04/10/2024 MÉXICO

Infografía: Cuba y EE.UU., ¿qué ha pasado en este año de relaciones diplomáticas renovadas?

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Hace más de un año del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, un verdadero hito de la historia de las relaciones internacionales. ¿Qué ha ocurrido en este año? ¿Qué se espera en el futuro de este acercamiento? ¿Cómo se desarrollará el futuro de la isla? Te lo explicamos a través de esta infografía.

17 de diciembre, una fecha para la posteridad


El 17 de diciembre se celebraron diversas efemérides que se consideran verdaderos hitos de la historia de las relaciones internacionales. Sólo para citar algún ejemplo, ese mismo día, en 1819, Simón Bolívar declaraba la formación de la Gran Colombia tras la unión del Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela, iniciando un proyecto regional cuyo espíritu recogió más tarde la retórica chavista. Un siglo y medio después, la huella de los autoritarismos latinoamericanos aúna también en ese 17 de diciembre acontecimientos como el del nombramiento de Augusto Pinochet como presidente de Chile en 1974, o la celebración en 1989 de las primeras elecciones tras casi 30 años de dictadura militar en Brasil. También de ese día tenemos reciente la imagen en 2010 de la inmolación del tunecino Mohamed Bouazizi, detonante de la conocida Revolución de los Jazmines, que se toma como desencadenante de La Primavera Árabe.

Desde hace más de un año, este día representa también una fecha para historia de lo que probablemente fuera ya el último remanente de la Guerra Fría. El 17 de diciembre de 2014 el Presidente de la República de Cuba Raúl Castro, hermano del sempiterno dirigente cubano tras la Revolución de 1959 y Barack Obama, del que probablemente sobren referencias, hacían sendas declaraciones televisivas anunciando los primeros pasos hacia un futuro restablecimiento de las relaciones diplomáticas tras 53 años en conflicto.

Desde United Explanations, hacíamos poco después un análisis prospectivo de lo que significaba tal acontecimiento a nivel político, al que le han seguido una serie de artículos sobre las repercusiones económicas sobre la isla. Un año más tarde, es posible ya tirar de archivo para hacer balance de lo que ha sido un intenso período de actividad diplomática que, por lo pronto, parece tener sólo un resultado posible: la completa normalización.

¿Cómo se gestó el 17 de diciembre?

El embargo impera en Cuba desde 1962.

Desde que en el 59 se produce la ruptura frontal entre Cuba y EEUU, dado el inmovilismo político en la isla, cada cambio de legislatura en EEUU ha significado una nueva dinámica en las tensas relaciones entre estos países. Fue durante el corto mandato de Kennedy (1961 a 1963) cuando se promulga la Ley Torricelli, que implicó una internacionalización del embargo económico que hasta ese momento existía para con las empresas norteamericanas y que pasaba entonces a tener también repercusión para aquellas nacionales de otros países que operaran en su red.

Sin embargo, y en gran medida debido a la implicación de EEUU en la guerra de Vietnam, se produce después un periodo de distensión protagonizado por la presidencia de Nixon (1969-1974), Ford (1974-1977) y Carter (1977-1981). Tras ello, los gobiernos de Reagan (1981-1989) y Clinton (1993-2001) de nuevo devolvieron la tensión al conflicto con Cuba, recrudeciendo las medidas del embargo tras la entrada en vigor de la Ley Helms-Burton. Antes de la llegada de Obama, el último pico de dicha tensión se dio en el año 2003, durante la presidencia de George Bush (2001-2009) en plena invasión estadounidense a Iraq, cuando el todavía gobierno de Fidel Castro arrestó a 75 disidentes –entre los que se encontraban activistas de derechos humanos y periodistas–, acontecimiento que fue denominado como la Primavera Negra de Cuba.

