18/03/2024 MÉXICO

¿El mundo está siendo minado? La Acción Integral Contra Minas Antipersonales
Imagen: Flickr Department of Foreign Affairs and Trade

Flickr Department of Foreign Affairs and Trade
Cuando los conflictos terminan, las minas continúan en el territorio, por lo que pueden generar daños, incluso años después de terminadas las hostilidades. Además, tienen un gran impacto en la población civil, ya que impiden habitar, cultivar y transitar por grandes áreas de terreno.

La Acción Integral Contra Minas Antipersonal o AICMA, toma su nombre de las Minas Antipersonales (MAP por sus siglas), un tipo de mina terrestre concebida para matar o mutilar personas. Las MAP se ocultan bajo o sobre la tierra y son antipersonales: cualquier persona puede activar su mecanismo de detonación al tocarlas o al pasar cerca de ellas. Este tipo de arma se utiliza generalmente para impedir el acceso tanto del enemigo como de civiles a ciertos lugares o territorios.

Además de su capacidad para matar o mutilar, se trata de un arma que utiliza el terror psicológico como disuasión para impedir el tránsito por ciertos lugares.

Se calcula que puede haber entre 65 y 120 millones de minas antipersonales plantadas en unos 70 países alrededor del mundo, causando unas 4.000 víctimas anuales. Además, se estima que pueden existir 50 millones más de MAP almacenadas y al año se colocan dos millones más. El mundo está siendo minado.

Cuando los conflictos terminan, las minas continúan en el territorio, por lo que pueden generar daños, incluso años después de terminadas las hostilidades. Además, tienen un gran impacto en la población civil, ya que impiden habitar, cultivar y transitar por grandes áreas de terreno.

Un arma prohibida por el derecho internacional

La MAP es un tipo de arma especialmente cruel que no distingue entre combatientes y civiles, daña el medio ambiente, vuelve intransitables amplias zonas de terreno y está diseñada para mutilar personas causando daños y sufrimientos innecesarios.

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Las MAP se ocultan bajo o sobre la tierra y son antipersonales: cualquier persona puede activar su mecanismo de detonación al tocarlas o al pasar cerca de ellas. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons

Ello hace que las MAP violen varios de los principios del Derecho Internacional Humanitario (DIH) –un conjunto de normas internacionales cuyo objetivo es proteger a las víctimas de los conflictos armados y limitar los medios y métodos de combate–. En especial, contradicen el principio de humanidad (que obliga a tratar con humanidad a todas aquellas personas que no participen en el las hostilidades); y el principio de distinción (que establece que sólo pueden ser atacados quienes participen en las hostilidades y constituyan objetivos militares).

Teniendo en cuenta que gran parte de las normas que contiene el DIH son normas de ius cogens, su cumplimiento obliga a todos los actores implicados en un conflicto armado, independientemente de que hayan ratificado los tratados internacionales que lo regulan (lo que incluye a actores armados al margen de la ley).


Estas normas se encuentran contenidas en diferentes tratados internacionales, como los cuatro convenios de Ginebra y la “Convención sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales y sobre su destrucción”, o el tratado de Ottawa de 1997. La convención da inicio a la AICMA y tiene como objetivo prohibir el almacenamiento, producción, adquisición y utilización de Minas Antipersonales. Para el año 2014, 154 países habían ratificado la convención, lo que muestra un amplio consenso sobre la prohibición de este tipo de artefactos. Sin embargo, los mayores productores de armas del planeta –Rusia, China y Estados Unidos–, aún no lo han firmado.

Acción Integral Contra las Minas Antipersonales

La AICMA es un programa de acción integral que se refiere a las actividades dirigidas a reducir los efectos económicos, sociales y medioambientales de este tipo de artefactos. Estas actividades, además de la retirada de artefactos propiamente dichos (desminado) y la destrucción de arsenales, están dirigidas a la educación y prevención en el riesgo que generan, la sensibilización pública del problema, la promoción de tratados internacionales, la incidencia política y la asistencia a las víctimas.

La AICMA también se extiende a otro tipo de artefactos como las Municiones Sin Estallar (MUSE por sus siglas) y los Artefactos Explosivos Improvisados (AEI por sus siglas). La razón de ello es que los daños que causa la presencia de estos artefactos causan problemas e impactos similares en la población civil.

Las MUSE tienen características similares a las MAP porque permanecen allí donde se han dado combates, teniendo un efecto similar sobre la población civil. Son artefactos que a veces quedan enterrados o simplemente ubicados en un lugar sin haber perdido su capacidad explosiva. Las MUSE tampoco distinguen entre personas y tienen una alta capacidad para matar o herir. Entre estos artefactos incluiríamos cualquier tipo de explosivo utilizado durante un combate, como municiones de mortero, bombas, bombas de racimo, misiles u obuses.


