19/03/2024 MÉXICO

Pussy Riot: personas e ideales tras los pasamontañas

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Herederas del casi extinto movimiento político-musical punk feminista de los años 90 Riot Grrrl, el grupo Pussy Riot ha roto los esquemas de instituciones y gobiernos y ha despertado la solidaridad de músicos y otros colectivos.

Herederas del casi extinto movimiento político-musical punk feminista de los años 90 Riot Grrrl, el grupo Pussy Riot ha roto los esquemas de instituciones y gobiernos y ha despertado la solidaridad de músicos y otros colectivos.

Sus desafiantes acciones, sin embargo, no han sido ni las únicas ni las primeras en sorprender al mundo entero: Edward Snowden o Julian Assange son sólo dos claros ejemplos de activismo y contra-poder personificado, decidiendo destapar tramas y corruptelas institucionales, y con ello sacar a la luz violaciones manifiestas de derechos humanos. El concepto de contra-poder, aunque controvertido, equivale a una resistencia activa hacia los poderes fácticos a través de luchas sociales, planteando así una forma alternativa de organización institucional, cultural, comunicacional y demás elementos de la superestructura. Ejemplos de activismo y contra-poder son los movimientos sociales Nunca Mais, No a la Guerra, 15M, y Anonymous; en este caso se trata de movimientos despersonificados, pues buscan la desorientación de poderes políticos que intentan en vano identificar a sus líderes.

El grupo artístico Pussy Riot aparece a principios del año 2012 en este contexto de movimientos de disconformidad individual y social, llevando a cabo un tipo de acciones entre otras muchas. Parece lógico entonces preguntarse: ¿qué hace diferente a Pussy Riot? Tras las elecciones de marzo de 2012, en las que Vladimir Putin fue reelegido por dudosa mayoría, numerosas manifestaciones fueron duramente reprimidas resultando en más de 250 personas arrestadas. ¿Por qué motivo las acciones de Pussy Riot han acaparado una mayor atención por parte de medios de comunicación, ONGs, gobiernos y grupos civiles de toda clase?

Calificadas por la Iglesia Cristiana Ortodoxa de Rusia como blasfemas y sentenciadas por el gobierno ruso por vandalismo, este grupo en su inicio destacó entre los movimientos contra-poder por dos razones complementarias. Anonimato y estridencia.

A comienzos de 2012 Pussy Riot hacía su primera actuación guerrilla al estilo situacionista en la Plaza Roja de Moscú, y continuaban con otra conocida como Punk Prayer (Plegaria Punk) en la Catedral moscovita de Cristo el Salvador. Llevaron a cabo estas actuaciones cubriendo sus identidades con pasamontañas, resaltando su anonimato mediante colores y música punk estridentes. Su música, además, ha sido considerada ofensiva por los contenidos de sus letras.

Los medios de comunicación, como es costumbre, trataron de ponerles cara, sin éxito en un inicio. El grupo se calculaba que tenía entre 10 y 25 miembros, sin llegar a saberse con exactitud, y se afirmaba que todas sus integrantes eran mujeres. El 3 de marzo, tras la actuación en la Catedral de Cristo el Salvador, seis de sus integrantes fueron detenidas. A partir de este momento, la idea que encarnaba el grupo cambió aunque no por ello se desvaneció. Sus integrantes aún reafirmaban sus aspiraciones de una sociedad igualitaria, anti-capitalista, anti-autoritaria, pro-derechos humanos, pro-diversidad sexual. Pero de pronto sus caras nos fueron reveladas, sus ideas se personificaron y conocimos datos biográficos sobre sus familias (padres, hijos, maridos) así como sus vidas cotidianas.


Pussy Riot hasta entonces había sido una idea, encarnada acaso accidentalmente por un grupo formado por mujeres, cuyo contenido estaba destinado a pasar a la historia a lo Guy Fawkes en ‘V de Vendetta’. La originalidad de su foucaultiana parresia llevó al grupo a obtener la solidaridad de organizaciones tan heterogéneas como Amnistía Internacional, el Bundestag alemán, Human Rights Watch, o conocidas personalidades del mundo de la música y las artes. No sólo debido a dicha originalidad, sino también porque tres de sus componentes formaban parte del grupo de arte urbano Voina (‘guerra’ en ruso).

