19/03/2024 MÉXICO

El matrimonio infantil en Palestina: ¿dónde quedan los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

palestinian girl
Las mujeres refugiadas en Palestina sufren una triple opresión: la vulneración de sus derechos humanos por parte de las fuerzas de ocupación del Estado de Israel, la dureza por la situación de refugio cronificado y la sociedad patriarcal.

“En todas las guerras del mundo la gente sufre, pero las mujeres por lo general sufren doblemente, porque asumen la responsabilidad por los niños, por alimentar a sus familias… Las mujeres generalmente son las más pobres de los pobres. Si cuando eres pobre no tienes nada, las mujeres tienen menos que nada”.


Estas son las palabras de Salam Hamdan, una activista feminista de Palestina, que, como muchas otras, se encuentra oprimida por un sistema legal anticuado, que permite la violación sistemática de los derechos humanos. Las mujeres refugiadas en Palestina sufren una triple opresión: la vulneración de sus derechos humanos por parte de las fuerzas de ocupación del Estado de Israel, la dureza por la situación de refugio cronificado y la sociedad patriarcal. Respecto a esta última, cabe puntualizar que las mujeres que viven en esta región, aparte de la ocupación israelí, también sufren violencia por parte de sus propias comunidades: la violencia doméstica, el acoso sexual o los crímenes de honor, entre otros, forman parte de la vida de muchas mujeres palestinas. En este sentido, uno de los fenómenos existentes más graves en que se ve reflejada, de manera muy visible, esta triple represión es en el matrimonio infantil.

El matrimonio infantil en Palestina 

UNICEF lo define como “el matrimonio formal o la unión informal entre un niño menor de 18 años y un adulto u otro niño”. Se trata de una realidad que todos conocemos y que, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, se da principalmente por razones socioeconómicas, es decir, en mujeres que provienen de familias con bajos ingresos, con menor participación en el mercado laboral o con niveles de educación más bajos. También el patriarcado juega un papel destacado en esta situación pues, además, respalda el matrimonio forzado entre familiares de primer grado. En Palestina, la media de edad de las mujeres que se casan está en los 20 años. Sin embargo, existen muchos casos de niñas que contraen matrimonio cuando aún son menores, sobre todo en Gaza, lo que desembocó en la decisión el año pasado, por parte del primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, de elevar la edad mínima para casarse a los 18 años.

El día ¿más feliz? de tu vida 

En nuestra sociedad, el matrimonio infantil parece haber quedado relegado al pasado, como una práctica de antaño de la que se habla más bien poco. Quizás no nos damos cuenta de lo vigente que sigue siendo esta práctica en muchos países del mundo, ni somos conscientes de la gravedad del asunto. ¿Seríamos capaces de imaginarnos a nosotros mismos casándonos antes incluso de poder conducir y con hijos a los 20 años? Nosotras, europeas, dueñas de una vida digna, ¿concebimos la posibilidad de cambiar nuestros años de universidad por las tareas del hogar y el cuidado de uno o varios descendientes y compartiendo nuestro día a día junto a una persona impuesta?  El día más feliz de tu vida para algunas mujeres en Palestina es solo el comienzo de una vida infeliz. Hasta que la muerte os separe, para otras, puede significar el final de una vida que, a veces, es más corta de lo que debería. Cuesta mucho imaginarlo y tampoco logramos visualizar el transcurso de nuestra vida en lugares donde no cesan los conflictos y las guerras cuyas injustas consecuencias pagan los que no deben y acaban repercutiendo de manera más dura en los sectores más vulnerables de la sociedad. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado estableció en su informe del 2014 que “las palestinas perciben la guerra como un genocidio, por eso quieren seguir pariendo hijos, a pesar de las dificultades”, y mediante declaraciones como “parir, como resistencia” tratan de mostrar una realidad que, aunque no percibamos, existe.

