07/10/2024 MÉXICO

La Eurozona: entre la inflación y la incertidumbre

Euro 1

El año 2022 podría ser calificado para los países miembros de la Unión Europea como su “annus horribilis”. Las consecuencias de la pandemia y el conflicto bélico entre Ucrania-Rusia han acelerado problemáticas económicas que muestran la actual fragilidad de la unión monetaria.

Luego de muchos años, el Euro ha sufrido una baja abrupta de su valor lo que significó una serie de fluctuaciones en torno a su relación y comparación con el dólar estadounidense. Esto se signó por periodos de una relativa paridad, y por otros, en los cuales el Euro se ha cotizado por debajo de una unidad de dólar. Esta situación se debe a una serie de motivos multicausales que con el devenir de episodios históricos, éstos han logrado acelerar tiempos de incertidumbre en la Unión Europea y su unión económica-monetaria.

¿Qué es la Eurozona o “zona del euro”?

La totalidad de los Estados miembros de la Unión Europea, son parte de la Unión Económica y Monetaria (UEM), coordinando sus políticas económicas tras los objetivos económicos que se impone la propia organización supranacional. Sin embargo, varios países miembros han dado un paso más sustituyendo sus monedas nacionales por la moneda única: el Euro. Estos Estados miembros forman la denominada zona del euro, siendo al día de hoy 19 países los que la conforman, entre los que se pueden destacar: Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, entre otros.

Asimismo, el objetivo común de la zona del euro no resulta sólo dotar de una moneda común a la unión política y aduanera, por el contrario, busca el desarrollo y la estabilización del mercado interior europeo tratando de mantener el nivel de precios y la estabilidad monetaria del euro. Para ello, se crearon una serie de instituciones que permiten su gestión económica de forma mancomunada.

De ahí que, se dispuso la constitución del Banco Central Europeo con sede en Fráncfort, Alemania quien junto a los bancos centrales de los miembros adheridos a la Eurozona conforman el Eurosistema. Este sistema ha establecido una única autoridad que fija la política monetaria y permite coordinar las políticas económicas con todos los países miembros, que tienen una relativa independencia en la toma de decisiones -siempre dentro de lo establecido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC)- con el fin de alcanzar los objetivos comunes de estabilidad, crecimiento y empleo.


Como consecuencia de esa unión, la economía de cada uno de los miembros de esta política común se encuentra más integrada, con los beneficios y costos de lo que los académicos neoliberales de las relaciones internacionales denominan interdependencia compleja. Básicamente este concepto formulado por los autores Robert Keohane y Joseph Nye, manifiesta que las diversas y complejas conexiones transnacionales e interdependencias entre estados y las sociedades fueron en aumento, declinando la fuerza militar como herramienta política, lo que motiva a una mayor cooperación entre los estados. Esta cuestión fue generando una red que permite fenómenos de integración política, económica y social, pero que son permeables a las consecuencias de los desequilibrios del sistema internacional, sean estos de orden político, económico, militar o de seguridad.

(Foto: Pixabay).

¿Qué le está pasando al Euro?

Como antes se exponía, la caída del Euro no responde a un solo motivo sino que por el contrario tiene múltiples razones, cuya más alta problemática es la incertidumbre. Es sabido que la pandemia de coronavirus resultó un complejo desafío para la humanidad, cuestión que no fue diferente para las proyecciones económicas globales.

Los lockdown o cierre totales que se debieron aplicar en los países para evitar la propagación del virus durante todo el año 2020, perjudicaron al normal desempeño de las actividades económicas afectando con mayor o menor impacto a los países, según su contexto macroeconómico. No obstante, la paralización económica generó incertidumbre colisionando con planes de inversión de capitales privados como públicos alrededor del globo, ralentizando así las tasas de desarrollo y crecimiento.


Entre las medidas para paliar las consecuencias pandémicas, la Unión Europea tomó una serie de decisiones económicas que ampliaron presupuestos públicos, favorecieron a sectores estratégicos y permitieron mayor liquidez, ya sea a través de mecanismos financieros o monetarios. Dentro de estos últimos, la creación de un paquete de estímulo denominado “Plan de Recuperación” inyectó 806.900 millones de euros en diferentes programas, con el objetivo de asistir y mitigar los efectos generados por las medidas sanitarias establecidas.

Esta planificación e inversión acordada entre todos los países de la Unión Europea, si bien supuso un punto de inflexión para mejorar la situación económica y financiera de muchos de sus ciudadanos, o en su defecto de los estados miembros, proyectó una mayor presión al pulso de la economía impulsando velozmente la emisión monetaria, incorporando nuevamente un término económico casi desterrado en la Unión Europea: inflación.

Asimismo, la adopción de férreas sanciones ante la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, logró un efecto boomerang sobre Europa. Su dependencia casi total de los hidrocarburos rusos sea para su industria o para generar electricidad, significó una problemática sin precedentes. La posibilidad de tomar decisiones que restrinjan el gas a las industrias o la posibilidad de la salida del crudo y el gas ruso del comercio internacional, han disparado las tarifas por lo que la presión inflacionaria aumentó los costos de los alimentos y los servicios públicos.