Sin embargo, Obama hizo una instrumentalización de la estrategia diplomática hacia Cuba totalmente diferentes a la de sus predecesores. Sin pretender ensalzar la figura del actual presidente de los EEUU, es necesario reconocer que el cambio de actitud, al menos en lo que tiene que ver con Cuba, de la política externa del gigante norteamericano permitió en gran medida iniciar un proceso de aproximación que derivó en lo sucedido el 17 de Diciembre. No obstante, Obama no es ni mucho menos el único responsable. El hecho del traspaso de la Presidencia de la República de Cuba al hermano menor de los Castro, simbolizó también un cambio de dinámica y, posibilitó el inicio de un proceso de reformas en la isla. A ello se le sumó la debilidad del gobierno de Venezuela que, tras la pérdida de la carismática figura de su líder Hugo Chávez, entró en una espiral de inestabilidad que afectó a los precios del crudo venezolano, mayor fuente de ingresos de la economía cubana desde la caída del bloque soviético. Todo este caldo de cultivo resultó en dieciocho largos meses de negociaciones en los que destaca la intermediación de la figura del actual papa Francisco, en pos de la reconciliación entre los países vecinos.


Hitos de la relación Cuba-EEUU de 17 a 17 de diciembre

 


La noche del 17 de diciembre, la prensa internacional cerró sus publicaciones con la sensación de estar siendo testigos del nacimiento de una nueva etapa de la historia de las relaciones del continente americano en su conjunto. Las portadas de los periódicos de todo el mundo mostraban la imagen de las declaraciones públicas de Barack Obama y Raúl Castro exponiendo, en mayor o menor medida, los detalles de la conversación telefónica que habían mantenido. Poco después, se producía la excarcelación del contratista estadounidense Alan Gross, y la liberación de tres de los cinco héroes cubanos todavía retenidos en EEUU. A pesar de que en ambos discursos se podía apreciar cierta cautela respecto de la velocidad que tomarían las negociaciones, éstas se habían dado por iniciadas: Raúl Castro asistiría a la VI Cumbre de las Américas de Panamá en abril, sin nada que objetar por parte del gobierno de EEUU.

La portada del Granma celebró el retorno de los 5 héroes cubanos
La portada del Granma celebró el retorno de los 5 héroes cubanos.

A partir de ahí, los grandes eventos que protagonizaron los dirigentes de ambos países se complementaron con otros como la flexibilización de algunas condiciones del embargo como el permiso de viaje para estadounidenses a Cuba en categoría de intercambios culturales o religiosos, la exportación de material informático o el aumento del tope en el envío de remesas. A finales del mes de enero Obama realizaba la petición oficial de la eliminación del embargo ante el Congreso. Esta declaración de intenciones por parte del presidente, insistía, estaba vinculada a una apertura democrática consecuencia de la eliminación de las restricciones económicas impuestas hasta el momento, las cuales, admitió, no habían surtido ningún efecto.

Poco a poco, comenzaron a llegar a la isla un mayor número de empresarios estadounidenses interesados en realizar inversiones, de acuerdo con el nuevo marco legal promulgado por el gobierno cubano. Entre los sectores que mayor atención recibieron se encuentran el sector de la construcción o el de telecomunicaciones, donde se habilitaron las llamadas telefónicas entre ambos países y posteriormente se produjo el acuerdo entre las compañías ETECSA y la norteamericana IDT. Por supuesto también, en el sector turístico, que inauguró esta nueva “era” con el establecimiento del vuelo directo entre Nueva Orleans y La Habana y más tarde con Nueva York y con la iniciación de los trámites que otorgaban permiso al establecimiento comercial de ferrys entre Florida y La Habana (a sólo 150 km de distancia). El sector farmacéutico, gran proyecto cubano para su incorporación en las cadenas globales de valor, llamó la atención del Gobernador de Nueva York, que lideró un acuerdo de suministro de medicamentos.

El histórico saludo de Castro y Obama en la OEA en abril de 2015
El histórico saludo de Castro y Obama en la OEA en abril de 2015.

