Si las condiciones socioculturales hubieran limitado su formación y el ejercicio de su vocación y hubieran necesitado condiciones materiales para lograr su independencia intelectual y desarrollar su creatividad, tal y como ha venido pasando con las mujeres, en los libros de Historia de la cCultura figurarían la mitad de la mitad de la mitad de hombres que ahora.
Sociológicamente hablando, una superwoman es una mujer que trabaja duro para gestionar múltiples funciones: la de trabajadora, la de ama de casa, la de madre, la de esposa… Esta connotación fue nombrada por primera vez en el “El Síndrome de Superwoman” (1984) de Marjorie H. Shaevitz. La aparición del término coincidía con el cambio de roles tradicionales en los que se había encorsetado al género femenino (ama de casa, madre y cuidadora), hacia roles personales, profesionales y públicos. Oculto bajo ese cambio, permanecía el interés comunitario de conseguir más recursos y servicios básicos. Fue entonces cuando comenzó a planteársele a la mujer un reto heroico: debía compatibilizar su papel tradicional en el hogar con su actividad reproductiva en la sociedad y con el logro de objetivos en el mercado laboral y en la esfera pública (hasta momento solo masculinos).
Desde que Shaevitz introdujera en los años 80 el término de superwoman, el estereotipo se ha ido redefiniendo en paralelo a la evolución de nuestra sociedad. Actualmente, el término superwoman, además de entenderse como un modelo de consumo, continúa utilizándose como definición de una mujer “fantástica” que parece tener superpoderes: trabaja dentro y fuera del hogar, es madre ejemplar y, se mantiene en plenaforma física, emocional e intelectual.
Entre la realidad y la ficción no hay tanto abismo
Imagen: Viñeta de Wonder Woman de Brian Azzarello
En sus inicios, las historias de superhéroes eran intrínsecamente machistas y representaban a hombres milagrosos que podían hacerlo todo. Fiel reflejo de la época en la que fueron creadas, las superwomen de ficción permanecían relegadas y destinadas a ser o pareja o víctima rescatada.
Lo que en la actualidad ocurre con las superwomen de ficción, y sus adaptaciones a la televisión y al cine, no parece estar tan lejos de la realidad. No es de extrañar. Esta industria está obligada a renovarse en paralelo a sus seguidores y estos también han cambiado.
Hoy en día, las seguidoras de las superwomen de ficción, ya sean de cómic, televisión o cine, representan casi un 40% del total del mercado del cómic. Están consolidadas como un público cautivo e interesado que exige una representación acorde a la nueva sociedad: quieren super heroínas más cercanas para imaginar que también ellas pueden hacer esas proezas.
Ahora es la mujer la que, si quiere, puede hacerlo todo en el universo del cómic. Y, al igual que en la vida real, una superwoman de ficción es una mujer increíble, multifacética y heroica que trabaja duro y se camufla bajo otra identidad para gestionar múltiples funciones. Su vida consiste en compatibilizar los roles de la mujer terrenal, con el logro de objetivos supraterrenales. Y, sobre todo, son iconos que rescatan el liderazgo femenino moderno de acuerdo a cualidades específicas como la inteligencia, la valentía, el poder, el profesionalismo y la maternidad. Pero, al contrario de lo que ocurre con la superwoman real, ésta lo tiene un poco más fácil: se mueve en hiperespacios, es capaz de recuperar sus fuentes de energía, tiene pociones mágicas a su alcance, se comunica con ilusiones telepáticas, no sufre ni padece de estrés, y está protegida por la fuerza de los dioses.
Ejemplos de cómic, de la última generación de Superwomen
Es hija de Zeus y Princesa de las Amazonas. Tiene numerosos poderes que le han sido otorgados por los dioses y por su duro entrenamiento, casi militar. Una de sus principales armas es el lazo de la verdad. Lucha por la justicia, el amor, la paz y la igualdad de género. Representa la valentía y el coraje del género, y da lecciones a los hombres. Pelea mejor que Batman y que Superman.
Invisible Woman, la mujer invisible
Pertenece a Los 4 Fantásticos. Su mayor poder es el de la invisibilidad. Además, genera campos de fuerza que domina a su gusto. Es una super heroína muy potente y, además de ser supermamá y una científica brillante, toma las decisiones difíciles y de manera totalmente independiente.
Batgirl
Conocida por ser la chica que acompaña a Batman. Es un referente de la informática. Una mujer brillante, detective y analista. Representa el valor del empeño para salir adelante sin importar lo que le depare el destino. Además, se transforma en el cerebro de estos superhéroes.