Otra cuestión que atenta contra la estabilidad del euro, es la situación económica de Estados Unidos. Los continuos aumentos de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal del país norteamericano para combatir la inflación, se convierten en un atractivo por los mayores rendimientos que brindan. Es así que atraerán el dinero de las inversiones denominadas en euros a las inversiones denominadas en dólares. Esos inversionistas tendrán que vender euros y comprar dólares para adquirir esos activos. Esto hace que el euro baje y el dólar suba.

En tal sentido, el tipo de cambio generalmente significa o representa la actualidad económica de una moneda, y el de Europa hoy en día no resulta el mejor. Ello explica la debilidades de la Eurozona marcadas por una recesión que ahondará las problemáticas actuales.


La respuesta a la crisis: suba del tipo de interés y disciplina fiscal

La inflación del mes de agosto en la Eurozona marcó niveles récord llegando a un porcentaje del nueve por ciento (9,1%). Como respuesta el Banco Central Europeo (BCE) tomó la decisión de subir los tipos de interés un cero setenta y cinco por ciento (0,75%), dejándolos en el uno veinticinco por ciento (1,25%),  tratándose del aumento más alto de su historia desde su fundación en el año 1999.

Con esta medida, se intenta combatir la inflación para retornarla a un objetivo del dos por ciento (2 %) a medio plazo, en un contexto global en el que otros organismos rectores de las políticas monetarias de diversos Estados han tomado similares decisiones.

Por otro lado, la última reunión del EcoFin  -reunión de los 27 ministros de economía de los países que integran la Unión Europea- y del Eurogrupo, se ha sostenido la necesidad de limitar el gasto público, acotar las ayudas sociales a los grupos más vulnerables que se ven afectados por la crisis y volver a entablar una disciplina fiscal para controlar el déficit junto a los niveles de deuda públicos, con la mira puesta en un freno a la inflación.

Entre las posibilidades se reabre la eventual aplicación del impuesto mínimo global para sociedades del 15%, una medida pactada por unos 140 países con mediación de la OCDE en el 2021. Sin embargo, Hungría ha bloqueado continuamente un acuerdo tal como lo exige el Tratado de Lisboa, esto es así ya que cuándo de decisiones de índole fiscal se refiere el Consejo de la Unión Europea, debe tener una posición unánime. Por ello, Alemania, Francia, Países Bajos, Italia y España alertaron sobre la necesidad de la imposición del impuesto, por lo que, de continuar la actual situación de bloqueo, verían la factibilidad de aplicarlo sin la aprobación del Consejo.

(Foto: Pixabay).

Las consecuencias en Europa

Esta fluctuación constante del Euro no sucedía desde su creación y puesta en funcionamiento en el año 2002, ya que, ni siquiera durante la grave crisis económica de los años 2008-2009, vió mermado su valor. Es un escenario de incertidumbre ya que ha perdido su apreciación en un doce por ciento (12%) en lo que va del año.

Entre las consecuencias más directas, se puede resaltar que el impacto de la depredación del euro pega directo en la producción. El encarecimiento de las materias primas provocará que le sea más gravoso a Europa, adquirir aquello que necesita para manufacturar, restringiendo fuertemente la industria. El resultado de esta situación se manifiesta en caídas paralelas de niveles de crecimiento y pérdidas de puestos de trabajo.

Además, los costos en la energía que se cotizan en dólares se encarecen severamente, perjudican por igual a todos los sectores económicos y sociales sumando una presión a los índices de costo de vida, por lo que, una devaluación del euro aportaría mayores ratios de inflación que afectan el salario como la calidad de vida de los ciudadanos europeos.

Las compañías de capitales estadounidenses o de otros países que basen sus dividendos netamente en dólares serán las más damnificadas, puesto que sus productos y servicios verían cómo incrementan los precios, con lo que los importadores internacionales comprarían menos. Una situación de esta envergadura, promueve una desaceleración de la inversión extranjera directa en la Eurozona.

Este conjunto de posibilidades y situaciones, abren un signo de pregunta mayúsculo sobre el futuro económico de la Unión Europea como la de su estabilidad financiera. Ahora, es tiempo de observar un fenómeno que requiere nuevamente una alta respuesta de coordinación política entre las disímiles realidades de los países europeos, sus objetivos e intereses.

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De Ruba Leonel

Tesista de la Licenciatura en Relaciones Internacionales que se dicta en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Católica de Salta, Argentina. Es miembro del Instituto de Relaciones Internacionales y Ciencia Política de la Universidad Católica de Salta, Argentina y del Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales, Argentina. Ha realizado cursos y diplomaturas relacionadas a cooperación internacional, relaciones internacionales e internacionalización de unidades subnacionales. Interesado en la interrelación de la sociedad, la política, la economía y el poder.


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