16/02/2025 MÉXICO

Purga social y cultural en Irán: la cuestión bahá’í

bahá'í
Los seguidores de la religión bahá'í, una de las más seguidas en el mundo, viven una silenciosa situación de persecución social y cultural en Irán. Sus características le impiden hacer frente a las agresiones con más herramientas que la difusión de su mensaje y la educación de sus valores, independientemente del lugar del mundo en el que se encuentren.

-¿A qué te dedicas? ¿De dónde vienes?

– Soy iraní. Y soy músico. La música es mi profesión y mi pasión. Enseño música, compongo música y la interpreto.

– Enseñas, compones y cantas. ¿Y de qué hablan tus canciones?

Behnam se remueve en su silla. Con los ojos claramente emocionados, explica:

– Mis versos y yo hablamos de maletas siempre hechas, siempre listas para el viaje. Y hablo de mi pueblo y de sus líderes, los Yarán, que viven oprimidos dentro de su propia patria.

Y es que, Behnam nació en la República Islámica de Irán y no es, como cabría esperar, de religión musulmana. Él es seguidor de la fe bahá’í. Por lo que, al igual que otras 300.000 personas, desde la Revolución Islámica de 1979, sufre la conculcación sistemática de sus derechos civiles, entre ellos el acceso a la educación superior, al empleo o a la libertad de reunión. Como si de una verdadera purga social y cultural se tratara.


El 13 de septiembre de 2009 el coche de Behnam fue interceptado en la carretera. Behnam estaba huyendo. Le habían citado en comisaría y conocía las represalias por lo que estaba haciendo, por cantar y dar vida a letras que otro compañero escribía sobre la realidad de los Yarán, los siete líderes bahá’ís encarcelados desde 2008.

bahá'íBehnam, nombre ficticio por motivos de seguridad, estuvo preso durante casi un año, pasando el primer mes en una celda de aislamiento sin que nadie supiera dónde estaba, ni siquiera si estaba vivo o muerto. Se le acusó de actuar contra Irán y contra el régimen.

– ¿Es esto cierto, Behnam? ¿Has actuado en contra de Irán?

– Claro que no. Es una acusación falsa. Yo amo mi país. Los bahá’ís tenemos que rendir obediencia y lealtad al gobierno del país en el que vivimos y no nos inmiscuimos nunca en política. Pero hay muchas injusticias y me siento en la obligación de cantarlas. Y una vez que empiezas ya no puedes parar. Tienes que seguir y por eso creé un grupo que está formado por dos componentes más. Y los tres nos prometimos que, aunque uno de nosotros fuera detenido, los otros tendríamos que seguir adelante.


[pullquote align=”right”]”Yo amo mi país. Los bahá’ís tenemos que rendir obediencia y lealtad al gobierno del país en el que vivimos y no nos inmiscuimos nunca en política. Pero hay muchas injusticias y me siento en la obligación de cantarlas”[/pullquote]

– ¿Qué fue de ellos cuando a ti te encarcelaron? ¿También ellos fueron a prisión?

– Por suerte, no. Yo soy el único bahá’í al que han encarcelado por cuestiones relacionadas con la música. Uno de mis compañeros, cuando supo de mi desaparición, se presentó ante la policía para declarar que era él quién escribía las canciones. Pero le dejaron en libertad. Yo no puedo actuar en público ni tampoco puedo grabar discos en Irán, así que lo cierto es que mis seguidores iranís no saben quién soy yo. Pero sí reconocen mi voz y mis canciones y por tanto soy el que más repercusión tiene y al que querían encarcelar.

