Cuando anteriormente se abordó en United Explanations el tema de la apuesta por la Inversión Extranjera Directa (IED) en Cuba, se pretendía dar respuesta a la pregunta de si verdaderamente la isla había transitado de un modelo que se apoyaba en este instrumento para contribuir al desarrollo, hacia uno en el que la IED significara un catalizador del mismo. Efectivamente, la promulgación de la Ley 118 de IED de 2014 y la creación de la Zona Económica de Desarrollo (ZED) de Mariel, son una muestra de que la responsabilidad de salir de la profunda crisis económica recae ahora sobre el capital extranjero.
No obstante, el impacto de la IED en una economía planificada como la cubana se puede plantear de dos maneras diferentes: o bien como ¿qué riesgos tiene la IED para la sostenibilidad del modelo cubano? o ¿el modelo cubano impone limitaciones para el éxito de la IED como motor de desarrollo?
Lo cierto es que, a pesar de las dificultades para acceder a datos certeros sobre la llegada de IED, los inversores radicados ya en la isla no consideran que se haya dado un salto cualitativo a raíz de la redacción de la nueva ley. Y tienen claro el motivo fundamental: la discrecionalidad del estado. En este punto, surgen diferentes preguntas con el fin valorar la consistencia de la apuesta cubana por la IED.
¿Qué tipo de inversión se pretende atraer Cuba?
Cuba ha proyectado inversión en sectores como el energético, el biofarmacéutico o el de la extracción petrolífera, requiriendo cantidades de inversión que superan los 400 millones de dólares. En primer lugar, es prácticamente imposible pensar que a una empresa con capital suficiente para hacer esa inversión le interese prescindir de lazos económicos con EEUU, y por tanto estuviera dispuesta a asumir las consecuencias del embargo para llevar a cabo un proyecto en la isla.
Sin embargo, si bien las autoridades cubanas han retirado el veto en ciertos sectores industriales a los que antes no tenía acceso el capital extranjero, ahora se abren posibilidades de inversión en otros que poco tienen que ver con el perfil de inversor que ha mostrado interés en la isla. Al margen del sector turismo, el cual dispone de planes de factibilidad estrictamente detallados, los proyectos de inversión contenidos en la “Cartera de Inversiones”, en pocos casos abren la posibilidad de generar encadenamientos productivos, que sería lo necesario para que el mercado doméstico se beneficiase del empujón económico que genera la IED. Además, excepto aquellos que de manera explícita se conciben como necesariamente 100% inversión extranjera, el resto consiste en iniciativas de colaboración mixta con un socio cubano –de acuerdo con la Constitución “no está permitida la concesión de propiedad privada en manos de actores no estatales”–. Esto, de acuerdo con la opinión de aquellos que conocen la realidad cubana, resta credibilidad e incrementa en gran medida los costes de transacción.
Las barreras de entrada para penetrar en el mercado doméstico cubano no sólo son elevadas, sino que también son imprevisibles en la medida que el estado es prácticamente omnipresente en todas las esferas de la actividad económica. Una subida del precio del combustible repentina o la promulgación de decretos de la noche a la mañana son ejemplos de la incertidumbre que envuelve la aventura de invertir en la isla. Casarse con empresas cubanas, requiere, además de otras muchas cosas, de un ejercicio de adaptación a un sistema de gestión que nada tiene que ver con el management de las empresas privadas.
¿Qué tipo de inversores llegan a Cuba?
El perfil del inversor que desembarca en la isla desde hace un año es el de un pequeño empresario interesado sobre todo en el sector hotelero de pequeña escala. este tipo de empresarios serían enormemente beneficiosos para mejorar la situación actual del mercado inmobiliario cubano. Sin embargo, se trata de inversores a los que prácticamente se les ofrece irse por donde han venido, puesto que “no interesan” al gobierno cubano.
Por otro lado, concretar un proyecto de inversión no es tan simple como tener propuestas. ¿Cuál es el procedimiento para llegar a un acuerdo de inversión? De acuerdo con lo provisto en la Ley 118, el Estado es todavía el responsable de aceptar cada una de las iniciativas de manera individual. De hecho, en este punto es donde el margen de discrecionalidad se hace más evidente, tratándose en muchos casos de argumentos arbitrarios para rechazar un proyecto de inversión extranjera. Conscientes de ello, como medida paliativa, la Ley 118 introduce una modificación en cuanto a los períodos de negociación, limitándolos a 60 o 45 días según la naturaleza del proyecto. No obstante, de nuevo un gran número de opiniones coinciden en que los límites temporales establecidos sólo comienzan a ser implementados una vez se ha llegado al acuerdo, y que existe un proceso de negociación “informal” previo que puede llegar a durar hasta años.
Como se ya se mencionó en publicaciones anteriores, además de la ZED de Mariel, la mayor publicidad de Cuba como atractivo destino de inversión se ha hecho a través de la promoción de unas condiciones fiscales extremadamente favorables para las empresas extranjeras, además de una serie de garantías legales como aquellas que versan sobre la transferencia de fondos al exterior. Sin embargo, estas medidas que estaban ya contenidas en la anterior Ley 77 de 1995, no impidieron que a partir de 2003 se produjeran varios episodios de retenciones de capital.
Por último, aunque por ello no menos importante, una gran parte de la atención en el nuevo marco legal sobre inversión se lo han llevado las condiciones laborales de los trabajadores en Cuba, aspecto que merece un futuro análisis de manera pormenorizada.
El caso cubano es hasta el momento un claro ejemplo de la tensión irresoluble entre la planificación económica y las medidas de libre mercado entre las que se establece ahora una nueva relación de convivencia al cobrar la IED este fuerte impulso. Su compatibilidad radica en el rol que juegue el Estado cubano y que no necesariamente debe de ser delegar a un estadio residual la alternativa de planificación. Incluso entre las filas del Partico Comunista Cubano cada vez cobra más fuerza la idea de dejar atrás el modelo de un estado interventor de gran tamaño, diferente de un Estado fuerte que esté capacitado para orientar la economía. Tal vez así, la IED podrá de una vez aportar el empujón necesario para el éxito del desarrollo de Cuba.
Esta es una explicación sin ánimo de lucro
[button url=”https://www.unitedexplanations.org/category/lineas-tematicas/cuba-hoy/” style=”red”]¿Quieres saber más sobre los cambios recientes en Cuba? ¡No te pierdas nuestra serie “Cuba Hoy”![/button]
¿Quieres recibir más explicaciones como esta por email?