Imagina que naces, vives, estudias, trabajas y desarrollas tu vida en un país dónde no te consideran ciudadano; te sientes parte de ese país pero no se te reconoce como parte de él, únicamente porque tu origen es otro. Esta es la situación a la que se enfrentan 300.000 personas ruso parlantes en Letonia a pesar de haber nacido y vivir en ese país.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 15 señala que “Toda persona tiene el derecho a una nacionalidad y a que no se le prive arbitrariamente de ella.” Entonces, ¿Cómo es posible que una persona no tenga nacionalidad si vivimos en un mundo lleno de naciones? En el mundo hay una gran cantidad de personas denominadas apátridas (no son considerados nacionales de ningún país), estas personas llegan a esa situación por una diversidad de causas como los conflictos entre legislaciones de los estados, no registrar a las personas al nacer por complejidad en los procesos administrativos, discriminación o la desaparición de un estado y surgimiento de otro en su lugar, entre otras. Esta última causa es por la cual la minoría ruso parlante en Letonia se convirtió en apátrida, una situación que los priva de todos sus derechos políticos y no les permite desarrollarse como deberían y desearían.
Los No Ciudadanos
La situación de los “No Ciudadanos” se remonta al colapso de la URSS y la conformación de Letonia como un estado independiente. Una de las primeras acciones del nuevo gobierno letón fue que cualquier persona que hubiese apoyado al partido comunista soviético o que hubiera llegado después del 17 de junio de 1940 (el día de la ocupación de la URSS) no podría acceder a la ciudadanía letona. Al colapsar la Unión Soviética, miles de personas quedaron sin nacionalidad y en estado de apátridas: al desaparecer la URSS como estado desapareció también la nacionalidad de sus ciudadanos. Así, los soviéticos que habían llegado a Letonia durante la ocupación se encontraron sin nacionalidad alguna.
Letonia, como estado naciente, negó la nacionalidad a todos aquellos ciudadanos que no provenían de su país y que, además, no podían regresar a su país de origen (la URSS) porque ya no existía. Los No Ciudadanos quedaron atrapados en un hueco legal en el que no pertenecían ni a Letonia ni a la URSS.
Letonia no reconoce que estas personas sean apátridas en el estricto sentido de la palabra ya que se les otorgan ciertos derechos y un pasaporte de No Ciudadanos. Sin embargo, se les restringen sus derechos políticos a pesar de haber nacido o vivir en el país; esto sucede porque la apatridia se hereda y al ser hijos de padres ruso parlantes se convierten automáticamente en No Ciudadanos. Existe una gran cantidad de testimonios que hablan sobre cómo de un día para otro se quedaron sin nacionalidad. Estos testimonios hablan de que la apatridia es como una enfermedad que van heredando de generación en generación y que es un estigma para ellos, ya que cada vez que presentan su pasaporte de “No Ciudadanos” se les observa como si fueran ajenos a un país del que ellos siempre se han sentido parte.
Letonia se justifica ante esta situación alegando que existe un proceso por el cual pueden naturalizarse, pero que ha sido decisión de ellos no hacerlo. Por su parte, los No ciudadanos afirman que es un proceso complicado en el que los exámenes de idioma e historia tienen un nivel extremadamente complicado.
¿Apátridas por problemas políticos?
Es importante cuestionar cuál es realmente el motivo por el cual Letonia no permite a los No Ciudadanos acceder completamente a sus derechos. ¿Por qué buscar perpetuar la apatridia?
Existe evidencia de que la situación con los No Ciudadanos tiene un trasfondo político, ya que Letonia siempre ha sido gobernada por partidos de derecha y la fuerza política de los No ciudadanos naturalizados tiende a ser de izquierdas. La manera más sencilla para no contar con una oposición real es seguir creando obstáculos a la naturalización y así evitar el desarrollo de los partidos de izquierda en el país que puedan provocar un cambio en el panorama político.
Rusia y Letonia han tenido diversos roces en relación a este conflicto ya que muchos No Ciudadanos han optado por buscar la nacionalidad Rusa. Esto genera gran tensión y más a partir del conflicto en Crimea, ya que se siente un gran recelo con las acciones que ha tomado Rusia en esa región. Esta es una de las razones que llevan a los letones a dudar de la lealtad de los No Ciudadanos hacía su país y exista fricción entre ambas comunidades por el miedo a que estas minorías apoyen acciones rusas similares a las aplicadas en Ucrania.
Letonia es un estado miembro de la Unión Europea y se ha enfrentado a estudios de derechos humanos que le exigen resolver esta situación. Sin embargo, los No Ciudadanos reclaman que la Unión Europea no ha tomado acciones concretas ni sanciones en contra de Letonia para ayudarles a resolver su estatus. La UE, por su parte, ha declarado que Letonia ha hecho avances en materia de los No Ciudadanos y que paulatinamente se irá resolviendo su situación, por lo que reconoce el esfuerzo del país y considera que no son necesarias sanciones.
Problemas con los No Ciudadanos
El conflicto con la situación de los No Ciudadanos es que cuando una persona se encuentra en estado de apatridia carece de una parte o de la mayoría de sus derechos humanos básicos, ya que la ciudadanía le otorga el resto de los derechos humanos porque el estado es el proveedor de los mismos.
A los No Ciudadanos se les impide trabajar en el servicio público, ser abogados, notarios, votar y ser votado, así como diversas regulaciones para su traslado de un lugar a otro. Los No Ciudadanos letones son excluidos completamente de la vida política, son separados de la sociedad y se marca una diferencia entre ellos y los letones de nacimiento.
Esta minoría sufre una constante discriminación ya que nunca podrán sentirse completamente parte del país, ellos conocen su situación de apátridas y se sienten marcados por la historia que llevan detrás, desean que el gobierno letón actue y les reconozca sus derechos políticos como ciudadanos letones.
La situación de apatridia no debe perpetuarse únicamente porque no se desee contar con una oposición política en el país. La UE debería analizar y tomar medidas para presionar al gobierno letón a buscar una solución porque ellos mismos están incumpliendo sus requisitos de protección a los derechos humanos y a las minorías.
Si esta situación se mantiene, el malestar social puede incrementar y este colectivo podría sentirse como una minoría excluida del país y sin identidad. Lo que, a su vez, podría atraer otros problemas más graves como los que se han visto en Ucrania.
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
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