Por fin, en el 11 de abril de 2015, se produjo el tan esperado “apretón de manos”, seguido del primer encuentro bilateral entre los dos países. En el fragor de la tercera ronda de negociaciones entre Josefina Vidal y Roberta Jacobson, la eliminación de Cuba de la lista de la OFAC, puso de manifiesto su progreso efectivo, anunciando en el mes de marzo la reapertura de embajadas. Tras eso, la foto de la cumbre de la Organización de Estados Americanos como culmen de la normalización de las relaciones, se vio rápidamente reemplazada por otras como la de la llegada de Kerry a La Habana.


Esta tónica de concordancia, posibilitó acontecimientos como el protagonizado por la famosa banda musical cubana Buena Vista Social Club, que en su gira por EEUU ofreció un concierto en la misma Casa Blanca, donde por primera vez sonaba la melodía de “Chan Chan” y “El Cuarto de Tula”.

Las claves de la negociación

Fueron muchas las predicciones que se hicieron tras el inicio de las negociaciones, algunas más positivas que otras, algunas más atrevidas que otras, pero la re apertura de embajadas confirmó que por lo pronto el proceso lleva un paso firme. En lo que corresponde a la parte estadounidense, no cabe duda de que Obama debía contar con un respaldo consistente cuando inició la empresa de acabar con uno de los últimos bastiones de la dinámica de realpolik que imperaba hasta el momento en las relaciones con Cuba.

La disidencia cubana ha jugado un papel fundamental en la evolución de la historia de las relaciones cuba-EEUU.

Sin embargo, a pesar de contar con beneplácito de la opinión publica internacional, que representa un actor clave cuando se trata de acciones de política exterior y de una aprobación creciente en ambas filas republicanas y demócratas, existían y existe todavía sectores de la política norteamericana que no sólo se oponían al 17 de Diciembre, sino que hoy día sigue estando en contra de la sintonía que han tomado las relaciones. Entre ellos, destacan el lobby de disidentes cubanos en EEUU el cual, si bien ha tenido un rol importante en la presión ejercida contra la isla en el pasado, actualmente el gobierno de Obama ha situado a cierta distancia para evitar empañar el proceso. Eso no quiere decir que no hayan estado de ningún modo presentes durante los meses de negociación, pero su ausencia en la izada de bandera durante la inauguración de las embajadas, denota una clara reticencia a los pasos que se están dando en el terreno.

No obstante, también entre ellos existen puntos de discordancia, no toda la disidencia cubana en EEUU siente un agravio hacia su lucha anterior, con la decisión de Obama de reducir la rudeza en la retórica hacia Cuba. Cabe también destacar el despunte de senadores de marcado corte conservador, como Jeff Flake, a favor de la eliminación del embargo y de la decisión de avanzar hacia una normalización de las relaciones bilaterales. Bien es verdad que dada la lógica neoliberal que en gran medida engrana el discurso de los republicanos, una limitación de la actividad natural del libre mercado como lo es un embargo económico, carece totalmente de fundamento, por lo que pese a las posiciones políticas, la mínima intervención estatal en la economía es la máxima del conservadurismo norteamericano.

En el plano cubano ha habido también movimientos internos que no han ido todos en la misma dirección. Entre la opinión pública se encuentran los dos extremos: los optimistas, que se alegran de que probablemente no haya vuelta atrás, y aquellos más pesimistas a los que les preocupan las condiciones que se impongan posteriormente. A nivel de política interna, dentro del Partido Comunista Cubano se ha venido produciendo también una divergencia de opiniones. Existe una facción ortodoxa firme con el propósito de nunca subyugarse al “abrazo norteamericano”, un sector abiertamente liberal así como un sector moderado. Este último, encarnado por jóvenes militares en las filas del partido, está caracterizado por una memoria más vaga de las ilusiones revolucionarias y un recuerdo reciente de lo que fue crecer durante los peores momentos de la crisis del Período Especial. De ahí, su mayor permisibilidad a la llegada de un cambio gradual.


