Hace unos años, cuando al actual primer ministro turco Ahmet Davutoglu le preguntaron cuál era la particularidad de Turquía como país, dijo lo siguiente: “Turquía es un país europeo, un país asiático, un país de Oriente Medio, un país balcánico, un país caucásico, vecino de África, un país del Mar Negro, un país del Mar Caspio… todo esto”. La complejidad de las próximas elecciones al Parlamento nacional turco está a la altura de la geopolítica del país: Turquía se ha convertido en un país donde pasan muchas cosas en muy poco tiempo, por lo que los próximos comicios del 1 de noviembre se presentan con un panorama político único y excepcional.
El particular marco de las elecciones
Aunque Recep Tayyip Erdogan no se presenta en estas elecciones es el que más aparece en televisiones, radios y periódicos. Está presente en todos los mítines multitudinarios de su partido (el AKP) y eclipsa al candidato oficial, el primer ministro Davutoglu. Erdogan, que desde las últimas elecciones presidenciales es el actual presidente de Turquía, está muy lejos de ceñirse a los poderes limitados y simbólicos que la Constitución otorga al Presidente de la República, y es el principal actor político del país. Esto se debe, principalmente, a dos razones: la primera es el enorme peso que Erdogan tiene en el AKP y su capacidad de controlar todo lo que pasa en él. La segunda razón es su voluntad explícita de convertir Turquía en una República presidencialista, donde el Presidente de la República (cargo que él ocupará, como mínimo, hasta 2019) tenga más poder.
El pasado 7 de junio, Turquía ya celebró unas elecciones parlamentarias, en las cuales ningún partido fue capaz de obtener los 276 diputados necesarios para formar gobierno. La formación que más cerca se quedó fue el AKP (258), por lo que si el partido de Erdogan y Davutoglu quería gobernar con garantías tenía que buscar un socio que no encontró: el AKP se mostró inflexible en el punto de cambiar la constitución para dar más poder al Presidente de la República (es decir, a Erdogan), y los partidos de la oposición se negaron a entablar negociaciones bajo estos parámetros. No obstante, el fracaso de las negociaciones no era tan mala noticia para Erdogan que sabía que sin mayoría absoluta el AKP no podría desarrollar su programa presidencialista. Es por esto que decidió convocar unas nuevas elecciones que le puedan dar al AKP los 18 diputados que le faltan para manejar el país a su antojo.
Por otra parte, el AKP gobierna Turquía desde 2003, y desde entonces el propio partido ha denominado su política exterior con el lema “cero problemas con los vecinos”, con la que, según el mismo partido, se ha intentado rodear al país de un ambiente de paz y estabilidad. A día de hoy, sin embargo, los problemas de Turquía con sus vecinos son mayores que nunca, destacando dos puntos concretos: la guerra civil en Siria, que ha evidenciado la incapacidad de Turquía de controlar sus fronteras y de promover una alternativa factible al régimen de Assad; y la relación con la Unión Europea, que ya ha demostrado que cuando se acerca a Turquía no es para promover su integración a la Unión, sino por puro interés geopolítico: ejemplo de ello es el pacto entre ambos para bloquear la salida de inmigrantes de las costas de Turquía hacia Europa.
Además, a este ambiente político hay que añadir los brutales atentados del pasado 10 de noviembre en la manifestación pro-kurda en Ankara, que han afligido a la sociedad turca y han creado un ambiente de crispación generalizado en todo el país. Los atentados han dividido a la ciudadanía turca en dos: 1. Los que creen que éstos refuerzan la idea de la necesidad de un Estado fuerte y estable para garantizar la seguridad y la unidad nacional; y 2. Los que se preguntan hasta qué punto ha habido una implicación del gobierno en los atentados para sacar un rédito electoral. Este último grupo lo conforman los sectores más críticos con el gobierno del AKP, que ven a Erdogan capaz de orquestar, cooperar y/o facilitar semejantes acciones. Fatih, un estudiante de la ciudad kurda de Kars, lo tiene claro: “el AKP usó los yihadistas para hacer creer a la ciudadanía que una Turquía sin el AKP sería un caos. Fue una estrategia electoral.”
