La provincia de Samarcanda es una ciudad de Uzbekistán en la región de Asia Central, muy famosa por sus mezquitas y mausoleos. Históricamente, formaba parte de la milenaria Ruta de la Seda, como un nodo de conexión importante dentro de la antigua ruta comercial, ya que enlazaba China con la región del Mediterráneo. El Centro Internacional de Conferencias, en Samarcanda, fue escenario del más reciente encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), debido a que el pasado 15 y 16 de Septiembre se celebró la XXII Cumbre de jefes de la de la OCS , en la cual se delineó la Declaración de Samarcanda, que consiste en una declaración política integral sobre la posición de la OCS en materia de política internacional, economía y una serie de otros aspectos.
¿Qué es la Organización de Cooperación de Shanghái?
Los antecedentes de la OCS, los podemos encontrar en el llamado Grupo de los Cinco de Shanghái, fundado en abril de 1996 y conformado por la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, quienes el 15 de junio de 2001 -junto con Uzbekistán- fundarían la OCS, una organización intergubernamental que tiene fines de cooperación en materia de seguridad, economía, cuestiones humanitarias y culturales en la zona de Eurasia.
Desde su fundación, la OCS se ha centrado principalmente en cuestiones de seguridad regional, la lucha contra el terrorismo regional, el separatismo étnico y el extremismo religioso. Entre las prioridades de la OCS también figuran el desarrollo regional como la integración económica y comercial. Por otro lado, a pesar de que la declaración fundacional de la OCS afirma que no es una alianza hecha contra otras naciones o regiones y se adhiere al principio de transparencia, la mayoría de los observadores de Occidente, consideran que uno de los objetivos principales de la OCS es servir de contrapeso a la OTAN y a los intereses de Estados Unidos en las regiones limítrofes con Rusia y China.
El papel de la OCS en el sistema internacional: Hacía un nuevo orden mundial
Actualmente la OCS, aspira a crear un orden mundial justo, más democrático y policéntrico, de plena conformidad con las normas del derecho internacional y los principios del respeto mutuo, mediante el impedimento del choque de civilizaciones que conforman la región de Eurasia, bajo los principios de voluntaria edad, cooperación, apertura, diálogo e intercambio, con base en los principios de la igualdad y la soberanía de los Estados, la no intervención en los asuntos internos, el respeto a la integridad territorialidad, a las fronteras y procurando el arreglo pacífico de controversias.
La OCS ha ido expandiendo sus miembros. En 2017, se les otorgó la condición de miembros de pleno derecho a India y el Pakistán, con ello se convirtió en una organización regional capaz de unir a cuatro potencias nucleares, lo que ha dotado a la organización de un elemento disuasivo importante dentro del sistema internacional, aportando a mantener el equilibrio estratégico de poder y la estabilidad política a nivel mundial. Cuenta con cuatro Estados observadores interesados en adherirse como miembros de pleno derecho: Afganistán, Belarús, Irán y Mongolia y seis asociados en el diálogo: Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía.
Justo en el marco de la vigésima segunda Cumbre de jefes de la OCS en Samarcanda, se firmó el memorándum de obligaciones de Irán con la OCS, con ello se abrieron las puertas para su membresía plena a la organización. Asimismo, se inició el proceso de ingreso de Bielorrusia, la cual había sido apoyada principalmente por Rusia y se celebró la firma de los memorándums de miembros asociados de Egipto y Catar, fortaleciendo aún más la OCS.
Rusia y su victoria diplomática en Samarcanda
Pero, a pesar de este gran avance de crecimiento de miembros de la OCS, hubo varios aspectos que sobresalieron durante la cumbre. Uno de ellos es la solicitud de apoyo por parte de Rusia a los demás miembros, para poder resistir las sanciones de Occidente, quiénes de manera unánime han rechazado las sanciones impuestas a Rusia, en donde países miembros como China e India, han venido apoyando al gobierno de Vladimir Putin, con la compra de petróleo y gas ruso.
A esto se suma el apoyo ofrecido por China y Uzbekistán hacia Rusia en medio del conflicto con Ucrania, en donde China se ha convertido en un aliado clave. A pesar de no haber respaldado abiertamente la guerra en Ucrania, China sí apoyó a Rusia mediante los vínculos económicos y estratégicos, siendo el mismo Xi Jinping, quien durante su discurso que dio en la cumbre, hizo un llamado a los miembros a reforzar la solidaridad y la cooperación en tiempos tan caóticos. Y que, tras la sesión de la cumbre y durante una conferencia de prensa, ofrecería un fuerte apoyo a los intereses fundamentales de Rusia, aprovechando para comentar acerca de la importancia de la defensa de su soberanía nacional y la reivindicación del Partido Comunista sobre Taiwán, por la que está dispuesto a ir a la guerra.
Por su parte, el presidente Vladimir Putin, instó a los delegados a oponer resistencia a las sanciones que sufre su país por parte de Occidente. Asimismo, abogó por la construcción de un mundo multipolar, expresando que “es cada vez más claro el creciente papel de nuevos centros de poder que cooperan entre ellos no sobre la base de ciertas reglas impuestas desde el exterior”. Y aseguró que “en la política y la economía mundiales tienen lugar transformaciones fundamentales y tienen un carácter irreversible”, resaltando el aumento de las transacciones en divisas nacionales. Tanto el premier de China como de Rusia, se felicitaron de sus relaciones como “grandes potencias” y su papel como contrapeso a Occidente, mediante el respaldo tanto económico como militar que se han dado en el conflicto con Ucrania y en la escalada de tensiones con Taiwán.
La Cumbre de la organización regional finalizó con la firma de varios acuerdos, desde la adopción de una declaración conjunta final, así como el ingreso oficial de Irán como miembro pleno, estatus al que Belarús manifestó la voluntad de adherirse. Aunado a esto, es necesario destacar las declaraciones del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien admitió el sábado 17 de septiembre que su país -el cual es miembro de la OTAN- aspira también a integrarse en la OCS.
La OCS y la defensa de la soberanía de sus miembros
Al término de la cumbre, se reiteró la postura de la inadmisibilidad de la injerencia extranjera en los asuntos internos de los Estados, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Además, se acentuó la necesidad de seguir con el desarme nuclear a nivel mundial. Los mandatarios precisaron que se oponen a las medidas proteccionistas y a las restricciones comerciales que ponen en peligro la economía global.
La cumbre ha dejado ver el apoyo a Rusia y su lucha de resistencia contra Occidente, así como la postura de Rusia, China y de otros países asiáticos para construir un nuevo orden multipolar más justo en donde se tenga en cuenta los intereses de los países en desarrollo. Esta idea tiene cada vez más el apoyo de diferentes naciones, ya no solamente de la región de Asia, incluso de naciones que han sido aliadas de Occidente. Por lo que la OCS ofrece una alternativa real a las organizaciones Occidente-céntricas, para aquellas naciones que están divisando las transformaciones de un mundo unipolar hacía uno de corte multipolar.
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