
Es de sobra conocido que la Unión Europea no atraviesa precisamente lo que podría ser calificado como un buen momento, y es más que probable que en los próximos años tengamos que sumirnos probablemente en un oscuro valle a la espera de que como decía Allende vuelvan a abrirse las “grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”
Hace unas semanas coincidiendo con el aniversario de la muerte de Stefan Zweig la biblioteca nacional de Israel publicó su nota de suicidio donde achacaba dicho acto al hecho de ver a Europa destruirse así misma y acaba la carta deseando a sus amigos que vivieran “para ver el amanecer tras esta larga noche”
Pues bien, parece que la noche vuelve a cernirse sobre el viejo continente, que se viste una vez más de proteccionismo y miedo, miedo al extranjero, miedo al diferente, miedo a las minorías olvidando que el miedo nunca es buen compañero de viaje, sobre todo cuando se utiliza para hilvanar un discurso, complejo y obscuro que sitúa nuestras fronteras en una metafórica línea de fuego que se desdibuja en un mar de enemigos sin rostros, una nueva amenaza fantasma, que nos sumerge en la vieja teorías de Clausewitz acerca de la guerra total, con una pequeña pero gran diferencia el enemigo ya no es un estado, sino un fantasma.
La nueva guerra total
Karl von Clausewitz, describió en su obra “On war” publicada a inicios del siglo XIX su teoría acerca de lo que ha dado en llamarse como “guerra total”. En dicha obra señalaba que la “guerra total” se produce cuando dos fuerzas, -él las describía como dos naciones, si bien la retirada del estado-nación nos permite encajar en la definición otro tipo de actores-, ponen todos sus recursos para vencer al enemigo.
Guerra total significa, por lo tanto, poner la economía, la política, los valores nacionales, la cultura y a toda la población, articulada y motivada para vencer.
Estados Unidos está en guerra total desde el 11-S y Europa comienza a estarlo, y no importa contra quien, solo importa que lo estamos y que este hecho da vía libra para implementar políticas que recortan la libertades individuales, tal como hizo la Patriot Act en Estados Unidos, que bajo la excusa de “Preservar la vida i la libertad ” lo que hizo precisamente fue recortar la libertad.
Y es que esta forma de hacer política se extiende, y también aquí, en el viejo continente, comenzamos a experimentar una transmutación de nuestros valores, de nuestra cultura y de nuestra economía gracias a la nueva aplicación discursiva de la teoría del caballo de Troya que desde hace tantos años intenta introducir le Front National así como otros partidos de extrema derecha en la política Europea y que parece que conseguirán, si bien no de la mano de Marine Le Pen sino de Sarkozy en el mismo momento en que amenaza con la ruptura de Schengen.
La teoría del caballo de Troya.
El caballo de Troya como técnica de infiltración tras la línea enemiga es de sobre conocida, si bien en la actualidad su entidad discursiva es usada más por políticos vinculados a movimientos xenófobos que se excusan tras ella en ejercicios argumentales realmente rocambolescos para generar miedo al diferente, como cuando hace campaña contra la inclusión de Turquía en la UE acusándola de Caballo de Troya islamista.
Discurso que también sirve como excusa para aumentar la seguridad en nuestras fronteras, y colaborar con la instalación del escudo antimisiles, aumentar la capacidad legal, o mas bien invisibilizar frente a la legislación a nuestros servicio de inteligencia al mismo tiempo que se recorta el presupuesto militar global de los miembros de la UE. Y quizás esta sea la clave, estamos en guerra total contra el terrorismo, pero reducimos el presupuesto militar. ¿Como puede ser? ¿Nuestros gobiernos están dispuestos a poner el riesgo en la seguridad nacional debido al contexto de crisis? ¿O quizás son conscientes de que el riesgo no es tan grande? Quizás piensen que el enemigo en esta guerra total sea verdaderamente un fantasma y hayan encontrado en la teoría de Clausewitz la excusa perfecta para aumentar su capacidad de control social. Quizás el caballo de Troya sea el mismo miedo.
Ésta es una opinión sin ánimo de lucro
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