Captain Marvel
Es una piloto con entrenamiento militar, con fuerza y energía sobrehumana y con poderes cósmicos. Una mujer moderna, poderosa e independiente. El sinónimo de mujer fuerte para la que nada es imposible. Su guionista es una mujer.
Batwoman
Nace para dar respuesta a los cambios actuales de la sociedad actual y ha funcionado con éxito. Aunque se dio a conocer por ser la compañera de Batman, es mucho más que eso: es una exitosa y millonaria mujer de negocios entrenada militarmente. Además, es la primera super heroína con pareja femenina, la Capitana Sawyer.
Ms. Marvel (Kamala)
Una adolescente paquistaní-americana, de religión musulmana, que tiene que lidiar entre su fe, su familia y su lucha contra los villanos. Su lucha va mucho más allá de su definición como mujer o musulmana al denunciar la imposición de etiquetas según el origen de las personas.
El listón de las Superwomen reales
Entre un universo y otro, el listón impuesto a la superwoman real es demasiado alto considerando que no está protegida por ningún dios y que no lo ha instaurado el mercado de la ficción sino una sociedad patriarcal, individualista y desigual que, interesadamente, la empujó a alcanzar el supuesto éxito profesional, y sus exigencias, sin contemplar la reorganización de su esfera privada y otros roles hasta entonces atribuidos sólo a su género. El resultado: aun trabajando fuera de casa tanto como el hombre, y aún también asegurando recursos materiales para el sostenimiento de la familia, continúa siendo “ella” la que dedica la mayoría de las horas a las tareas domésticas. Cuantas veces se oye decir, “él le ayuda en casa”, cuando en realidad se debería oír, “se reparten las tareas de la casa”. La mujer de entre 40 y 60 años, reflexiona hoy sobre su vida y sobre el cambio generacional del que ha sido testigo, comparándolo inevitablemente con las experiencias de su madre, o/e hijas, y no se define a sí misma como una superwoman sino como una superviviente.
Una superviviente “fantástica” que, cuando decidió salirse de los convencionalismos, tuvo que optar por sobrevivir a grandes dificultades, a no pocas presiones sociales y a un ideal de mujer desproporcionado, marcado por criterios masculinos que, lejos de fortalecerla, destruían su autoestima.
En la industria actual del cómic, existe el miedo a que el espectador masculino no vaya a ver películas protagonizadas por una mujer; tanto productores como fanáticos se sienten de alguna manera “amenazados”. ¿Será también este temor reflejo de lo que realmente le sucede a nuestra sociedad?
Después de comprobar por sí misma el terrible sufrimiento que padecían los niños y las niñas con las atrocidades cometidas en la Primera Guerra Mundial,Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children (1919), advirtió sobre la necesidad de proteger a los niños, y trabajar por el reconocimiento internacional de sus derechos.
Imagen: Eglantyne Jebb, profesora y sociologa, fundadora de Save the Children en Inglaterra en 1919.
El enorme talento de la activista británica para conseguir ayuda efectiva, acabaría desembocando en la promulgación de la Declaración de Ginebra de Naciones Unidas (NNUU) sobre los Derechos del Niño. Este primer texto histórico, que reconocía la existencia de derechos específicos de las niñas y los niños y la responsabilidad del adulto sobre su bienestar, contenía cinco artículos únicos. Entre ellos se contemplaba que:
El niño tenía derecho a vivir en unas condiciones que le permitieran desarrollarse, ser alimentado, atendido si caía enfermo, cobijado y protegido de cualquier explotación.
Apenas veinte años después, vistas las monstruosidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, se realizó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (principios y normas que los Estados crearon y se comprometieron a cumplir). Poco después, basándose en los principios establecidos por Eglantyne Jebb, comenzaron a abordarse los derechos del niño en un documento aparte. Sin embargo, hasta 1959 no se consolidaría la Declaración de los Derechos Humanos del Niño de las NN.UU y de los setenta y ocho Estados miembro que ya entonces la componían. Tendrían que pasar treinta años más para que se firmara la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 (CDN), y se reconociera a las niñas y niños como sujetos de derecho. Al tratarse de una Convención, los Estados adheridos se comprometían a adecuar su marco normativo a los principios del texto y a destinar todos los esfuerzos que fueran necesarios para lograr que cada niño gozara plenamente de sus derechos: el derecho a participar activamente en la sociedad, a desarrollarse en medios seguros y a ser protegidos por la sociedad y por los gobiernos, entre otros.
La historia de los niños refugiados, ¿es otra historia?