– Y, entonces, ¿cómo te ganas la vida?

bahá'íBehnam medita siempre antes de contestar. En una de sus largas pausas, sus ojos se llenan de lágrimas. Dice que tal vez se esté comprometiendo más de lo debido, pero se atreve a proseguir:

– Todo es muy complicado. Durante un tiempo di clases de música a niños musulmanes. Hasta que un policía llamó a mi puerta y me acusó de adoctrinarles en mi fe. A nosotros no se nos permite educar. A decir verdad no podemos dedicarnos más que a conducir taxis no oficiales o a regentar pequeños negocios. Pero esto tampoco es del todo cierto porque la policía, de la noche a la mañana, puede decidir cerrarte o incluso quemarte tu negocio. Yo tengo un pequeño comercio de comestibles y todos los días me duermo, me levanto y me acuesto con ansiedad.

[pullquote align=”left”]”A nosotros no se nos permite educar. A decir verdad no podemos dedicarnos más que a conducir taxis no oficiales o a regentar pequeños negocios. Pero esto tampoco es del todo cierto porque la policía, de la noche a la mañana, puede decidir cerrarte o incluso quemarte tu negocio”[/pullquote]

El miedo y las preocupaciones de Behnam no son infundados. Los datos recogidos en el opúsculo “La Cuestión Bahá’í”, editado por la Comunidad Internacional Bahá’í, revelan que desde 1979 casi 1.000 bahá’ís han sido arrestados y encarcelados, muchos de ellos sometidos a torturas en prisión. Además, más de 200 bahá’ís han sido asesinados o ejecutados, la mayoría durante la campaña contra el bahá’ísmo que el gobierno iraní llevó a cabo durante los años ochenta del siglo pasado.


Entre las víctimas se encuentran 10 mujeres de edades dispares -entre los 17 y los 57 años- ejecutadas en un ahorcamiento colectivo en 1983 por impartir clases de religión bahá’í después de que el gobierno prohibiera a los niños bahá’ís asistir al colegio. A pesar de las torturas que sufrieron previamente en prisión, ninguna renegó de su fe.

¿Qué es el bahá’ísmo?

[pullquote align=”right”]La fe bahá’í nació hace 150 años en Persia (actual Irán) como la cuarta y hasta ahora última religión revelada del tronco de Abraham. Los bahá’ís son más de 7 millones de adeptos pertenecientes a más de 2100 grupos étnicos y tribales de los cinco continentes. De hecho, por extensión, es considerada la segunda religión mundial.[/pullquote]

El Báb fue su precursor martirizado y Baha’u’llah, un noble de Teherán, su fundador. Las enseñanzas de Baha’u’llah, quien afirmó “la Tierra es un solo país y la humanidad sus ciudadanos”, se basan en que hay un solo Dios y que todas las religiones del mundo son expresiones en el despliegue de un único plan divino. Según él, estas revelaciones, que comparten criterios espirituales y morales, habrían sido concedidas a los Mensajeros Divinos, entre los que se encuentran Abraham, Moisés, Buda, Zoroastro, Krishna, Cristo y Mahoma.

Por ello, es por lo que la fe bahá’í pretende sintetizar y actualizar todas las grandes corrientes religiosas del mundo, con el objetivo de construir un gobierno global o federación mundial de valores comunes, como la igualdad del hombre y la mujer, la unidad del género humano, la religión como causa de armonía y unidad, la abolición de todo prejuicio y la educación universal, entre otros.

No es de extrañar que estas ideas hagan que la Comunidad Internacional Bahá’í esté presente en múltiples mesas interreligiosas y de diálogo y que, desde 1970, disponga de estatus consultivo en varios organismos de la ONU como el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) o el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), además de trabajar y colaborar con otros entes internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“En una de mis canciones – prosigue Behnam- anuncio: ‘Llegará pronto el día en que una misma voz nos una a todos. En ese día se unirán los corazones. De cada alma, de cada corazón se creará un espejo. En ese día se oirán las melodías más celestiales’. Canto por la unidad de la religión y por la unidad de la humanidad. Canto porque Dios nos une y está presente en todos nosotros. Canto porque, para mí, hay esperanza”.