Con todo este caldo de cultivo, las negociaciones fueron teniendo lugar, con sus idas y venidas, en cuatro encuentros fundamentales, alternando como destino La Habana y Washington. Durante ese tiempo, la incertidumbre sobre el alcance de un acuerdo era tal, que la cuestión llegó hasta “el paquete” en forma de una parodia que representaba ambas posiciones de una manera muy franca en cuanto a los constreñimientos que se encontraban en ambos lados de la mesa de negociación.

Los EEUU tenían claro que, además de la liberación de presos políticos que representaba ya una prueba de confianza del gobierno cubano, no iban a dar un paso sin conseguir los requisitos de la eliminación de las restricciones en los envíos diplomáticos, el libre acceso de los cubanos a la sección de intereses de La Habana y la eliminación de los topes en cuanto a la creación de puestos diplomáticos.

Por la parte cubana, además de la eliminación del embargo como objetivo a largo plazo, la condición sin equa non para progresar en las negociaciones era la de ser eliminado de la lista de la OFAC.

Sin embargo, las fotos de Raúl Castro con Obama o Kerry no han sido las únicas que han puesto a la isla en el punto de mira de la política internacional. El pasado mayo, el presidente francés François Hollande visitaba la isla tras el lanzamiento de las medidas articuladas desde Bruselas para proceder a un acercamiento con el único país latinoamericano con el que la Unión Europea no tenía un programa específico. La Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, viajó también a Cuba en marzo para seguir en primera persona estas negociaciones. Esto deja quizás a España en un tímido segundo plano ya que, a pesar de que la presencia empresarial española es la más potente en la isla, no se han observado grandes acciones políticas a este respecto.

¿Qué sucederá de aquí al próximo 17 de diciembre de 2016?

Este repaso nos permite ver cómo, de un año a esta parte, los cambios se han producido a toda velocidad, sobre todo teniendo en cuenta el ritmo que las ha caracterizado hasta el momento. Por el momento, hay diferentes elementos que inquietan el futuro de las relaciones. En primer lugar, entre los cubanos hay un cierto nerviosismo por el hecho de que la caída del bloqueo provoque cambios en las favorables condiciones de las que gozaban los cubanos que llegaban a territorio norteamericano. No obstante, no hay trazas de que el embargo vaya a desaparecer por el momento, y no sólo eso sino que la cosa podría complicarse en función del resultado de las elecciones de EEUU en enero de 2017. Al margen de esto, el hecho de que entre las filas conservadoras se hayan alzado tantas y tan resonantes voces en contra del bloqueo es alentador si se diera el caso de que la estrategia encabezada por Obama perdiera influencia.

En Cuba desde luego se le atribuye al cambio el adjetivo de vertiginoso cuando reformas impensables como el acceso a Internet, antes fuertemente limitado por la importancia que se le otorgaba a la política de defensa, se ha convertido en una realidad mucho más cercana. A esto se le suma, junto con las concesiones a las aperturas de libre mercado, posibles cambios políticos que se darán en el marco del próximo Congreso del Partido que se celebrará en 2016 o a la, prevista para 2018 reforma de la Ley Electoral. Si se sigue permitiendo el acceso al poder de un número cada vez mayor de grupos de interés, esto puede cambiar totalmente el destino de la situación actual en la isla. Por no hablar de la finalización del mandato de Raúl Castro, fechada también para el año 2018…

Esta es una explicación sin ánimo de lucro.


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Laura Señán Cagiao

Madrid, España. Graduada en Ciencias Políticas por la Universidad Pompeu Fabra y Máster en Relaciones Internacionales por la University of Amsterdam. Totalmente apasionada por el análisis socio-política de la realidad latinoamericana, en donde me instalo siempre que puedo, actualmente trabajo en Bruselas.


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