Consecuencias para las mujeres y las niñas

Entre las graves consecuencias del matrimonio infantil que expone la Comisión Española de Ayuda al Refugiado cabe destacar el impacto directo en la salud de las niñas, debido a los riesgos de sufrir complicaciones durante el embarazo o en el parto. Asimismo, el hecho de contraer matrimonio a una edad tan temprana contribuye a una baja tasa de participación en el mercado laboral, al abandono escolar, o al aumento de dependencia respecto a los hombres, entre otras cosas. Según cifras de la Oficina Estadística Palestina, en los últimos años ha aumentado el número de mujeres que se han visto obligadas a ejercer la prostitución o que han contraído enfermedades de transmisión sexual al haber sido empujadas a esta profesión para contribuir o salvar la economía familiar. Así, deben hacer frente a una desprotección física y de salud, fruto de la inefectividad de la legislación vigente. Con todo, las desigualdades entre mujeres y hombres en Palestina son abrumadoras y esto viola claramente el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5, que establece que es necesario “poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo”.

El ODS 5 y el matrimonio infantil 

Una de las principales características de la Agenda 2030 y los ODS de Naciones Unidas es la incorporación de los derechos de las mujeres y, por lo tanto, del ODS 5 que es el que recoge la igualdad de género. Una de las metas que pretende alcanzar este ODS es la de “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina”. Sin embargo, y a pesar de la existencia de leyes que prohíben el matrimonio infantil al ser este una práctica que viola los derechos humanos y cuyas graves consecuencias humanitarias causan impactos muy negativos en la vida, la salud y el futuro de las niñas, sigue practicándose en diversos países del mundo.

Si bien es cierto que se han producido tímidos avances en la materia, incluso por parte de Mohamed Shtayeh con la modificación de la ley jordana de 1976 –que ahora prohíbe a las adolescentes casarse antes de cumplir 18 años–, las mujeres palestinas siguen siendo oprimidas y la violencia de género en la región sigue sin ser abordada. La protección de los derechos de las mujeres en Palestina continúa siendo insuficiente y todavía necesitan el consentimiento de un tutor masculino para casarse o poder trabajar fuera de casa. Así pues, todo apunta a que el ODS  5 en los Territorio Ocupados está lejos de cumplirse si no se realizan reformas profundas en el marco legal.


Ellas nunca dirían “sí, quiero” 

La Agenda 2030 se compromete a no dejar a nadie atrás y entendemos que eso implica no ignorar la realidad que sufren algunas niñas y mujeres en Palestina y que hemos querido denunciar en este artículo. Como se afirma en la descripción del ODS 5, “la igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible”. Así pues, el cumplimiento de este objetivo es imprescindible para poder avanzar hacia un futuro más justo y que, a la vez, implicaría el cumplimiento de otros objetivos de la Agenda que, de hecho, están estrechamente relacionados.

Lo que está claro es que el objetivo de igualdad de género no es el único que no se está cumpliendo en Palestina y que la situación plantea enormes retos y desafíos para los que serán necesarios cambios muy profundos y a muchos niveles. Solo así se podrán erradicar prácticas tan nocivas sobre las mujeres; mujeres a las que hemos querido dar voz.

No callarem. Exigirem tots els drets ja conquerits i lluitarem pels que ens neguen. Igualtat en el treball i la família. Paritat en les religions que ens anorreen. Com la nostra. Igualtat en l’educació i en el poder de decisió de les escoles, de les empreses, ajuntaments, universitats, institucions. Fora per sempre la imatge cruel de tants homes comandant el món, sense la dona. No callarem les dones. No callarem”. – Rosa Fabregat


Autoras:

Ivana Ivorra Andújar es graduada en Traducción e Interpretación por la Universidad Jaume I de Castellón y ha cursado un máster en Estudios de la Unión Europea (Instituto Europeo de Bilbao). Acaba de finalizar un máster en Relaciones Internacionales, Seguridad y Desarrollo en la Universidad Autónoma de Barcelona, y es becaria en GlobalCAD, una empresa consultora especializada en desarrollo humano sostenible.


Helena Fortea Colomé es graduada en Traducción e Interpretación por la Universidad Pompeu Fabra y acaba de finalizar un máster en Relaciones Internacionales, Seguridad y Desarrollo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, ha sido becaria en la Dirección General de Cooperación al Desarrollo de la Generalitat de Cataluña.


Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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One comment

  • Ana

    18/11/2020 at

    Desde que soy madre, me es mucho más difícil leer este tipo de artículos. Pero no puedo dejar de hacerlo porque no quiero olvidarme de agradecer mi vida o de pensar en aquellas pequeñas y grandes que tienen que vivir esas realidades. Gracias a todos en United explanations por sus artículos.

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