No se trataba ya de Pussy Riot, grupo más numeroso, sino que éste se personificó – tras la puesta en libertad de tres de los seis miembros detenidos – convirtiéndose en únicamente Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alyokhina, y Yekaterina Samutsevich. A partir de ahora Pussy Riot serán Masha, Nadya y Katya.

El recorrido judicial

Las tres integrantes permanecieron en la cárcel desde que fueron detenidas en marzo. Hasta cuatro meses después no se presentaron cargos formales contra ellas, lo que dio lugar a que la legalidad del proceso fuera puesta en tela de juicio. El 4 julio se les notificó de que disponían de un plazo de cinco días (sólo dos de ellos laborables) para preparar su defensa formal, en respuesta a lo cual dos de ellas, Nadezhda y Maria, comenzaron una huelga de hambre. El 21 de julio se extendió su detención preventiva otros seis meses y nueve días después dio comienzo oficialmente su juicio en Moscú. Mientras que otras dos de las integrantes del grupo huyeron del país, ellas tres fueron condenadas a dos años de prisión el 17 de agosto. A partir de este momento comenzó el proceso de internacionalización de su causa.

Se les acusó de ofender a los creyentes presentes a través de sus acciones en la Catedral, de usar lenguaje y ropa obscenos, así como de falta de respeto hacia las normas de la Iglesia Ortodoxa. En sus alegatos, lejos del comportamiento común de expresar arrepentimiento o enumerar circunstancias atenuantes de la pena, hicieron referencia a la importancia de la Catedral como símbolo tras el nombramiento de un antiguo colega de Putin en el KGB, Kirill Gundyaye, como líder de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, denunciando así la falta de separación entre Iglesia y Estado.


También denunciaron la falta de libertades políticas, concretamente de libertad de expresión. Las denuncias a la falta de libertad de expresión en Rusia, sin embargo, tampoco son algo nuevo. Causaron conmoción las imágenes en 2009 del abogado defensor de los derechos humanos, Stanislav Markelov, tirado en la acera con parte de la cabeza volada, o las del cuerpo del abogado fiscalista Sergei Magnitsky, muerto en la cárcel también en 2009 tras destapar una trama de extorsión dentro del gobierno. Otro ejemplo fueron las detenciones masivas en mayo de 2012 en la Plaza Bolotnaya (Moscú) como parte de la llamada “Marcha de millones” o “Revolución de nieve”. Más recientemente, en julio de 2013, el abogado y activista anti-corrupción Aleksei Navalny fue sentenciado a cinco años de prisión por malversación de fondos, y ha sido reconocido como prisionero político tras un juicio de dudosa legalidad.

La sentencia

A pesar de que las tres afirmaran que se trataba de un acto de naturaleza política, fueron condenadas por “vandalismo motivado por odio religioso”, llegando la jueza a afirmar que habían “socavado burdamente el orden social”.

Las tres apelaron en octubre, aunque sólo la apelación de Yekaterina Samutsevich fue aceptada, manteniendo el Tribunal a Nadezhda y a Maria en la cárcel. El Defensor del Pueblo ruso, Vladimir Lukin, solicitó que el veredicto contra el que las condenadas apelaron fuera declarado injusto y fuera revocado, ya que en su opinión las acciones del grupo sólo violarían las normas internas de la Iglesia y en ningún caso las del orden público; además, siempre según Lukin, no se habría probado que sus acciones estuvieran motivadas por odio religioso. A pesar de sus argumentos, su opinión no fue escuchada.

Cuando Yekaterina aún estaba en la cárcel, las tres firmaron un documento solicitando cumplir prisión preventiva en las instalaciones de Moscú. Sin embargo, tras el rechazo de la apelación de Nadezhda y Maria, las autoridades les denegaron esta posibilidad, siendo enviadas a las colonias penales de Mordovia (IK-14) y Permskaya Oblast (IK-28) respectivamente. Estas colonias se encuentran a 440 y 1150 km de distancia de Moscú.

