Con el 64% de los votos y muchas polémicas, Vladímir Putin logró ganar las elecciones presidenciales rusas del pasado 4 de marzo. Sin embargo, las protestas causadas por los supuestos casos de fraude electoral en estas y en las pasadas elecciones parlamentarias, se han combinado con el cansancio por la corrupción endémica que aflige a las instituciones y el deseo de mayor activismo político. El movimiento de protesta, aunque fragmentado, significa el renacimiento de la sociedad civil rusa.