En junio de 2019, se anunció la concreción de 20 años de negociaciones entre los bloques europeo y sudamericano para la firma de un acuerdo que se enfoca principalmente en el ámbito económico y comercial, aunque incluye otros dos pilares. Sin embargo, a casi cuatro años de su anuncio, el acuerdo enfrenta dificultades internas y externas por parte de los países involucrados. En este artículo, se analizarán en detalle los pros y contras del acuerdo, así como su futuro en el marco de las relaciones económicas entre ambas regiones.
El 28 de junio de 2019, el entonces presidente argentino Mauricio Macri, quien también era el presidente pro tempore del Mercosur, compareció junto al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la sala de prensa de la reunión del G20 en Osaka, Japón, para anunciar el “acuerdo en principio” entre la Unión Europea y el Mercosur.
De esta manera, se dieron por finalizadas negociaciones que transcurrieron durante 20 años entre las instituciones de la Unión Europea y los países miembros del bloque supranacional europeo junto a los distintos gobiernos con variopinta identidad ideológica que transcurrieron en los países integrantes del Mercosur .
Comenzaba así una larga y ardua ruta para la ratificación del acuerdo, que creaba un área de libre comercio de una totalidad de 770 millones de potenciales consumidores, estableciéndose así el mayor acuerdo que suscribiría el Mercosur, y uno de los más importantes para la Unión Europea. Sin embargo, desde ambos lados del atlántico se pusieron reparos sobre los términos del acuerdo, sus injerencias en el mercado interno de los países que lo adoptaron ratificar y las consecuencias para sus economías.
¿Cuál es el contenido del acuerdo de libre comercio?
En resumen, este acuerdo implica la creación de una zona de libre comercio que abarca múltiples aspectos del comercio internacional entre ambos bloques regionales. Como se mencionó en la introducción, su importancia radica en que constituye un hecho histórico al establecer un mercado para bienes y servicios que, de alcanzarse su éxito, representaría casi una cuarta parte del PIB global.
Además, garantiza para ambos lados del atlántico el acceso a un mercado estratégico, con un PIB per cápita de USD 34.000, la integración en cadenas de valor, la generación de empleo y el desarrollo de las economías regionales de los estados parte. En consecuencia, promueve el comercio al eliminar los aranceles para el 93% de las exportaciones del Mercosur y otorgar un trato preferencial para casi todo el 7% restante.
El acuerdo en términos de bienes industriales, logra que la Unión Europea liberalice el 100% de su comercio, mientras que el Mercosur lo realice en un 90%. En ese sentido, la Unión Europea de forma inmediata y completa, una vez ratificado el acuerdo, liberalizaría el 80% de los aranceles sobre las exportaciones de productos industriales que provengan del Mercosur. Por otro lado, el Mercosur obtiene plazos amplios de hasta 15 años para liberalizar de forma gradual sectores sensibles a las consecuencias del acuerdo en la economía de los países miembros del bloque sudamericano.
En el mercado de bienes agroindustriales, el acuerdo logra que la Unión Europea (UE) liberalice el 99% de las importaciones agrícolas del Mercosur: para el 81,7% eliminará los aranceles de importación. En tanto, para el 17,7% restante de cuotas o preferencias fijas. Sólo se excluyen algo más de 100 productos.
Es destacable sostener que, en lo que respeta a las cuotas dentro de las cuales se bajará el arancel, determinados productos se regirán por ello para exportar a la UE, y fuera de ellos se mantendrá el arancel actual. En el caso de la carne, que representa grandes exportaciones para Argentina, Brasil y Uruguay se reducirá aranceles en cuotas de 99.000 toneladas anuales (bajará hasta 7,5%), aunque fuera de este cupo por separado se reducirá a 0% el arancel a pagarel ingreso de la carne correspondiente a la Cuota Hilton.