Las colonias penales IK-14 e IK-28 son un destino común desde los años 30 para las mujeres condenadas en Moscú; la primera se utilizó inicialmente para producir madera para la construcción del metro de la capital. La segunda alberga en la actualidad una fábrica de costura. El régimen de visitas en Rusia es mejor que en muchos países del Oeste, pues incluye visitas “residenciales”, de una duración de 72 horas; esto se debe, sin embargo, a lo remoto de las regiones a las que son enviados muchos prisioneros. A pesar de ello, numerosos abusos se han denunciado desde asociaciones de defensa de derechos humanos como Agora Human Rights Association o Human Rights in Russia en ambas colonias penales.


En julio de 2013, tras solicitar que su sentencia fuera conmutada, se les volvió a denegar la libertad condicional. Las razones de la extensión fueron, entre otras, que Maria, a quien se le prohibió acudir en persona a su propia audiencia, no cumplía con los requisitos para acceder a este beneficio porque habría cometido múltiples violaciones: no hacía la cama correctamente, olvidaba llevar pañuelo en la cabeza durante las horas de trabajo, y no escribía cartas después de la comida. Nadezhda habría cometido un error todavía más grave, ya que se negó a participar en un concurso denominado “Miss Encanto”, un desfile de belleza que celebra la elegancia y atractivo únicos de las presas.

El 23 de septiembre, Nadezhda anunció en una carta que comenzaría una huelga de hambre debido a las condiciones deplorables de su colonia. En dicha carta habla de flagrantes violaciones de derechos penitenciarios de las presas, como son el derecho a un horario laboral fijo (de ocho horas, en lugar de los turnos de 16-17 horas a los que son sometidas), una retribución justa (Nadya afirma recibir menos de un dólar al mes, confeccionando 150 uniformes de policía diarios), e incluso violaciones de derechos básicos como beber agua o utilizar el lavabo. Además, en la colonia se usa el método de castigo comunal como forma de auto-regulación de la misma, castigándose a toda la unidad en caso de error individual.

CARTA: Si estás interesado en este tema, te recomendamos leer la traducción al español de la versión inglesa que hemos preparado desde United Explanations.

El 1 de octubre, Nadezhda decidió romper su huelga de hambre tras nueve días, según el diputado y defensor de derechos humanos Ilya Ponomarev (quien la visitó en el penal) por motivos de salud. Su marido reportó que durante su hospitalización por la falta de ingesta de alimentos le fueron prohibidas las visitas, aunque esta información no se ha podido contrastar. Debido a que, de acuerdo con la legislación rusa, más cinco meses en prisión preventiva equivalen a diez meses de prisión, Maria y Nadezhda deberían ser puestas en libertad a comienzos de 2014. Sin embargo, en estos casos es difícil hacer predicciones en el tercer país del mundo con mayor número de presos (cerca de 900 000, tras EE.UU. y China), y cuyos sistemas judicial y penitenciario han sido objeto de numerosos informes internacionales muy severos, entre otros por el centro UE-Rusia y el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas.

Conclusión

El grupo Pussy Riot puede ser considerado de tres formas distintas. Pueden ser Nadya, Masha y Katya, a quienes conocimos (desgraciadamente) tras su detención, personificándose de este modo sus ideales. Puede considerarse también a Pussy Riot como un grupo heterogéneo y difuso de artistas que comenzó un movimiento artístico-político a comienzos del año pasado, pero cuyas integrantes siguen todavía en activo.

Pussy Riot puede en cambio ser considerado como un movimiento que va más allá de las personas, centrándose en las ideas que defendió ayer y hoy, dentro y fuera de Rusia. Esta tercera vía pone de manifiesto una forma de hacer política muy diferente de la que estamos acostumbrados a ver: política a través del arte desprotagonizado. Sus acciones han enseñado al mundo que hay un modo de denuncia de violaciones de derechos humanos dentro de lo artístico, concretamente una caracterizada por dos aspectos: la radicalidad y el desafío a los poderes políticos legales (aunque ilegítimamente establecidos ), mediante expresiones artísticas sin rostro.

El documental “Pussy Riot: A Punk Prayer” cuenta las historias personales de Nadya, Masha y Katya. Esperemos que no se necesiten documentales para inmortalizar lo que verdaderamente importa: los ideales que hay tras los pasamontañas.

[notice]Seguro que te interesa leer: Carta de Nadezhda Tolokonnikova, de Pussy Riot. Traducción íntegra al español[/notice]

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