El territorio del Sahara occidental, considerado por las Naciones Unidas como un “territorio no autónomo” o “pendiente de descolonización” se encuentra hoy por hoy luchando por su independencia y a la merced de las pretensiones políticas y económicas de sus vecinos (España y Marruecos). Pero, ¿Qué significa para el pueblo saharaui que España haya apoyado al plan de Marruecos para este territorio?
Un territorio en disputa
Entre las consecuencias positivas surgidas del final de la Segunda Guerra Mundial, bien podemos mencionar al llamado proceso de descolonización que experimentó el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Este mismo hecho causó el aumento exponencial de naciones independientes, especialmente en los continentes asiáticos y africanos. Sin embargo, el proceso no fue total ni uniforme en todo el mundo, incluso hasta hoy hay territorios que no gozan de libertad, independencia y autodeterminación que se les prometió. Entre estos pueblos se encuentra el Saharaui, ubicado en el territorio conocido como “Sahara Occidental”. Este se encuentra en el Noroeste de Mauritania y el Sur de Marruecos, a las costas del océano Atlántico y, como bien indica su nombre, al oeste del gran desierto del Sahara.
Este territorio perteneció durante mucho tiempo al Imperio Español (y posteriormente a la República Española) desde su colonización en el año 1476. Sin embargo, una vez comenzado el proceso de descolonización durante el siglo XX, las nuevas naciones independientes de Mauritania y Marruecos no tardaron en reclamar parte del territorio perteneciente al Sahara Occidental.
La Organización de las Naciones Unidas intervendría para prometer al pueblo del territorio disputado una posibilidad de celebrar un referéndum para que ellos mismos decidan su destino. Aquella promesa quedaría sin cumplir; hasta la fecha este referéndum ha sido postergado por Marruecos y el pueblo saharaui sigue esperando.
La tensión en la región se agravaría cuando en 1973 surge el llamado “Frente Polisario” (sucesor del Movimiento para la Liberación del Sahara), una agrupación de lucha para la autodeterminación del Sahara Occidental compuesta por un grupo de revolucionarios nacionalistas precedidos por El Uali Mustafa Sayed (posterior fundador de la República Árabe Saharaui Democrática). Como respuesta a la organización de grupos armados y a la negativa de la sociedad internacional de concederle la autoridad sobre el territorio disputado, Marruecos organizó en 1975 la llamada “Marcha Verde”, en la cual 350 mil de sus civiles escoltados por fuerzas militares marroquíes se adentraron en territorio saharaui para ocupar una parte de él. España, que en ese entonces atravesaba una crisis política y económica, decidió negociar la retirada de sus tropas de territorio saharaui, dejándola en manos de Mauritania y Marruecos, al margen de la ONU. Este fue el chispazo final que provocó el inicio del conflicto armado entre el Frente Polisario y el Ejército marroquí.
El conflicto adoptó un carácter bélico hasta el año 1991, en el que se celebró un alto al fuego, mismo año en el que se instaló una misión de paz a cargo de la ONU (MINURSO) para velar por el cumplimiento del armisticio y salvaguardar los derechos humanos de la población involucrada. No obstante, esto no garantiza el final de ese conflicto, ni la libertad para el pueblo saharaui.
¿Qué quiere Marruecos del territorio Saharaui?
A pesar de que el terreno del Sahara Occidental es inhóspito en su mayoría, este territorio cuenta con importantes recursos naturales. Entre los más importantes se cuentan grandes reservas de fosfato, yacimientos de petróleo, e importantes bancos de peces en su costa atlántica (BBC). Sabiendo esto, Marruecos se encargó de asegurar una ocupación efectiva de los territorios más ricos en estos recursos (ubicados en el Norte del Sahara Occidental).
Resurgimiento de los enfrentamientos
Los enfrentamientos bélicos se reanudaron en el año 2020 debido a incursiones realizadas por el ejército marroquí en el territorio fronterizo entre el Sahara Occidental y Mauritania. En este lugar se encontraban civiles saharauis bloqueando, en forma de protesta, una importante carretera que conecta Marruecos y Mauritania a través de una carretera que atraviesa el Sahara Occidental; con tal de terminar con el bloqueo, el ejército marroquí atravesó la línea divisoria que separa la zona controlada por ellos, de aquella en manos del Frente Polisario, provocando un enfrentamiento armado con los saharauis.
