En aquella contienda electoral de las presidenciales de 2009, estaba mucho más en juego que la silla presidencial. El candidato de la vieja guardia Mahmoud Ahmadineyad se disputaba la presidencia con los candidatos del “cambio” Mir Hosein Musaví y Mehdi Karrubí, pero ¿en qué consistía este movimiento?, ¿quiénes lo formaban?, ¿qué ha sido de éste movimiento una década después?
Antecedentes del Movimiento Verde
Según en Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos entre 1982 y 2009 el régimen iraní “se enfrentó solo a episodios de malestar relativamente bajo por parte de minorías, intelectuales, estudiantes, grupos laborales y mujeres”. En las elecciones de 2009, el gobierno iraní parecía que iba a cambiar de manos en un clima de reformas y nuevos aires que algunos analistas denominaron “revolución verde”.
Los resultados de aquella contienda electoral fueron calificados por los líderes opositores como un inmenso fraude. Cientos de miles de personas salieron espontáneamente a protestar en las calles Teherán y algunas grandes ciudades del país en lo que supuso el pistoletazo de salida de este levantamiento popular. En lugares tan emblemáticos como la plaza de Enghelab de Teherán, prendió la mecha de una revolución cuyas señas de identidad eran estar protagonizadas fundamentalmente por jóvenes y difundirse sobre todo a través de las redes sociales. Fue el ensayo de laboratorio de unas protestas mayores que después tendrían lugar en países de Oriente Medio y el norte de África. Muchos miembros de estas protestas callejeras salieron a la calle portando carteles en los que se podía leer el lema “¿Dónde está mi voto?” en clara alusión a las sospechas de fraude electoral ya que, contra todo pronóstico, finalmente Ahmadineyad se impuso al candidato reformista Musaví.
El movimiento verde también llamado Mowj-e-sabz (ola verde, en referencia a la campaña de apoyo al candidato presidencial Musaví), Rah-e-Sabz (fue también referido como el camino verde de la esperanza, el movimiento verde de la esperanza y el cambio y la lucha verde) supuso una importante movilización alternativa al oficialismo en Irán pero no podemos decir que englobe a todos los sectores de la oposición en el país. Lo cierto es que constituyó el primer desafio de calado al régimen de Teherán en mucho tiempo, ya que con el transcurso de los meses, de una protesta electoral comenzó a criticar abiertamente a pilares de la “República Islámica” como el poder absoluto del Líder Supremo.
La revista Foreign Policy describió el Movimiento Verde como un “movimiento por los derechos civiles más que una revolución.” Parece claro que se trataba de un movimiento transversal y de base que reclamaba de manera pacífica valores democráticos, respeto a los derechos humanos y un estado de derecho así como la reconciliación con el exterior; algo que se antojaba difícil bajo el dictado de los ayatollahs. El movimiento incluso se extendió por algunas Escuelas en las que se pasó de cantar el tradicional “Muerte a América” por el “Muerte a Khamenei”. El movimiento se declaraba como “no violento” aunque después de la represión desplegada por parte de las autoridades del régimen, se produjeron algunas respuestas violentas por parte de elementos del mismo.
Una estructura horizontal y un liderazgo coral
¿Cómo se organizó internamente este movimiento? Muchos expertos lo definen como un movimiento horizontal que se nutrió de amplios sectores de la sociedad iraní; religiosos, seculares, jóvenes y más veteranos, modernos y tradicionales, ricos y pobres; cuyo denominador común era la insatisfacción con el régimen de la República Islámica. Se puede decir que apoyaron al movimiento verde grupos muy diversos y variopintos que incluían asociaciones estudiantiles, intelectuales, organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, ya que se puede decir sin temor a equivocarse, que la presencia femenina en las filas de este movimiento de protestas fue muy importante.
El movimiento de protestas fue eminentemente urbano, nutrido por jóvenes e intelectuales e incluso antiguos dirigentes del régimen y tuvo mucha menor repercusión en las zonas rurales.
A la cabeza del movimiento se situaban algunas figuras visibles:
– Mir Hossein Musavi; antiguo primer ministro, candidato reformista en las elecciones presidenciales de 2009 que no procedía del clero.
– Mehdi Karrubi; portavoz del Majles (parlamento de Irán) entre 1989-92 y 2000-04. También candidato reformista en las citadas elecciones.
– Mohammad Khatemi; presidente reformista entre 1997 y 2005 aunque posteriormente se desmarcó aceptando los resultados electorales.
– Una amalgama de grupos diversos de la oposición: líderes estudiantiles, Organización de los Mojahedines de la Revolución Islámica (MIR), sindicatos, clérigos reformistas….
Represión por parte de las autoridades
El eco de las protestas de 2009 tuvo réplicas durante los años siguientes hasta 2012. El informe del Centro de Estudios de Al Jazeera titulado Movimiento Verde de Irán: Realidad y Aspiraciones señala que “la presencia política, mediática y oficial del Movimiento Verde se ha ido reduciendo gradualmente desde 2009.” Dicha circunstancia se debe en gran medida a que el movimiento fue “decapitado” en cierta medida ya que la mayor parte de sus líderes fueron enviados a prisión o recluidos en arresto domiciliario, como sucedió con sus dirigentes más destacados. Cientos de manifestantes perdieron la vida como consecuencia de la represión ejercida por las autoridades policiales, militares y paramilitares.
Las autoridades de la República Islámica no iban a permitir un desafío de tal entidad por lo que la represión no se hizo esperar. Entre el 13 y el 19 de junio de 2009 las autoridades emplearon la fuerza de manera contundente y segaron la vida de 27 manifestantes; según las cifras oficiales, otras fuentes hablan de más de un centenar de muertos. Pero la represión no terminó ahí y en los meses posteriores, centenares de personas fueron arrestadas, algunas ejecutadas y un buen número terminó en la infame prisión de Evin.
Aquellos opositores que lograron salir del Irán, vagaron por países lejanos como solicitantes de asilo tratando de lograr una protección que ya en su país de origen no podían encontrar. Al final, los sectores más retrógrados del régimen con los Guardianes de la Revolución a la cabeza, de manera silenciosa, valiéndose de su posición dominante gracias a las fuentes de financiación provenientes del petróleo, verdadera savia que alimenta el régimen iraní, salieron victoriosos aplastando una revolución que empezó con una protesta por un fraude electoral.
El movimiento verde finalmente no cristalizó en un movimiento político. Ello pese a que desde finales de 2017 y principios de 2018, con continuidad incluso en 2019, han surgido diferentes movimientos de protestas ciudadanas que cada vez que se producen, parecen poner a prueba la resistencia de las costuras del régimen. Pero dicha ola de protestas parece estar desconectada de la revolución verde de 2009. Sus figuras más destacadas languidecen tras ocho años de arresto domiciliario. Las actuales protestas parecen encontrar una explicación más plausible en la insatisfacción con las cuestiones del día a día, la falta de libertades y el inmovilismo de una clase dirigente instalada en la autocomplacencia y cada vez más atrincherada en un discurso anti-americano, facilitado por la reciente agresiva política exterior de la administración Trump respecto de Irán. Los recurrentes movimientos de protesta que se producen en Irán no revela sino las tensiones internas que subyacen dentro del país persa y el creciente descontento de una sociedad joven y formada que se ha educado dentro del régimen de la República Islámica sin haber conocido las circunstancias y el contexto que llevaron a su establecimiento.
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