Sin embargo, el diálogo con el gobierno iraní sigue siendo inexistente. Y aunque últimamente, como menciona Behnam, la visión en Irán sobre su comunidad está cambiando gracias a las campañas mundiales en apoyo de los bahá’ís, las desinformaciones se siguen sucediendo cuando el tema sale a la luz.

[pullquote align=”left”]La realidad es que el gobierno les sigue acusando de espionaje y herejía, persistiendo en su objetivo de que los bahá’ís no puedan progresar ni económica ni socialmente.[/pullquote]

La profesora iraní Mina Yazdani, bahá’í residente en EEUU desde hace varias décadas, explica que esa imputación de herejía sobre el bahá’ísmo radica en el hecho de que  Mahoma, para los musulmanes, fue el último profeta divino y que ya no habrá nuevas revelaciones. Para los baha’í’s, en cambio, la cadena de los mensajeros enviados por Dios prosiguió con Baha’u’llah y se prevé que todavía haya otros en el futuro.

Bajo ese falso argumento, fue como el Fiscal General iraní Siyyid Moussavi-Tabrizi, se atrevió a afirmar literalmente: “El Corán solo reconoce como comunidades religiosas a las Gentes del Libro. Los demás son paganos y a los paganos hay que eliminarlos”. Según la ley islámica iraní y la Constitución de la República de 1979, las “Gentes del Libro” son musulmanes, judíos, cristianos y zoroastrianos.

En consecuencia, en 1991, el Consejo Revolucionario Supremo de la Cultura iraní, presidido por el  ayatolá Alí Jamenei -actual Líder Supremo de Irán-, elaboró un memorándum en torno a la Cuestión Bahá’í, en el que se establecía que el Gobierno debía frenar el progreso y desarrollo de los baha’i’s, así como negarles el empleo o cualquier cargo de influencia si se identificaban como tales. Igualmente se hacía referencia a su estatus educativo y cultural, en el que se ratificaba la idea de que los bahá’ís podrían matricularse en las escuelas si ocultaban sus verdaderas creencias. Asimismo, también se dictaminó que todos los bahá’ís debían ser expulsados de las universidades, en cuanto se constatara que pertenecían a dicha religión.

Behnam subraya que los bahá’i´s no pueden mentir en cuanto a la adhesión a su fe ni tan siquiera para proteger su integridad física o su vida. Por ello, las autoridades iranís, intentan, antes de expulsar de la universidad a cualquier bahá’í, que éste reniegue de su fe prometiendo dejarle continuar sus estudios y, así, conseguir alejarlo de su comunidad.

[pullquote align=”right”]Los bahá’i´s no pueden mentir en cuanto a la adhesión a su fe ni tan siquiera para proteger su integridad física o su vida.[/pullquote]

 Instituto bahá’í de educación superior

Los bahá’ís, sin embargo, lejos de someterse a esta imposición que vulneraba sus derechos fundamentales a la educación y a la libertad religiosa, decidieron organizarse. Después de la Revolución Islámica de 1979, las universidades estuvieron cerradas durante dos años. La posterior revolución cultural no permitió que, en 1981, los bahá’ís volvieran a los centros de educación superior nunca más, ni como alumnos ni como docentes.

Esta es la razón por la que, en 1987, los bahá’ís decidieran elaborar su propio programa de educación universitaria, comenzando  por impartir diez disciplinas diferentes y logrando convertirse más tarde en una universidad que adoptó el nombre de Instituto Bahá’í de Educación Superior  (IBES).

En el primer grupo del Curso de Música que impartió el IBES se encontraba Saeed, residente con su esposa en Milán desde hace varios años.

– ¿Por qué vuestra decisión de iros a vivir a Milán?

– En primer lugar, para poder seguir estudiando y aprendiendo, ya que en Irán se nos negaba seguir avanzando en nuestra formación. Yo soy pianista, pero también estoy especializado en el tar, un instrumento típico iraní. Yo no quería conformarme con los dos cursos de música que solamente podía entonces ofrecerme el IBES (hoy ya se imparten cuatro cursos). Pero también influyeron mucho las comodidades que, en una ciudad como Milán, puede encontrar un invidente como yo.

