Una dimisión postergada
Recientemente en los medios de comunicación han aparecido titulares anunciando que el presidente de Yemen, el país más pobre del mundo árabe, Ali Abdulah Saleh, que lleva en el poder desde 1980, no ampliará su mandato, que termina en 2013, y que no transmitirá el poder a su hijo, en respuesta a la presión ejercida por las manifestaciones que claman el fin de su régimen.
Pero, ¿qué es lo que realmente sucede en Yemen y por qué el presidente de este país, ante las mismas demandas de justicia social y cambio de los pueblos tunecinos y egipcios, se siente legitimado a estar en el poder hasta el 2013?
Yemen
Al otro extremo del Canal de Suez (Egipto), se encuentra el Golfo de Adén, compuesto por los países del Cuerno de África (Djibouti y Somalia) y, en la costa sur de la península arábiga, por Yemen.
Yemen es el país más pobre del mundo árabe a pesar de estar situado en el puesto número 30 en cuanto a reservas mundiales de petróleo. Tiene una población de casi 24 millones de habitantes, y es el cuarto país del mundo con mayor crecimiento demográfico. Se estima que su población se duplicará en 23 años llegando a los 40 millones.
Comparte por el norte 1.458 km de frontera con Arabia Saudí, y por el este 288 km con Omán. Hasta el año 2000 su frontera por el norte con Arabia Saudí no estaba definida, pese a la existencia del Tratado Taif de reconocimiento de las fronteras del año 1934. El desierto de Arabia impide cualquier tipo de asentamiento humano ni actividad alguna, y en su subsuelo yacen abundantes recursos petroleros y de gas.
La lengua oficial es el árabe, y la mayoría de la población es de etnia árabe y de religión musulmana (99%), de los cuales un 53% son sunís y un 47% son chiís, y un (1%) de judíos, cristianos e hindús.
Economía
La República del Yemen, con un PIB per capita de 930 US$, se encuentra en el puesto 153 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que la sitúa entre los países con menor IDH del mundo.
La pobreza está generalizada, con alrededor del 45% de la población viviendo con menos de 2 dólares al día y con unosindicadores de desarrollo social, tales como la desnutrición infantil, mortalidad materna, y nivel de educación que siguen siendo alarmantes.
La sociedad yemení está fuertemente jerarquizada. Esta jerarquía social es herencia del modelo de sociedad que imponen las tradiciones y normas tribales, aunque no todos los yemeníes pertenecen a tribus, la fuerza y el peso sociopolítico de la organización tribal afecta al conjunto de la sociedad.
Yemen se enfrenta a una grave escasez de agua, el agua del suelo disponible se agota a un ritmo trepidante. La economía yemenita está atrapada en un ciclo de desempleo, especialmente alto entre los jóvenes, que conduce a un escaso crecimiento en una población mayoritariamente joven.
Breve pincelada histórica
Yemen del Norte se independizó del Imperio Otomano en 1918. No así la parte sur del actual Yemen, donde los británicos, en el S. XIX crearon un protectorado cuyo centro se situó en el puerto de Adén. Allí permanecieron hasta que se retiraron en 1967 dando lugar a la República Democrática del Yemen (Yemen del Sur).
Tres años más tarde, el gobierno del sur adoptó una orientación marxista, hecho que provocó entre otras causas, un éxodo masivo de cientos de miles de yemenitas desde el sur hacia el norte y dio lugar a dos décadas de tensiones entre los dos Estados.
Los dos países fueron formalmente unificados como la República de Yemen en 1990. Aunque en el sur permaneció un movimiento separatista que no aceptó la unificación y sus hostilidades dieron como resultado una breve guerra civil en 1994 que fue sofocada.
Punto caliente: el actual Yemen
Existen en El Yemen actual varios conflictos simultáneos, conformando un escenario en miniatura de otros conflictos mucho mayores, como son la guerra contra el terrorismo de Al Qaeda, la influencia del Irán chiita en el mundo árabe, la alianza estratégica de EEUU con Arabia Saudí (país con las mayores reservas de petróleo del mundo), y la piratería somalí en el punto geoestratégico de paso de mercancías de Oriente a Occidente y viceversa.