Por otro lado, el acuerdo de libre comercio contiene un apartado para la eliminación de barreras no arancelarias y la facilitación de exportaciones. Dentro de las medidas tendientes a ese objetivo, en los protocolos sanitarios, fitosanitarios y normas técnicas se verán mejoras en el acceso al mercado para ambos bloques, eliminando medidas arbitrarias e injustificadas a través del establecimiento de plazos y procedimientos transparentes que facilitan el flujo comercial.
A su vez, el acuerdo contempla la certificación en materia de origen y establece disposiciones sobre liberalización de aduana y despacho, reducción de supervisión física, simplificación y armonización de procedimientos aduaneros, entre otros.
En el sector servicios, los prestadores de la UE y del Mercosur podrán acceder al mercado de la contraparte en las mismas condiciones que los nacionales. Esto estimulará la radicación de inversiones en el sector productivo y en el de servicios mediante partenships, bussines networking, transferencia de know how y asistencia financiera, pero además agregará facilidades para el incremento de la inversión extranjera al otorgar certidumbre y estabilidad a los inversionistas.
Otras cuestiones relevantes son que el Mercosur abre sus mercados de obras públicas a empresas europeas por lo que pueden concurrir a una licitación para estas obras compitiendo en igualdad de condiciones con las locales y el acuerdo expresa que las partes respetarán los derechos laborales según los estándares de la O.I.T., así como la libertad de asociación sindical de los trabajadores y la eliminación del trabajo forzado y el infantil.
Los “Pros” del Acuerdo
Luego de haber realizado una revisión de los rasgos generales del acuerdo, es factible analizar los indicios que permiten abogar por la concreción de este pacto internacional. La apertura comercial y el levantamiento de barreras arancelarias resulta de vital importancia para asegurar un mercado relevante para los productos, servicios y bienes que desean exportarse por parte de ambos bloques.
El potencial de creación de comercio es muy importante considerando que el acuerdo podría aumentar el PBI de un 0,1% anual hasta el 2032 para la Unión Europea y un 0,3% en el Mercosur, según un informe de la London School of Economics. Además, se convertiría en la alianza más poderosa en términos geopolíticos y la zona de libre comercio más grande del mundo
La pandemia del covid-19 y el proceso del fin de la hiperglobalización junto a la creciente incertidumbre geopolítica en la que se destaca la guerra entre Rusia y Ucrania refuerza los argumentos a favor de la ratificación del proceso comercial. Es por eso que resulta un objetivo apetecible para la UE dentro de su estrategia de una búsqueda de autonomía para evitar la extrema dependencia de socios que la pueden condicionar.
La celebración de este pacto interregional se convertiría en una defensa de la globalización comercial y del sistema multilateral que caracteriza al actual orden liberal internacional, frente a la creciente amenaza de la desglobalización y la irrelevancia de los pactos internacionales ante el surgimiento de líderes globales iliberales.
Las “Contras” del Acuerdo
Anteriormente, se han enfatizado los beneficios de implementar el acuerdo alcanzado, sin embargo, también debemos considerar las posibles desventajas. Entre ellas, se pueden mencionar los obstáculos para la aprobación y ratificación del acuerdo, los cuales han surgido tanto en Europa como en América.
En torno a la política medioambiental, se levantaron consideraciones y fuertes críticas entre los gobiernos de Brasil como de Francia en torno a la deforestación del Amazonas para el avance de una política agropecuaria tendiente a ganar mayores terrenos para su explotación. Esto choca con el pacto verde que se promueve en la Unión Europea tendiente a mitigar los efectos del cambio climático, entre lo que incluye un veto a la importación de productos que no cumplen con los estándares a favor de reducir el efecto humano sobre el clima.
En relación al escenario internacional, parlamentos de diferentes países miembros de la Unión Europea pusieron reparos en la aprobación del acuerdo, entre los que se destacan, Irlanda, Bélgica y Países Bajos . También el pleno del Parlamento Europeo realizó objeciones sobre el estado y los alcances del acuerdo. En consecuencia, también se oyeron voces en contra del estado del acuerdo y sus alcances por legisladores de países como Argentina, Uruguay y Brasil.