– ¿Y fue muy difícil la adaptación a aquella nueva ciudad?

– Pues sí, al principio fue un poco difícil. Para conseguir el visado por motivos de estudio para Italia, había que superar un examen de gramática italiana y nos vino muy bien estudiarla para luego empezar a desenvolvernos. De todas formas, el idioma del día a día no lo conocíamos, por lo que ahí sí encontramos dificultades de aprendizaje. Por otra parte, nos encontramos con el problema de las convalidaciones de estudios, pues no conseguimos que nos sirvieran en el ámbito universitario. Por eso, mi esposa se vio obligada a empezar desde el principio la carrera de Ingeniería Civil.

– ¿Sólo encontrasteis trabas en Italia para cursar vuestros estudios?

– No, al contrario. En mi caso, admirablemente todos los profesores han tenido infinita paciencia conmigo en consideración a mi discapacidad física. El problema ha consistido en que, al carecer de un certificado expedido oficialmente por el Ministerio de Educación Iraní, los trámites de reconocimiento de nuestros estudios nunca terminaron bien.

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Y es que el IBES nunca ha sido reconocido ni permitido por el gobierno iraní. De ahí que algunos alumnos lo llamen “la universidad underground” o “la universidad clandestina”, ya que las clases se imparten lo más discretamente posible en casas o laboratorios particulares repartidos por todo el país. La amenaza de persecución es constante.

Behnam, graduado también en Música en el año 2000, explica que la mayoría de las clases se realizaban por correspondencia. “Sin embargo -añade- cada dos semanas hacía 10 horas de viaje para estar 2 o 3 días en una casa donde los profesores nos impartían las lecciones de forma intensiva. No podíamos llevar el móvil durante las clases para evitar ser localizados. Siempre se tiene miedo pero el cuerpo al final se acostumbra”, dice antes de romper a llorar de nuevo. “Aún así somos felices. Los mejores momentos de nuestra vida son esos, cuando estudiábamos”.

En septiembre de 1998, las fuerzas del orden realizaron una redada en la que se registraron cientos de hogares y se arrestaron a 36 profesores y personal  del IBES. Muchos de los docentes habían sido despedidos en 1979, junto con comunistas y otros opositores al régimen.

El último ataque importante, como recuerda Saeed, se produjo en 2011. Varias familias y estudiantes fueron “invitados a salir del país”. La policía iraní detuvo a 16 personas y requisó los ordenadores que encontró en sus domicilios. Los profesores, algunos también extranjeros o que se encontraban fuera de Irán, habían empezado a impartir clases por video conferencia.

[pullquote align=”left”]”Antes estábamos siempre preparados para ser perseguidos y todavía hoy nos hacemos a la idea de que puede haber problemas. Pero no tenemos miedo. Quien tiene miedo no trabaja y no hace nada. Quien es activo no tiene miedo”.[/pullquote]

“Yo debía comenzar a dar clases desde Milán el pasado septiembre, pero al final empezaré el próximo semestre”, cuenta Saeed. “La última vez que estuve en Irán fue hace 3 años, pero los alumnos de antiguos cursos estamos siempre en contacto. Antes estábamos siempre preparados para ser perseguidos y todavía hoy nos hacemos a la idea de que puede haber problemas. Pero no tenemos miedo. Quien tiene miedo no trabaja y no hace nada. Quien es activo no tiene miedo”.

La educación no es un crimen

“Education is not a crime” es una campaña mundial que fue lanzada en noviembre de 2014. El cineasta y periodista irano-canadiense Maziar Bahari, que fue encarcelado y torturado en Irán durante 118 días en 2009, la inició con su documental “Encender una vela”. El documental, que está compuesto de entrevistas e historias reales, narra principalmente la historia de la familia Rahimian y la conexión de sus miembros con el IBES. Algunos de ellos fueron detenidos en la redada de 2011 bajo acusaciones de atentado contra la seguridad de la nación, promoción de la corrupción moral y espionaje. En 2015, después de 4 años en prisión, fueron puestos en libertad.

