Sea en discursos académicos, económicos o de políticas educativas, la creatividad siempre se ha abierto camino como un eje fundamental para el desarrollo humano. Sin embargo, a pesar de su constante uso discursivo, la posibilidad de materializarlo resulta en algunos casos confusa o improbable. ¿Por qué?
Una primera aproximación, daría cuenta de la dificultad para conceptualizar el término creatividad o de trabajo creativo. A pesar de algunos intentos conceptuales, sigue siendo una ardua tarea definir los criterios y lineamientos que estimulen la capacidad de generar nuevas ideas o asociaciones, que brinden soluciones originales a problemas comunes. Al respecto, se entenderá que creatividad e innovación van de la mano, pues mientras la primera se basa en las capacidades individuales, la segunda se relaciona a nivel colectivo y es el resultante de una sumatoria de creatividades.
¿Quién estimula la economía creativa?
Desde un enfoque clásico del liberalismo, un contexto libre, autónomo y descentralizado, puede ser el estímulo necesario para la creatividad, en tanto que permite a los individuos un mayor margen de maniobra para la toma de decisiones. La solución creativa, precisamente proviene de una serie de fracasos, que exigen de paciencia, constancia bajo una metodología de ensayo y error. Así pues, un ambiente sin regulaciones resulta el más idóneo para que la racionalidad individual pueda conseguir su cometido en medio de tanta complejidad.
Años atrás, al ingeniero Arthur Fry le solicitaron producir un adhesivo de mayor resistencia para la empresa donde trabajaba. Sin embargo, el resultado final no fue el esperado, ya que el adhesivo resultaba muy débil para el mercado. Mientras Fry cantaba en el coro de su iglesia, se dio cuenta que el separador para el cuadernillo de himnos se caía constantemente. Gracias a esto, se inspiró para darle otro uso diferente a su producto, inventando los famosos Post-it Notes, que llevaría al éxito a la popular compañía 3M y que hoy son reconocidos mundialmente.
Otras versiones más conservadoras, advierten que la intervención del Estado es necesaria para alcanzar los resultados de la creatividad. Una debida dirección del mismo frente a los problemas concretos que se desean solucionar, permite el desarrollo creativo mucho más efectivo. Autores como Mazzucato afirman, por ejemplo, que el contenido que hace al iPhone atractivo e inteligente, fue desarrollado por Estados, incluyendo el GPS, el reconocimiento de voz, internet, las pantallas interactivas, etc.
Su tesis es compartida por Ha Joon Chang al afirmar que los grandes logros creativos del capitalismo, como el ferrocarril, la aviación, el sector farmacéutico y el desarrollo nuclear, no podrían haberse alcanzado solamente con la iniciativa privada. Por eso, las grandes innovaciones del último siglo han sido financiadas principalmente por el Estado, pues este cuenta con el tiempo y la capacidad de asumir los riesgos más costosos, a diferencia de los actores privados enfocados más bien al funcionamiento en el corto plazo.
Economía creativa como nuevo paradigma
Algunas versiones modernas hablan ahora de la economía creativa, como un nuevo paradigma que permite la actividad en bienes y servicios creativos incluyendo la cultura, ciudades inteligentes, clusters y distritos creativos, entre otras. Así pues, los círculos de industrias creativas se enfocan en la producción de bienes y servicios que usan creatividad y capital como principal insumo, en actividades relacionadas con las ideas, tecnologías informáticas, patentes, arquitectura, arte, artesanías, moda, cine, publicidad, entretenimiento, entre otras.
No en vano, las autoridades Chinas han decidido darle un giro a su modelo económico, pasando de la exportación a gran escala de manufacturas y bienes agrícolas, hacia un mayor protagonismo al consumo interno de bienes y servicios relacionados con entretenimiento, innovación y cultura. Otros informes en el Reino Unido, ya dan cuenta de la implementación y apoyo a industrias creativas, buscando la sinergia intersectorial para estimular la producción de servicios de esta índole. Los reportes económicos exponen que entre 1997 a 2013, el empleo creado por la Economía Creativa fue de 2.62 millones de puestos nuevos, con un crecimiento de 2.3% anual, cuatro veces por encima en la generación de trabajo por otras industrias en la Economía Británica.
Más allá de las cifras
Alcanzar las iniciativas o grados de creatividad que permitan cambiar los paradigmas económicos, no es una tarea fácil. Precisamente las sociedades deben forjar grandes transformaciones y facilitar los procesos de interacción entre todas las capas, para alcanzar un provechoso resultado en el corto y mediano plazo en un mercado global que se transforma rápidamente.
Una economía creativa busca estimular la capacidad para generar ideas, en vez de limitar la capacidad individual a cumplir un horario y hacer un trabajo monótono. Precisamente las industrias creativas deben promover los espacios, donde se premie la innovación en los procesos rutinarios, enfocando esfuerzos para el desarrollo de un valor agregado en otras actividades. En este modelo, el valor de la propiedad intelectual intangible y el valor de la plataforma física son complementarios en función del mercado. Muchos de estos enfoques que, al parecer, siguen siendo ahora revolucionarios, pueden con el paso del tiempo ser de gran apoyo en las transformaciones económicas de economías en desarrollo y emergentes, para acoplarse a sistemas más eficientes y democráticos de producción.
De la misma manera, el estímulo a la creatividad exige modificar los mismos planteamientos de la educación básica y universitaria, articulando un modelo de pensamiento basado en la evaluación formativa. Bajo esta premisa pedagógica, al estudiante se le estimula su capacidad interpretativa para solucionar problemas con los conocimientos aprehendidos, en vez de clasificarlo con un simple examen al final del periodo académico. A su vez, el paradigma implica un ejercicio más autónomo del estudiante para estar al tanto de su evolución y aprendizaje, promoviendo la creación de ideas y la puesta en práctica del contenido académico.
Finlandia, que cuenta con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, basa su modelo en una política de cero tareas domésticas para sus estudiantes en el colegio y el estímulo a la creatividad a lo largo de su vida académica. No sorprende que sus resultados en las pruebas PISA, los escandinavos superen a Hong Kong, Canadá y Estonia, a su vez que el número de patentes es superior incluso al promedio de los países OECD.
Los retos del futuro
Un adecuado estímulo a la creatividad, entendiendo los enfoques y las realidades intersectoriales, permitirá acoplar a las economías a un futuro donde buena parte de la producción basada en mano de obra, se verá sustituida con las nuevas tecnologías que exigen políticas de desarrollo global para mitigar los impactos. El contexto importa, precisamente los lineamientos realizados en algunos casos exitosos para promover la creatividad, no tendrán los mismos resultados en otros países con instituciones o bases sociales diferentes. Para muchas economías emergentes, es importante entonces realizar los adecuados diagnósticos que permitan entender los sectores potenciales para dar los primeros pasos en esa dirección.
El reto precisamente es definir los roles del Estado y los actores privados, asumiendo una perspectiva que permita la definición de criterios y metas concretas en ámbitos académicos, laborales y de desarrollo nacional.
Un adecuado planteamiento de esos retos, permitirá un mayor grado de desarrollo y de modernización económica.
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