En una decisión histórica y sin precedentes, el pasado 23 de junio el pueblo británico optó, con un 51.9% de los votos a favor, por abandonar la Unión Europea después de 43 años. La votación desencadenó una serie de decisiones que ha convertido la política británica en un auténtico carrusel de noticias, y que parece lejos de tranquilizarse. Conviene analizar los motivos que llevaron al Primer Ministro británico a celebrar el referéndum, valorar los efectos que ha tenido su resultado tanto en su partido como en la oposición y explicar cómo queda el panorama político después de un período muy intenso. Sólo tres semanas después de esta decisión histórica, Reino Unido tiene ya a una nueva Primera Ministra y un nuevo gobierno. A continuación un resumen de este vertiginoso período.
El porqué del referéndum
Sin duda ha sido una decisión que ha plasmado las fuertes divisiones en la sociedad británica: entre las generaciones más jóvenes y las mayores, entre las zonas rurales y las metropolitanas, y entre las diferentes naciones que forman el Reino Unido (Escocia, Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte). La creciente desigualdad, los recortes económicos, y especialmente la inmigración, son algunos de los factores que han impulsado a una mayoría de la sociedad a ver la salida de la Unión como una solución política a sus problemas. Todo estos elementos aparecieron constantemente en la campaña previa a la votación.
No era la primera vez que el Primer Ministro británico, David Cameron, decidía (o accedía a) convocar un referéndum. Ya lo hizo el 18 de septiembre de 2014, cuando permitió que el gobierno escocés celebrara un referéndum sobre la posible independencia de la nación del resto del Reino Unido. David Cameron hizo campaña para que Escocia siguiera formando parte del país, e incluso la sedujo con una serie de concesiones. Y ganó. Esta vez, sin embargo, Cameron no ha tenido tanta suerte.
El ala más conservadora del partido Conservador británico venía manifestando a lo largo de los últimos tiempos su deseo de que Reino Unido abandonara la Unión Europea. Y fueron precisamente los diputados euroescépticos dentro del propio partido Conservador (aproximadamente una tercera parte), junto con el auge de la popularidad del partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), los motivos que instigaron a David Cameron a comprometerse a realizar un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea si ganaba las elecciones generales en mayo 2015.
Contra todo pronóstico, los Conservadores ganaron las elecciones del 7 de mayo del presente año por mayoría absoluta y Cameron se vio obligado a cumplir uno de los puntos de su programa, la celebración de un referéndum sobre la permanencia en la UE. Desde ese momento, Cameron empezó a hablar con sus homólogos europeos y con la Comisión Europea y el Consejo de la UE. Su objetivo era “renegociar la relación del Reino Unido con la Unión Europea” y conseguir una serie de concesiones antes de convocar el referéndum.
El propósito de Cameron al decidir celebrar el referéndum fue, por un lado, aplacar el ala euroescéptica dentro de su propio partido y, por otro lado, ganar terreno electoral a UKIP, el partido euroescéptico cuyo objetivo era salir de la UE. UKIP había ganado las recientes elecciones europeas y también había recibido casi el 13% de los votos en las elecciones generales.
El pueblo británico decide salir de la UE. ¿Ahora qué?
Después de una intensa campaña, en la que Cameron hizo una tibia campaña por permanecer en la UE, el 23 de junio se celebró el esperado referéndum con la sencilla pregunta: “¿Cree que Reino Unido deberá continuar siendo miembro de la Unión Europea? Sí o no”. Con una cifra récord de participación del 72.2%, el 51.9% de los votantes decidió abandonar la Unión Europea. La economía, especialmente la gran depreciación de la libra, y las bolsas europeas se resintieron tras la decisión.
[pullquote align=”left”]El resultado provocó una catarata de reacciones: Cameron dimite, la PM escocesa pide un referéndum para abandonar el Reino Unido, Corbyn sofoca una rebelión interna, Farage dimite…[/pullquote]
El resultado más inmediato fue que David Cameron anunció que dejaría la jefatura del gobierno el próximo octubre, tras el congreso de su partido. La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, puso sobre la mesa la posibilidad de un nuevo referéndum de independencia en Escocia, ya que su nación había votado en mayoría por la permanencia del Reino Unido en la UE. Algunos diputados del partido laborista de Jeremy Corbyn iniciaron una moción de censura contra él, alegando que no había hecho lo suficiente para hacer campaña y luchar por la permanencia del Reino Unido en la UE durante los meses previos al referéndum.
Así pues, el primer paso después del referéndum era que el partido Conservador eligiera a su nuevo líder. Estaba estipulado que hubiera unas elecciones internas el 9 de septiembre. Después de que se presentaran varios candidatos, quedaron dos mujeres como únicas candidatas: Theresa May (Ministra del Interior) y Andrea Leadsom (Ministra de Energía).
El 11 de julio, inesperadamente, Leadsom decidió retirar su candidatura debido a que, según ella, no tenía el apoyo suficiente para ganar. Sin embargo, recientemente había recibido críticas por haber manipulado su currículum, según varias alegaciones, así como por un comentario que había hecho sobre May, sugiriendo que ella (Leadsom) estaba mejor cualificada para ser Primera Ministra por ser madre. Así pues, la rápida elección de May ha acelerado el relevo de David Cameron. El 13 de julio, después de la ratificación de la Reina de Inglaterra, Theresa May se convirtió en Primera Ministra sin necesidad de un voto en el Parlamento.