Los lobbies realizados por industrias y agroindustriales repercutieron notablemente en ser una contra del acuerdo. Los gobiernos nacionales de los países miembros de ambos bloques observaron quejas o desacuerdos en torno a los alcances del tratado de libre comercio en razón de que fallan en mayor o menor medida a sus industrias oa los ejes exportables.
Los problemas internos del Mercosur también deben ser considerados como un obstáculo para el acuerdo. El bajo nivel de desarrollo de sus instituciones, que limita el progreso del bloque regional, junto con el interés predominante de los gobiernos nacionales en lograr objetivos específicos, crea una dinámica compleja que resulta difícil de entender para una organización supranacional como la Unión Europea.
Además, la pandemia de COVID-19 y sus efectos han llevado a los bloques a prestar atención a las consecuencias sanitarias, sociales y políticas que surgirán a partir de las crisis desatadas. Esto ha llevado a que la discusión entre los bloques haya pasado a un segundo o tercer plano
Otro aspecto interesante y que representa una contra, son las asimetrías entre los bloques regionales. Esta cuestión representa un escollo ya que muchos especialistas entienden que, en vez de cortar las diferencias estructurales entre la Unión Europea y el Mercosur, estas se verán ampliadas pudiendo afectar gravemente los equilibrios u oportunidades para las economías de ambos lados del “charco”.
¿En qué estado se encuentra el Acuerdo UE-MERCOSUR?
Actualmente, las instancias del acuerdo se encuentran paralizadas. Los procesos de adecuación jurídica y la revisión técnica no tuvieron mayores avances, quedando trunca su implementación como la posibilidad de revisión de aquellas clausulas sobre las que desde las tribunas se ha fustigado, pero no se han puesto a revisión en negociaciones para su evaluación.
Es evidente que los cambios de gobierno en ambas partes de la mesa de negociación tienen un impacto significativo en el progreso del acuerdo. Además, los cambios que se han producido en el comercio internacional, como resultado de la tensión geopolítica mundial, con la guerra ruso-ucraniana como uno de los mayores exponentes, así como las consecuencias de la “Coronacrisis“, han tenido un impacto considerable. La disminución de la hiperglobalización, que ha llevado a la relocalización de las cadenas de suministro, junto con el aumento de los precios de los productos básicos y la escasez de insumos clave, son factores importantes que afectan la reactivación del acuerdo
Es por eso, desde su asunción en enero, Lula Da Silva ha promovido una agenda de inserción mundial para Brasil, en lo que uno de sus puntos importantes es el relanzamiento del Mercosur, y con ello, la necesidad de arribar a un acuerdo con la Unión Europea. Desde el otro lado, países antes mayormente reticentes, también han impulsado la necesidad del acuerdo como Francia y Alemania, cuyo canciller realizó recientes visitas a Argentina, Brasil y Chile.
“Una lucecita al final”: la posibilidad de un acuerdo en 2023
El lector podrá analizar la conveniencia de alcanzar un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, según su propio punto de vista. Actualmente, se observa una posible oportunidad para lograr un trato, tal como lo expresó el Cardenal Samoré en su mediación entre Argentina y Chile, cuando ambos países estuvieron al borde de la guerra en 1978, al referirse a una pequeña esperanza o “lucecita” para alcanzar una solución pacífica al conflicto.
2023 puede ser el año que signifique la firma del convenio final y el inicio de la ratificación entre ambos bloques de lo que supondría un acuerdo histórico sin precedentes. Para América del Sur podría iniciar un proceso de mayor integración, para Europa la apertura de un mercado que no le será hostil ni le generará dependencia. Las consecuencias directas ya sean estas positivas o negativas, serán parte del futuro o como dirán los antiguos romanos: “alea iacta est ”.
¿Quieres recibir más explicaciones como esta por email?