06/10/2024 MÉXICO

El farol del siglo: luces y sombras en el nuevo sistema defensivo ruso

El presidente ruso, Vladimir Putin [Foto vía WikimediaCommons].
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En una demostración de músculo militar, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que Rusia había adquirido un nuevo sistema de armamento que incluía un misil que podría llegar a “cualquier punto de la tierra”. Este artículo desenmascara la realidad detrás del novedoso armamento, así como explica las motivaciones que llevan al presidente ruso a realizar dichas declaraciones.

Hace varias semanas, en una demostración de músculo militar y rodeado de la pompa y la circunstancia que caracteriza la política exterior rusa, el presidente Vladimir Putin anunció públicamente que Rusia había adquirido un nuevo sistema defensivo que incluía el prototipo de un nuevo misil que puede llegar a “cualquier punto de la tierra”, además de nuevo armamento para las fuerzas armadas rusas. Los objetivos de este artículo son analizar hasta qué punto esta actualización de los sistemas defensivos rusos es realmente una innovación significativa —incluyendo el misil mencionado anteriormente—, evaluar su potencial estratégico hacia otros actores internacionales —e.g. Estados Unidos—, desentrañar las múltiples lógicas que rodean el anuncio de esta “re-militarización” de Rusia y las posibles limitaciones estructurales de la misma.

Innovación y potencial estratégico

Poniendo a un lado el exhibicionismo y la arrogancia presentados por el presidente ruso, sólo se ha podido ver hasta la fecha una simulación por ordenador de lo que teóricamente es un misil intercontinental capaz de no ser detectado por ningún sistema anti-misiles. No hay más evidencia del desarrollo de un arma tan “extraordinaria”. Ahora bien, poniendo los pies sobre la tierra, ¿hasta qué punto el nuevo sistema de defensa anunciado por Putin representa una verdadera innovación en los asuntos militares rusos? El nuevo sistema de defensa de la Federación Rusa se caracteriza por el desarrollo de 300 nuevos modelos de armas, que entre sus novedades más “sorprendentes” incluye 18 nuevos misiles balísticos intercontinentales, dos misiles balísticos submarinos, tres nuevos submarinos nucleares, drones teledirigidos, submarinos nucleares y un número limitado de misiles de largo alcance. Este tipo de armamento es bastante estándar para cualquiera de las fuerzas armadas de un país desarrollado y particularmente para una de las grandes potencias del sistema internacional como es Rusia. Por lo tanto, no hay nada realmente innovador en las adquisiciones militares de la Federación Rusa.

Así, la adquisición de esas armas cabe dentro de las capacidades militares esperadas de un país que dedicó el 5’3% de su PIB a gasto militar en 2016, lo que equivale a 69’2 billones de dólares; y que ha incrementado su gasto militar desde 1998 en un 2’46%. Por lo tanto, su potencial estratégico es bastante limitado, en el sentido que no representa algo realmente nuevo. Si cualquier otra gran potencia se siente amenazada por este anuncio tendrá que equilibrar a Rusia a través de la adquisición de armamento.

¿Por qué Putin necesita mostrar músculo militar?

Ahora que sabemos que no hay nada realmente nuevo en este nuevo sistema de defensa, debemos preguntarnos por qué es necesaria esta demostración de poder. Putin declaró públicamente que su decisión de adquirir y desarrollar todo este armamento es la consecuencia de la decisión estadounidense de retirarse del Tratado sobre Misiles Antibalísticos de 1972. Sin embargo, si esto es así, su decisión llega con 16 años de retraso porque los Estados Unidos se retiraron en 2002. Esto nos obliga a reflexionar sobre las verdaderas razones detrás de la decisión de Putin:

1. La primera razón puede haber sido la campaña electoral que ha tenido lugar este año en Rusia, donde Putin aspiraba a la revalidación de su mandato. La demostración de músculo militar se habría focalizado, en este caso, hacia el logro de un mayor apoyo popular en las urnas y legitimar fácilmente sus futuras acciones gubernamentales.

2. Adscribiéndome a la tesis de participante de Pilar Bonet sobre el síndrome del Imperio perdido, Rusia debe hacer este tipo de eventos públicos (aunque detrás de ellos no haya nada consistente) para hacer que el mundo sienta su presencia y se tengan en cuenta sus demandas como gran potencia. Estas dos dinámicas internas y externas nos ayudan a comprender mejor el anuncio de Putin.


El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump [Foto vía news.sky.com].

El límite económico al gasto militar ruso

Finalmente, es importante señalar la principal limitación estructural que Rusia sufre a la hora de desarrollar nuevas capacidades militares: su economía. El crecimiento económico real de Rusia en el PIB anual es negativo, concretamente de un -0’225%. Esta tendencia se ha mantenido desde 2011 y a primera vista no parece que vaya a cambiar a menos que el gobierno ruso proceda a realizar reformas estructurales del sistema político. En consecuencia, si Putin aumentara el gasto militar de Rusia (condición necesaria para desarrollar armamento como un misil no detectable), el país probablemente se enfrentaría en pocos años a una deuda inconmensurable, ya que Rusia cuenta actualmente con una deuda externa del 42% de su PNB. Sin embargo, la antigua Unión Soviética nos demostró que es posible tener gastos militares infinitos con cifras macroeconómicas alarmantes.

Este artículo pretendía argumentar que la demostración de músculo militar por Vladimir Putin el pasado el jueves 1 de marzo sólo fue un farol. En primer lugar, porque la única evidencia que dio del supuesto misil que puede llegar a cualquier punto de la tierra es una simulación por ordenador y, en segundo lugar, porque la mayoría de las armas que Rusia adquirió y adquirirá durante este y el año que viene no son radicalmente nuevas o desconocidas para el resto de las grandes potencias del sistema. Estos dos hechos nos llevan a desenmascarar las dos lógicas principales de la acción de Putin (una interna y otra externa). Finalmente, las cifras económicas de Rusia serán las que pondrán un límite a las ambiciones del país en su intento de aumentar su gasto militar y la adquisición de armamento.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Manuel Herrera

Alicante, España Graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Ramón LLull de Barcelona. Máster en Seguridad Internacional en el Instituto de Estudios Internacionales de Barcelona (IBEI). Asistente de investigación en el Institute of Peace and Conflict Studies de Nueva Delhi. Colaborar en la web de análisis "Articulo 30: Política de defensa". Colaborador asiduo del blog "Notes de Seguretat" del Departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya.


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