Imagen: Niños refugiados en Serbia / Save the Children España
La historia del siglo pasado parece tener muy poco que ver con la del presente. Actualmente, Europa está viviendo la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Miles y miles de personas, entre las que se encuentra un elevado número de niñas y niños, se desplazan por tierra y por mar en condiciones inhumanas. En situaciones extremas que, si no logran acabar con su vida, les exponen a todo tipo de enfermedades, abusos y violencia. Pasar por circunstancias semejantes, impide que su desarrollo físico, mental, social, moral y espiritual se realice con libertad y dignidad, tal y como la Convención sobre los Derechos del Niño prometía.
Cinco años después del inicio de la crisis de Siria, más de un cuarto de millón de niños vive en estado de sitio, encogidos en los sótanos y con el miedo constante de ataques aéreos y bombardeos. El alto al fuego permite llegar con alimentos y otros suministros vitales a los niños y a las familias de pueblos y ciudades sitiadas, pero la comida es escasa y se están muriendo de hambre. Por si fuera poco, el impacto psicológico ocasionado por la muerte de familiares y amigos, las explosiones aterradoras y la inseguridad en la que viven, es difícil de reparar: los padres señalan que sus hijos están o más agresivos, o demasiado retraídos o muy deprimidos.
Hemos de encontrar métodos para dar a conocer los hechos de tal manera que despierten al mundo, escribiría Eglantyne Jebb.
En 2014, tercer aniversario de la guerra civil de Siria, Save the Children lanzó un vídeo viral de minuto y medio de duración, en el que denunciaba la dramática situación por la que más de un cuarto de millón de niños estaba sufriendo. Un video que planteaba cómo podría llegar a ser la vida de los niños británicos si estallara en Londres una guerra civil, tal y como estaba sucediendo a millones de niños de todo el mundo en sus países. En las imágenes se mostraba la realidad vivida por estos niños a través de los ojos de Lily, una niña de once años.
El poderoso e inquietante vídeo, además de invitar a ponerse en la piel y en la realidad de una niña refugiada, consiguió despertar muchas conciencias y, en última instancia, llevar a la recogida de firmas y movilizar a los gobiernos para que pasaran a la acción. El vídeo alcanzó 50 millones de visualizaciones en menos de una semana.
Vistos los resultados del primer vídeo, Save the Children ha vuelto a lanzar recientemente otro vídeo de sensibilización ante el drama de los que optan por la travesía marítima y consiguen llegar a un campo de refugiados. También en esta ocasión, el mensaje va dirigido al público occidental y continúa inspirándose en la historia de los niños refugiados a los que la ONG ha venido ayudando en Europa y Oriente Próximo. Tal y como denuncia Save the Children, más de 325.000 niños han cruzado el Mediterráneo y el Egeo huyendo de conflictos bélicos. Una arriesgada travesía en la que se estima han perdido la vida por lo menos 340 menores de septiembre de 2015 a febrero de 2016, una media de dos niños al día.
Salvar vidas y salvar el futuro de esas vidas
Queremos un nuevo acuerdo para los refugiados, para asegurar que cada niño reciba una educación, protección y una oportunidad para comenzar una nueva vida. Andrés Conde, Director General de Save the Children.
Imagen: Refugiados en la frontera entre Turquía y Grecia / Save the Children España
En el plan de acción de Save the Children lo más importante es salvar vidas y futuros. Salvar vidas, con operaciones de búsqueda y rescate; y salvar el futuro de esas vidas con la creación y el refuerzo de unos sistemas de acogida y de re-asentamiento adecuados. Porque la crisis de refugiados, más que de recursos, es una cuestión de voluntades. Son los gobiernos de la Unión Europea los que deben y tienen que salvaguardar los derechos de los niños de acuerdo a los compromisos que adquirieron en la Convención de los Derechos del Niño. Y no lo están haciendo. No están respetando ni estos principios fundamentales, ni el derecho a la supervivencia y al máximo desarrollo, ni el derecho a la protección contra el abuso, la explotación y las influencias nocivas. Y, aunque en un minuto y medio de vídeo se perciba el drama en la vida de un niño refugiado, cabe preguntarse si hay derecho a que los gobiernos eludan la magnitud de la emergencia para cambiarla definitivamente.
Desde inicios de la década pasada, el cortometraje ha experimentado profundas transformaciones que lo han llevado a convertirse en un género audiovisual con propiedades y entidad propia. Y en una herramienta inigualable para avanzar en la coeducación y en la superación de la desigualdad de género.
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