De esta forma, se podría decir que Rabat rompió lo acordado en 1991 (o aunque sea así lo interpretó el Frente Polisario), ya que violó los límites territoriales que dividen el territorio entre ambos bandos, reprimiendo a civiles saharauis, desafiando a las fuerzas del Frente Polisario y provocándolos para que retomen las armas y la violencia retorne al Sahara occidental, ocasionando el fin del alto al fuego.
El rol de los vecinos, España y Argelia
Es relevante discutir acerca de las posiciones que han adoptado dos de los países más influyentes de la zona y que tienen sus propios intereses y posturas con respecto al conflicto, estos son España (la potencia ex colonizadora) y Argelia. Esta última ha sido una aliada histórica del movimiento saharaui, siempre velando por su independencia y autodeterminación hasta el día de hoy, especialmente cuando en la actualidad existe una cierta rivalidad y choque con su vecino marroquí. Una rivalidad que se asentará permanentemente luego de la llamada “Guerra de las arenas”- provocada por las pretensiones territoriales que tiene Marruecos sobre tierras que se encuentran al Oeste de Argelia, y que se acrecentó desde que Argelia se convirtió en el principal benefactor y promotor de la independencia saharaui.
España ha tomado un rol diferente, la república ibérica intentó desentenderse del conflicto en el año 1976, para no quedar en medio de los enfrentamientos entre el Frente Polisario y el ejército marroquí. A pesar de ello, la ONU todavía la considera como la autoridad arbitraria y responsable del territorio.
Se podría argumentar desde un punto de vista, que este tendría que ser el país responsable de velar por la seguridad de los saharauis (viendo que este territorio fue convertido en provincia española antes de ser abandonada), y debería también impulsar y apoyar el referéndum. Por el contrario, Madrid ha mantenido una posición neutral durante la mayor parte del conflicto. Esto es, hasta hace unas semanas, cuando el 14 de marzo del presente año el presidente de España, Pedro Sánchez, declaró que la opción más viable para el Sahara occidental es convertirse en un territorio autónomo bajo la soberanía de Marruecos (Clarín), dando un vuelco sobre la histórica posición española.
¿Independencia, sumisión o autonomía?
Como suele pasar en los llamados “territorios en disputa”, los intereses de las naciones más poderosas siempre terminan afectando a la población local. Podemos ver esta puja de poder desde la época de la guerra fría cuando Francia y Estados Unidos apoyaron la llamada “Marcha Verde” porque Marruecos era su aliado en el Norte de África, mientras que Argelia y su apoyo al Frente Polisario eran vistos como “el enemigo” por sus lazos cercanos a la Unión Soviética.
Esta lógica sigue vigente hoy mismo, y los saharauis siguen a la merced del juego de poder de los países que los rodean. De esa forma, se explica el accionar de España, la cual pretende acercarse a Marruecos, tanto para que Rabat controle efectivamente los pasos fronterizos de Melilla y Ceuta, como también para asegurar el suministro de gas a través del gasoducto Magreb-Europa (ElPaís).
Esta jugada significa de alguna manera que España estaba dispuesta a sacrificar la independencia del pueblo del Sahara Occidental, en pos de sus propios intereses. No podemos decir que los saharauis perdieron a un gran aliado, pero definitivamente es significativo que un país influyente en cierta medida como es España, reconsidere su posición y se coloque en el bando a favor de las pretensiones marroquíes.
Esto cobra especial importancia cuando recordamos que este país es para la ONU hasta hoy, el encargado de administrar la descolonización del territorio en cuestión. De esta forma el pueblo saharaui continúa en su lucha por la libertad y la autodeterminación, tal como se les prometió hace más de 30 años, pero a medida que pasa el tiempo, esa realidad se torna cada vez más lejana.
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