Paralelamente, el partido Laborista (la principal oposición al partido Conservador) tendrá que elegir su próximo líder. En una moción de confianza celebrada el 28 de junio, el actual líder del partido, Jeremy Corbyn, recibió 172 votos en contra y 40 votos a favor. Desde la celebración del referéndum, 63 diputados y colaboradores del partido han dimitido alegando que Corbyn no se ha esforzado lo suficiente durante la campaña por la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea. Hay algunos que lo definen incluso como euroescéptico. La diputada laborista Angela Eagle, que ha trabajado muy cerca de Corbyn estos últimos meses ha decidido desafiarlo y presentar su candidatura como futura líder del partido. Eagle dice que Corbyn no es un buen líder, ya que no consigue conectar con el electorado. Eagle cuenta ya con las 51 firmas necesarias de otros diputados para presentarse oficialmente como candidata. Owen Smith, otro diputado laborista, también ha anunciado que se presentará como candidato. El Comité Ejecutivo Nacional del Partido Laborista ha decidido que Corbyn aparecerá como candidato (por defecto) en las elecciones internas por ser el actual líder del partido. Corbyn se ha mostrado optimista, ya que las bases del partido le eligieron por mayoría como líder el septiembre pasado.
El segundo paso era que Theresa May, la nueva Primera Ministra, formara un nuevo gobierno. Ya ha creado dos nuevos departamentos y ha nombrado a una serie de ministros favorables a la salida del Reino Unido de la UE (como Boris Johnson, ex alcalde de Londres) y a otros que preferían que el país se quedara dentro de la Unión. Lo siguiente será que May, entre otras cosas, ponga en marcha las negociaciones con la UE.
El artículo 50 del Tratado de la Unión Europea es la única vía legal que tiene cualquier país miembro para abandonar la UE. Dicho artículo prevé un mecanismo para la retirada voluntaria y unilateral de los estados miembros. Así pues, el nuevo gobierno británico tendría que notificar su intención de abandonar la UE al Consejo Europeo, el cual proporcionaría las directrices para el acuerdo con las disposiciones necesarias para la retirada (sin la participación del Reino Unido). Entonces se empezarían las negociaciones entre el gobierno británico y, probablemente (según las directrices) la Comisión Europea. Durante este periodo, Reino Unido seguiría participando en las instituciones europeas como hasta ahora, ya que seguiría siendo miembro. El periodo de negociación con la UE es de un máximo de dos años desde que se notifica al Consejo Europeo, pero podría prorrogarse si los demás estados miembros así lo acordaran.
[pullquote align=”right”] El artículo 50 del Tratado de la Unión Europea es la única vía legal que tiene cualquier país miembro para abandonar la UE[/pullquote]
Cuando Reino Unido abandone la UE también saldrá, inevitablemente, del Área Económica Europea. No obstante, si así lo quisiera, podría negociar el re-acceso a la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), y posteriormente al Área Económica Europea, con el Consejo de la UE, a la vez que negocia su salida de la UE.
Estaba previsto que Reino Unido asumiera la presidencia del Consejo de la UE entre julio y diciembre de 2017, pero el resultado del referéndum ha hecho que sea improbable dada la situación política.
El tercer paso será que May decida si quiere convocar unas nuevas elecciones generales antes de las que están previstas por ley en 2020 para conseguir un mandato democrático que le permita llevar a cabo las negociaciones con la UE. Por lo tanto, es posible que – si Theresa May decide empezar las negociaciones con la UE después de ser ratificada como Primera Ministra – convoque elecciones anticipadas para que el pueblo británico pueda dar su veredicto sobre el tipo de relación que quieren que haya entre el Reino Unido y la UE, y para asegurar una mayoría para el partido Conservador todavía mayor de la que tiene actualmente. Sin embargo, hasta el momento May ha dicho que no habrá elecciones generales antes de 2020.
[pullquote align=”left”]Hasta el momento May ha dicho que no habrá elecciones generales antes de 2020.[/pullquote]
Un panorama político actual con demasiadas incógnitas
La incertidumbre que había meses antes del referéndum no ha desaparecido. Preguntas como quién será el próximo líder del partido Laborista (o si el partido acabará dividiéndose en dos), cuáles serán las consecuencias del referéndum para el futuro económico del país, o cuáles serán las reacciones del gobierno escocés o de Irlanda del Norte (ambas obtuvieron una mayoría de pertenencia en la UE en el referéndum), o de territorios como Gibraltar, todavía no tienen respuesta. También es incierto el futuro de UKIP, cuyo objetivo principal es la salida de la UE, y su posible éxito (o no) si hubiera unas elecciones generales antes de 2020. Está también por ver el tipo de relación que el próximo gobierno británico decida tener con la UE, por ejemplo, de pertenencia o no en el mercado único europeo, así como la situación de los inmigrantes europeos en Reino Unido y de los británicos en otros estados miembro de la UE.
Es importante que el próximo gobierno británico sepa encontrar puntos de unión en la sociedad, dividida por la decisión de abandonar la UE, tanto entre las diferentes generaciones y clases sociales, como entre las diferentes naciones que conforman el Reino Unido. Abandonar la UE será un gran reto no sólo para este país, sino también para el futuro de la Unión y el resto de estados miembro. En 2017 habrá elecciones en Francia, Holanda y Alemania, un escenario político cambiante que puede influir en las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea.
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