resto del año.
La próxima ronda de negociaciones preparatorias para la realización de la COP 17 será en Bonn – Alemania, el próximo mes de junio. En este período entre reuniones, los países en vías de desarrollo y los desarrollados, ganarán tiempo adicional para discutir acerca de las cuestiones políticas y técnicas que están presentes en el enfrentamiento del cambio climático. En resumen, Bangkok dejó las incertidumbres acerca de seguir negociando, o no, un acuerdo jurídico vinculante para reducir las emisiones de gases invernaderos sin mayores perjuicios económicos; de cómo mejorar la cooperación para fortalecer los países menos desarrollados en la lucha contra el calentamiento global; y de cómo establecer, de modo transparente y equitativo, sistemas de medición y verificación de emisiones a partir de estándares científicos y técnicos.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
[I] Para las Naciones Unidas, las Partes son los Países u Organismos de Integración Económica que firmaron y ratificaron una Convención. Si la misma fue solamente firmada y no ratificada no estará vigente para el país firmante.
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