Las imágenes de Muxes ocuparon portadas de revistas como Terra Mater y especiales en diarios como El País. Un proyecto lleno de color y miradas directas al objetivo en el que se mostraba la cotidianidad de estos hombres que desempeñan de forma voluntaria roles femeninos en sus familias y que viven en la región de Istmo de Tehuantepe, en México. Detrás de la cámara, la fotógrafa documentalista Nuria López Torres.
Después de más de veinte años trabajando en temas relacionados con la identidad de género en distintos lugares, Nuria López Torres vuelve a posar su mirada en el país centroamericano, esta vez con un proyecto multimedia sobre el tráfico de mujeres y niñas para su explotación sexual. Hijas de ningún dios reúne fotografías y un documental con el que ha participado en MadridDocuFest y que da voz a supervivientes y familiares de desaparecidas. Hablamos con ella sobre este y otros proyectos.
En el festival MadridDocufest participas con el proyecto Hijas de ningún dios sobre la esclavitud sexual en México, un tema al que ya te habías aproximado con el trabajo Stolen. ¿Cómo surgió la posibilidad del documental?
En este tema me encuentro con que la fotografía no tiene la capacidad suficiente para transmitir la dureza y los mensajes tan potentes que yo estaba escuchando. La única posibilidad de contarlo con todos sus ángulos era hacerlo a través de un documental con los testimonios de las protagonistas. De ahí surge la idea. Por un lado están las fotografías pero el formato que mejor cuenta la historia es el documental.
He publicado Hijas de ningún dios en dos revistas con texto de la periodista Majo Siscar. Pero el impacto de leer el artículo nunca es igual que cuando ves el documental y escuchas el testimonio de las víctimas.
¿Cómo comienza tu interés por tratar temas relacionados con la identidad de género?
A raíz de una amistad con una persona que es antropóloga, especialista en género y prostitución. Nos conocimos a través de un amigo común: ella estaba escribiendo un libro sobre mujeres cubanas y yo tenía un trabajo sobre Cuba. De hecho, la portada de su libro es una de mis fotografías. Iniciamos una amistad y empecé a colaborar con ella y a interesarme por este tema. Dentro de su círculo también había personas transgénero y transexuales…De esto hace más de 20 años.
Tienes una larga trayectoria con trabajos como Muxes o Princesses realizados en países como Turquía, México, Cuba o Brasil. ¿Cuáles son las dificultades que te has encontrado?
Las dificultades dependen del país. El tema de la cultura y el idioma facilita el acercamiento; donde he tenido más problema para trabajar la identidad de género es en Estambul. También he trabajado en Irán, aunque no lo ponga mi página web, y allí ha sido muy difícil por una cuestión cultural y de idioma. Por ejemplo, en México, Cuba y Brasil ha sido más fácil.
También dependen los entornos: en Brasil pude trabajar con personas transgénero porque iba de la mano de una persona brasileña transgénero que me introdujo en este contexto. En cada caso ha sido diferente, pero en general trabajar en Latinoamérica ha sido más fácil.
¿Qué proyecto o proyectos destacarías y por qué?
Es un poco difícil: los proyectos son como hijos y pedirle a una madre cuál es su hijo predilecto es complicado… Pero sí es verdad que no todos los proyectos puedes abordarlos desde la misma perspectiva e implicación, muchas veces por una cuestión de tiempo. Por supuesto, destacaría aquellos a los que he dedicado más tiempo. Hay un proyecto, Sex and revolution in Cuba en el que trabajé durante 3 años documentando la comunidad LGTB. Le tengo especial cariño, se publicó un libro, le dediqué mucho esfuerzo, mucha energía… y creé un vínculo con él. A raíz de este proyecto decidí iniciar un proyecto mayor sobre la sociedad cubana titulado La isla en el que pretendo estar trabajando unos 20 o 25 años.
Otro proyecto que destacaría y que me gusta mucho, es Muxes. Le dediqué dos años. Ha estado expuesto en el Museo de América de Madrid, ha sido portada de una de las mejores revistas del mundo, Terra Mater…Es un proyecto que he publicado mucho, que me gusta y que disfruté haciéndolo. Desde hace 3 años estoy trabajando en otro proyecto en Cuba que se titula Orishas sobre la influencia de la religión de origen africano en la sociedad cubana. En el que estoy inmersa y fascinada. Y también me gustaría incluir en esta lista Hijas de ningún dios. Dediqué dos años a este proyecto, tiene una temática muy dura y es un tema con el que tengo un vínculo muy fuerte.
Esta es una entrevista sin ánimo de lucro.
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