El conflicto del Sur secesionista
Desde los primeros días de la reunificación del país el gobierno de Ali Abdullah Saleh ha Estado en continuo conflicto armado con los secesionistas del Yemen del Sur. Éstos provocaron la guerra civil del 1994 y ahora buscan desesperadamente debilitar al ejército y al gobierno, poniendo en tela de juicio la unificación, en una sociedad altamente descontenta, sin claras oportunidades de futuro, frustrada y armada.
El fruto de esta desesperación y desasosiego es un terreno fértil para la propagación de los intereses de Al Qaeda.
Al Qaeda
Existen varios e importantes motivos por los que este Estado es un refugio y un terreno proclive para Al Qaeda. En primer lugar por su situación económica, pues se trata del país más pobre, con mucho, del mundo árabe y la escasez crónica de alimentos es un terreno abonado para que los terroristas siembren su semilla de terror en una sociedad tribal fuertemente armada que se siente respaldada en su lucha contra la violencia del Presidente Saleh.
Al Qaeda, por su parte, intenta desde la retaguardia yemení promover la insurgencia yihaidista contra Arabia Saudí, país aliado de los Estados Unidos de América. Los insurgentes sureños se unen al propósito porque así debilitan al gobierno de Saná (capital del Yemen) del cual se quieren independizar.
El gobierno de Ali Abdullah Saleh debe, por un lado, frenar estos intentos separatistas y, por el otro, luchar sin cuartel contra Al Qaeda en su territorio. Y es el uso extremo de la violencia gubernamental utilizada para desmantelar las redes terroristas, así como las bajas civiles causadas, lo que provoca que la población civil simpatice aún más con la causa terrorista.
Somalia: el Estado fallido
A esta inestabilidad se une el caos de la vecina Somalia, Estado fallido, donde EEUU libra una batalla a través de Etiopía contra la piratería de sus aguas y el radicalismo islámico de la milicia Al-Shabab, simpatizante de Al Qaeda, manifiestamente partidaria de dar soporte a la yihad más allá de sus fronteras.
El conflicto del Norte
El Estado del Yemen es de mayoría suní, pero la zona norte está habitada por una mayoría chií. La rebelión empezó en 2004 cuando el actual presidente Saleh asesinó al líder chií Al Hatahui, de la secta zaydista (rama de los musulmanes chiís de la región del norte de Yemen), enemigo de Estados Unidos de América. Con su muerte la revuelta se intensificó dando lugar a una guerra de baja intensidad que se ha cobrado ya más de 10.000 muertes.
La influencia de Irán
Yemen acusa a Irán, chiita, de estar armando a los rebeldes del norte. Irán lo niega, pero Teherán y su régimen tienen un claro objetivo de ampliación de su área de influencia. Cabe recordar que los chiitas, aún siendo la segunda corriente mayoritaria después de los sunitas (que son la mayoría de fieles musulmanes) son minoría en el Islam, y es por eso que dónde haya una comunidad chiita en el mundo musulmán es susceptible de recibir ayuda e influencia de Irán, como es el caso de Hezbollah en el Líbano, o en el actual caos iraquí.
El aliado saudí
La familia real saudí representa a otra rama del Islam: el wahabismo, la corriente más conservadora del sunismo. Las tribus zaydistas, por un lado, acusan al gobierno de Saná de estar dominado por la línea dura sunita, que sigue la rama conservadora wahabi. Ésta considera a los chiitas herejes del Islam y también se oponen a la alianza del presidente Saleh con el gobierno de Washington. Las sauditas, en cambio, temen que la rebelión zaydita inflame la minoría chiita de las provincias orientales del reino saudí, centro de la industria petrolera.
El presidente Saleh debe contentar a los saudíes y poder sacar contrapartidas políticas del asunto, ya que las reservas petroleras del Yemen se encuentran en claro retroceso, y así también apaciguar las tensiones fronterizas que existen por las posibles reservas de petróleo. Pero este acercamiento radicaliza más a los chiis del norte. Es por todo esto que el presidente Saleh se erige como la pieza clave de todo este entramado de alianzas y conflictos, aún a costa de hipotecar el futuro de los yemeníes. De ahí a que su dimisión no sea inmediata.
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