Los AEI con característica de Mina Antipersonal son todos aquellos explosivos artesanales colocados a modo de trampa con la intención de matar o mutilar personas. Este tipo de artefactos, a diferencia de las MAP, no son de fabricación industrial y se pueden encontrar en diversas formas, como pueden ser las trampas explosivas camufladas en objetos o lugares comunes (como una cocina, por ejemplo). Los AEI son generalmente utilizados por actores armados irregulares, como grupos terroristas, subversivos o rebeldes.

Contaminación por artefactos explosivos

Estos artefactos generan problemas tan diversos como la contaminación de territorios, la limitación a la movilidad o daños directos a sus víctimas. Una zona minada se vuelve improductiva, intransitable e inhabitable para la población civil, por lo que son necesarias acciones de tipo integral que puedan afrontar el problema desde distintas perspectivas. Según datos de 2013 de Landmine Monitor, el 79% de las víctimas son civiles .

Los costos para retirar esta clase de minas son extremadamente altos. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons
Los costos para retirar esta clase de minas son extremadamente altos.
Fuente de la imagen: Wikimedia Commons

Además, producen grandes costos económicos; se calcula que el costo de retirar cada mina para un equipo de 30 personas –en el que se incluirían médicos y expertos en desminado– es de 261 dólares, mientras que el costo de una sola mina puede oscilar entre 3 y 75 dólares. Debido a su tamaño y bajo costo, son artefactos muy fáciles de fabricar, transportar e instalar, por lo que son frecuentemente usados por grupos armados irregulares. Este tipo de armas conservan durante largos periodos su capacidad de matar o mutilar, a pesar de que se oxiden o degraden.

Debido a la alta capacidad para infligir daños que estos artefactos ostentan, la rehabilitación de sus víctimas es especialmente difícil y compleja; generalmente pierden extremidades y con ello, su movilidad y su capacidad de realizar muchos tipos de trabajos. La mayoría de las víctimas de las MAP, la MUSE y los AEI dependen de un tratamiento sanitario especializado de gran coste económico poco accesible para población con pocos recursos. Además, las consecuencias también afectan de forma significativa a sus familias, ya que en muchos casos las víctimas se convierten en personas dependientes. La pérdida de capacidad de trabajo combinada con la dependencia sanitaria –especialmente de prótesis–, hace que las víctimas de MAP/MUSE/AEI y sus familias sean especialmente vulnerables.


Las zonas más contaminadas por este tipo de artefactos se encuentran en áreas rurales, que tradicionalmente suelen sufrir el abandono por parte del estado y graves problemas de pobreza. Impiden el desarrollo de las comunidades donde se encuentran, obstaculizan la producción agrícola y generan grandes costos para las finanzas públicas. La presencia de esta clase de armamento contribuye a perpetuar las situaciones de pobreza y exclusión tanto de sus víctimas directas como de las poblaciones donde se encuentran.

A pesar de los esfuerzos internacionales para eliminar la presencia de estos artefactos y erradicar su existencia, diversos estados y actores armados no estatales continúan con su fabricación, minando amplias zonas de terreno (sobre todo en países en desarrollo). Se ha probado que se siguen colocando minas antipersonales en conflictos tan distantes como el colombiano, ucraniano o sirio.

La AICMA se enfoca en afrontar el problema con acciones que tengan en cuenta tanto sus causas como sus consecuencias. Por ello, es importante que la comunidad internacional presione tanto a los actores como a los gobiernos que las utilizan, así como también a los países y empresas que las producen, de tal forma que el mundo pueda convertirse en uno libre de minas.

Esta es una explicación sin ánimo de lucro

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Ander Arcos

Bilbao. España. Actualmente reside en Colombia. Es licenciado en sociología y máster en Cooperación Internacional para el Desarrollo por la Universidad del País Vasco. Ha trabajado para el Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) y como consultor en diferentes proyectos sociales operados para entidades como el PNUD y EuropeAid. Tiene experiencia trabajando en proyectos de Acción Integral Contra Minas Antipersonal (AICMA), en proyectos educativos y en proyectos orientados al uso de las TIC con fines de desarrollo social. Actualmente se encuentra realizando un máster en Derechos Humanos por la Unibersitat Oberta de Catalunya (UOC) y trabaja como consultor para la Campaña Colombiana Contra Minas. https://www.linkedin.com/pub/ander-arcos/53/b00/a93


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