Los títulos del IBES siguen sin tener reconocimiento académico pero desde la década de 1990, numerosas universidades de todo el mundo han elogiado el valor académico de los estudios que allí se imparten y muchos de los licenciados por el IBES han sido aceptados en centros tan prestigiosos como la Universidad McGill de Montreal (Canadá).

La campaña ha recibido un gran apoyo internacional, destacando el otorgado por un creciente número de iranís no bahá’ís, como el de la abogada Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz en 2003.

Por otro lado, organizaciones internacionales como Amnistía Internacional (AI) también han dado su respaldo a la comunidad bahá’í mediante campañas urgentes, como la de 2009 en defensa de los 7 líderes bahá’ís encarcelados (conocidos como los Yarán o “amigos”), sobre los que versan algunas de las canciones de Behnam. AI también redactó un informe en 2012, “Nos han ordenado aplastarte”, en el que expresan su preocupación por la forma en la que las autoridades iraníes y los medios de comunicación controlados por el Estado demonizan a los no musulmanes y, especialmente, a la comunidad bahá’í.

Centro Mundial Bahá´i

En Haifa (Israel), en la cumbre del Monte Carmelo, está situado el Centro Mundial Bahá’í. Este centro espiritual fue construido en 1987 por el arquitecto Fariborz Sahba. Su proyecto consistía en 19 terrazas monumentales que tenían que servir de acceso al Mausoleo del Báb, uno de los lugares más sagrados para los bahá’ís y destino actual de peregrinaje.

Las acusaciones de espionaje sionista por parte de las autoridades iraníes se basan en la ubicación de este complejo, pero escamoteando el dato de que, en 1892, Haifa pertenecía a la antigua Palestina. 57 años antes de la creación del Estado de Israel, el fundador Baha’u’llah, exiliado de Irán, fue quien escogió expresamente aquel lugar.

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En todo aquel recinto sagrado se respira un aire tranquilo y calmado. Los jardines y terrazas se extienden a lo largo de casi un kilómetro por las laderas del monte, con el propósito de crear un sendero peatonal ininterrumpido desde sus pies hasta la cima. Entre ellos se erigen unos cuantos edificios administrativos: el Archivo Internacional, la Casa Universal de Justicia y el Centro de Estudio de los Textos Sagrados, entre otros. Estos edificios no están abiertos al público, pero sí se puede visitar los jardines: unas terrazas únicas en su estilo debido a un meticuloso cuidado en todos los detalles. Los materiales utilizados, las plantas, los colores, todo está escrupulosamente elegido siguiendo uno de los principios básicos de la fe bahá’í: el concepto de igualdad mundial.

Más de 700 voluntarios de casi 80 países diferentes son los encargados de mantener el complejo y de acoger a los peregrinos. Los voluntarios reciben un reembolso de los gastos por su trabajo, además de una casa donde poder alojarse en la ciudad de Haifa.  Por principios, todos los costes afectos a las actividades del Centro Mundial Bahá’í se financian gracias a donaciones voluntarias, que principalmente provienen de bahá’ís de todo el mundo.  No se aceptan ningunas otras donaciones.

Fotografías: Roberta Buono.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Alejandra O. Almarcha

(Alicante, España) Estudiante de Derecho en la Universidad de Alicante. Fue estudiante Erasmus durante un año en la Universidad LUISS Guido Carli de Roma y cursó un semestre en la Ritsumeikan University de Kyoto, Japón. Con vocación por las Relaciones Internacionales y el Desarrollo Internacional, fue becaria en la NATO Defense College de Roma y actualmente es activista en Amnistía Internacional.


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