La desigualdad mundial recibió muy poca atención en los foros internacionales durante décadas. Este hecho cambió el año 2004 cuando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el informe A Fair Globalization, que trata sobre las dimensiones sociales de la globalización, y en el que se subraya la necesidad de que el empleo decente sea un objetivo innegociable para reducir la desigualdad. Posteriormente, otras grandes instituciones relacionadas con el desarrollo comenzaron a centrar la atención de publicaciones oficiales en la desigualdad global. Todos estos informes publicados desde el 2004 hasta la actualidad muestran que el aumento de las desigualdades puede poner en peligro la sostenibilidad de las economías, sociedades y comunidades, socavando los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030.
Según un informe de las Naciones Unidas (ONU), la desigualdad de ingresos entre países ha podido reducirse, pero dentro de los propios países, dicha desigualdad ha aumentado. De esta manera, se demuestra que el crecimiento económico no es suficiente para reducir la pobreza si éste no es inclusivo ni tiene en cuenta las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.
Con el fin de reducir la desigualdad, se ha recomendado la aplicación de políticas universales que presten también especial atención a las necesidades de las poblaciones desfavorecidas y marginadas.
Algunos datos rápidos sobre la desigualdad global:
- “En promedio –y teniendo en cuenta el tamaño de la población– la desigualdad de ingresos aumentó un 11% en los países en desarrollo entre 1990 y 2010.
- La gran mayoría de los hogares en los países en desarrollo –más del 75% de la población– se encuentran actualmente en sociedades donde los ingresos se distribuyen de manera mucho más desigual que en la década de 1990.
- Los hechos demuestran que, por encima de un determinado umbral, la desigualdad perjudica al crecimiento y la reducción de la pobreza, a la calidad de las relaciones en los ámbitos público y político de la vida, y al sentimiento de realización y autoestima de las personas.
- No hay nada que sea inevitable en cuanto al incremento de la desigualdad de los ingresos; varios países han logrado contener o reducir la desigualdad de los ingresos, consiguiendo al mismo tiempo un fuerte crecimiento.
- Si no se toman en consideración los vínculos inextricables entre la desigualdad de los ingresos y la desigualdad de oportunidades, no se podrá hacer frente a la desigualdad de manera eficaz.
- Las pruebas obtenidas en los países en desarrollo muestran que los niños pertenecientes al quintil más pobre siguen teniendo hasta 3 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los 5 años que aquellos de los quintiles más ricos.
- Se ha ampliado considerablemente la protección social a nivel mundial, pero las personas con discapacidad son cinco veces más propensas que la media a contraer gastos en salud insalvables.
- A pesar de la disminución general de la mortalidad materna en la mayoría de los países en desarrollo, las mujeres en las zonas rurales siguen teniendo hasta tres veces más probabilidades de morir durante el parto que las que viven en los centros urbanos”.
De 1800 a la actualidad
Este gráfico nos muestra la evolución de la distribución de ingresos en el mundo desde 1800 hasta la actualidad.
En 1800 pocos países presentaban una situación de crecimiento económico. El primer gráfico nos muestra que a comienzos del siglo XIX, más del 80% del mundo vivía en condiciones materiales que hoy llamaríamos de pobreza extrema. De hecho, vivían con menos de 2$ diarios.
En el año 1975, se puede observar una gran desigualdad en el mundo. La distribución mundial de ingresos se ha vuelto bimodal: una parte se encuentra por debajo de la línea de pobreza internacional y una segunda parte con ingresos considerablemente más altos. Así, encontramos un mundo dividido entre un mundo en desarrollo pobre y un mundo desarrollado más de 10 veces más rico.
Por último, encontramos el tercer gráfico que nos muestra un nuevo cambio. Ya no existe tanta población por debajo del umbral de la pobreza internacional. Así, la desigualdad en los ingresos ha disminuido a nivel mundial. Aquí podemos ver este cambio en formato GIF:
Desigualdad de ingresos
El siguiente gráfico nos muestra, a través del coeficiente de Gini, que la desigualdad global ha disminuido desde 2003 a 2013. Concretamente, el coeficiente ha cambiado de 68’7 a 64’9 (0 representaría la igualdad absoluta y 100, la desigualdad más extrema).
Pese a esta disminución, comprobamos cómo la desigualdad sigue siendo elevada: la mayor parte de la población mundial vive con ingresos muy bajos. Pero, positivamente, el ingreso medio ha aumentado. En 2003, la mitad de la población mundial vivía con menos de 1.090 dólares al año. Este nivel de renta mediana global casi se ha duplicado en la última década y fue de 2.010 dólares en 2013.
Por último, los autores de este gráfico han realizado una previsión de la desigualdad global hasta el año 2035. Según ellos y siguiendo la mismas proyecciones, el índice Gini disminuiría al 61’3. Según esta proyección, los ingresos de la mitad más pobre del mundo continuarán aumentando. De esta manera, la renta mediana mundial se duplicará hasta alcanzar los 4.000$ de media a nivel internacional.
Este segundo gráfico nos ratifica lo que ya hemos comentado anteriormente. Del 2001 al 2011, el porcentaje de población más pobre ha disminuido considerablemente; de hecho, casi a la mitad. En cambio, han aumentado los grupos con una renta baja y media. Concretamente, el grupo de renta media se ha duplicado.
Desigualdad actual en el mundo
En el siguiente mapa, los países más oscurecidos son aquellos que presentan un nivel de desigualdad más elevado según el índice Gini. La mayoría de ellos se encuentran en África. Algunos en Asia y Sudamérica.
Desigualdad actual en el mundo según el género
La desigualdad de ingresos es más pronunciada en mujeres que en hombres. De hecho, el siguiente gráfico nos muestra la gran brecha salarial alrededor del mundo en cuestión de género.
Podemos concluir que, pese a que las diferencias de ingreso a nivel mundial han disminuido, todavía existe una gran brecha entre ricos y pobres. Una pequeña parte de la población acapara la mayor parte de los ingresos mientras que una gran mayoría continúa subsistiendo bajo el umbral de la pobreza. Además, los datos constatan que todavía sigue existiendo una importante brecha salarial entre hombre y mujeres. Esta desigualdad tiene consecuencias en la salud y en la educación. Por ejemplo, los niños de familias de bajos ingresos y otros grupos marginados que viven en zonas rurales suelen, frecuentemente, tener menos acceso que los demás niños a una educación de calidad. Esta desigualdad en el rendimiento escolar desemboca en desigualdades en materia de empleo e ingresos. Así se crea un círculo vicioso que se va repitiendo en la población. Por ese motivo es importante seguir reduciendo las desigualdades para que todo el mundo tenga igualdad de acceso a las mismas oportunidades.
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One comment
Alberto Romero
28/11/2019 at
Interesante publicación, gracias.