07/09/2024 MÉXICO

¿Ha cambiado la política del régimen talibán en Afganistán?

Protesta de CATAB ante la sede de la ONU en Barcelona, 21 de agosto de 2021 [Foto: Fotomovimiento - Manuel Roldán vía flickr.com].
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Si bien el segundo régimen talibán ha tratado de presentarse como una versión más moderada y diplomática de su predecesor, es importante recordar las lecciones aprendidas del primero.

El primer régimen talibán, establecido en 1996, impuso severas restricciones a las libertades individuales y se apoyó en el narcotráfico y el terrorismo internacional. Aunque cayó en 2001, su legado dejó profundas heridas. El segundo régimen talibán, surgido en 2021, intenta mostrar una imagen más moderada y diplomática, pero preocupaciones persisten sobre su compromiso con los derechos humanos y la estabilidad en Afganistán.

Los Talibanes del mulá Omar

El primer régimen talibán en Afganistán emergió en 1996 tras la Guerra Civil Afgana y después de la retirada de las fuerzas soviéticas y el período de guerra civil que siguió. Este régimen, liderado por el mulá Mohammad Omar, se estableció con el objetivo declarado de instaurar la ley islámica, conocida como la sharía, y restaurar la estabilidad en un país devastado por la guerra.

Una de las características más distintivas del primer régimen talibán fue la imposición de restricciones draconianas a las libertades individuales, especialmente para las mujeres. Bajo su gobierno, se implementaron políticas que limitaban severamente la participación de las mujeres en la educación, el empleo y la vida pública. Las mujeres fueron obligadas a usar la burka, una vestimenta que cubre completamente el cuerpo y el rostro, al salir de sus hogares, y se enfrentaron a la persecución y la violencia por desafiar estas normas. Además, se impusieron castigos crueles y públicos, como las amputaciones y las ejecuciones, como forma de aplicar la ley islámica, lo que generó horror y condena en la comunidad internacional.

Fuente: ResoluteSupportMedia. Copyright: UK MOD Crown Copyright, 2010.

Económicamente, el primer régimen talibán mantuvo una política de autarquía y aislamiento, lo que resultó en una economía estancada y una creciente dependencia del narcotráfico, en particular del cultivo y el comercio de opio. A pesar de las sanciones internacionales y los esfuerzos por parte de la comunidad internacional para combatir el tráfico de drogas, los talibanes se beneficiaron enormemente del comercio ilícito de drogas, lo que les proporcionó ingresos significativos y les permitió mantener su control sobre vastas áreas del país.

El primer régimen talibán también se caracterizó por su aislamiento y su papel en el apoyo al terrorismo internacional. A lo largo de su gobierno, los talibanes proporcionaron refugio y apoyo logístico a organizaciones terroristas como Al Qaeda, lo que culminó en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y la posterior intervención militar liderada por Estados Unidos en Afganistán. Este apoyo al terrorismo no solo generó condena internacional, sino que también llevó a una coalición internacional para derrocar al régimen talibán y poner fin a su gobierno.

El primer régimen talibán en Afganistán dejó un legado de opresión, violencia y conflicto que continúa resonando hasta el día de hoy.

Las políticas represivas de este régimen, su dependencia del narcotráfico y su apoyo al terrorismo internacional no solo causaron su caída, sino que también dejaron profundas cicatrices en el tejido social y político de Afganistán.


El segundo régimen talibán

El 14 de abril de 2021, la OTAN anunció la retirada de las tropas de Afganistán. Esta retirada de las fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos dejó un vacío de poder que los talibanes aprovecharon hábilmente. Aprovechando la retirada caótica de las tropas estadounidenses y el colapso del gobierno respaldado por Occidente, los talibanes lograron una victoria rápida y sorprendente al tomar el control de Kabul y otras ciudades importantes en cuestión de días.

Una de las diferencias notables entre el primer y el segundo régimen talibán radica en su retórica y sus acciones en el terreno. A pesar de las afirmaciones de moderación y promesas de respetar los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres y las minorías, los informes en el terreno han indicado una aplicación inconsistente de estas políticas. Si bien algunos líderes talibanes han expresado su deseo de una coexistencia pacífica y la formación de un gobierno inclusivo, los informes de violaciones de derechos humanos, especialmente contra mujeres y minorías étnicas, han suscitado preocupaciones sobre la verdadera intención del régimen talibán.

Si bien el segundo régimen talibán ha tratado de presentarse como una versión más moderada y diplomática de su predecesor, es importante recordar las lecciones aprendidas del primer régimen talibán y permanecer vigilantes ante cualquier indicio de regresión hacia políticas autoritarias y violaciones de derechos humanos en Afganistán.

Fuente: Petty Officer Chris Weissen. Copyright: Crown Copyright © NZDF.

A diferencia del primer régimen talibán, que enfrentó un aislamiento casi completo de la comunidad internacional debido a sus políticas extremas y su apoyo a grupos terroristas, el segundo régimen talibán ha mostrado una mayor disposición para la interacción diplomática. Han buscado el reconocimiento de otros países y han expresado su deseo de establecer relaciones diplomáticas y comerciales. Sin embargo, este intento de integración en la escena internacional se ve obstaculizado por la falta de confianza debido a su historial pasado y las preocupaciones sobre su compromiso con la seguridad regional y global.


En términos de gestión económica y administración del país, el segundo régimen talibán enfrenta desafíos significativos. Afganistán se encuentra en una situación económica precaria, con una infraestructura devastada por décadas de conflicto y una economía frágil. Los talibanes enfrentan la tarea de reconstruir el país y estabilizar la economía, lo que requiere una inversión masiva y una gestión competente. Sin embargo, su historial en materia de gobernanza es limitado y la falta de experiencia en administración pública podría dificultar su capacidad para abordar eficazmente estos desafíos.

El segundo régimen talibán en Afganistán presenta diferencias palpables con su predecesor, especialmente en términos de retórica y su enfoque hacia la comunidad internacional. Sin embargo, las acciones en el terreno y las preocupaciones persistentes sobre los derechos humanos y la estabilidad a largo plazo plantean interrogantes sobre la verdadera naturaleza del régimen talibán y su capacidad para gobernar de manera efectiva. En última instancia, el futuro de Afganistán dependerá en gran medida de cómo los talibanes aborden estos desafíos y si son capaces de demostrar un compromiso genuino con la paz, la estabilidad y el respeto de los derechos humanos en el país.

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Javier Hernán Santos

Graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Rey Juan Carlos.


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