Partidos y espacios políticos
1. El Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP), con una ideología basada en el conservadurismo, el islamismo y el presidencialismo, se ubica en la derecha del eje ideológico. El número de diputados que obtuvo en la anterior legislatura fue de 258/550 y su candidato actual es Ahmet Davutoglu.
Éstas son unas elecciones muy difíciles para el AKP, que puede reafirmar la pérdida de mayoría absoluta en el Parlamento. Una de las principales razones de la pérdida de apoyo de la sociedad turca al partido es su deriva autoritaria durante la última legislatura: los graves ataques a la separación de poderes y a la libertad de expresión han puesto en jaque la calidad democrática de Turquía. Además, la escalada de violencia de los últimos meses entre el ejército turco y el PKK, la organización (considerada terrorista) que lucha por la libertad del Kurdistán, ha añadido aún más leña al fuego y ha contribuido a la sensación de caos absoluto en Turquía.
Los votantes del AKP son, principalmente, ciudadanos conservadores que defienden la seguridad nacional y la unidad de Turquía como máximas prioridades, por encima incluso de principios democráticos básicos. Ha llovido mucho desde que el AKP ofrecía un producto para progresistas, liberales y partidarios de la entrada de Turquía en la Unión Europea.
La principal propuesta del programa electoral del AKP es la redacción de una nueva Constitución que permita convertir el país en una República Presidencialista y a Erdogan en su líder absoluto. Aunque el candidato del partido, Ahmet Davutoglu, fue Ministro de Asuntos Exteriores en los últimos años del gobierno de Erdogan y es todo un personaje político, Erdogan le ha ido convirtiendo –gracias al poder absoluto del que goza en el partido– en su títere más privilegiado.
2. El Partido Republicano del Pueblo (CHP), con una ideología basada en la socialdemocracia, el secularismo y el kemalismo, se ubica en el centro-izquierda del eje ideológico. El número de diputados que obtuvo en la anterior legislatura fue de 132/550 y su candidato actual es Kemal Kılıçdaroglu.
El CHP era el partido político de Mustafa Kemal Atatürk, fundador de Turquía y adorado desde siempre y de forma casi unánime por la sociedad turca. Aunque esto supone una ventaja competitiva sobre todos los otros partidos, el CHP no ha sido capaz de conectar con la ciudadanía durante los últimos años: la falta de un líder carismático capaz de tutear a Erdogan y una estructura estática incapaz de renovar las ideas de Atatürk son las principales causas.
El partido se quiere presentar en estas elecciones como una alternativa sensata, que es capaz tanto de condenar los actos terroristas del PKK como de dar una solución política al problema kurdo en el Parlamento, pretendiendo así ocupar un espacio político entre el AKP y el HDP. A diferencia de las pasadas elecciones, el CHP no descarta ser el socio de gobierno del AKP; sin embargo, el propio Kemal Kılıçdaroglu ha descartado ser la primera fuerza en las elecciones ya que ha admitido que estaría satisfecho con el 30% de los escaños del Parlamento.
3. El Partido de Acción Nacionalista (MHP), con una ideología basada en el nacionalismo, el euroescepticismo y el turanismo, se ubica en la extrema derecha del eje ideológico. El número de diputados que obtuvo en la anterior legislatura fue de 79/550 y su candidato actual es Devlet Bahçeli.
El MHP es el partido que representa a la Turquía más extremista, conservadora y, sobretodo, ultranacionalista. Uno de los fundamentos de la ideología de MHP es la creación de Turán, un movimiento que pretende la unión política de lo que ellos llaman los “pueblos turcos”, que incluyen grupos étnicos que ahora habitan en Asia Central o incluso en algunas provincias de China. Abiertamente anti-kurdos, el MHP condena cualquier concesión a los kurdos y aún más cualquier negociación con el PKK.
Estas elecciones no llegan en el mejor momento para el líder del partido, Devlet Bahçeli, que se enfrenta a un proceso judicial por haber difamado a un juez. Bahçeli ha centrado su campaña electoral en criticar a Erdogan y sus ansias de poder y ha alertado de que si el AKP consigue mayoría absoluta Turquía se sumergiría en el caos. Sin embargo, aunque Bahçeli se quiera distanciar de Erdogan en la campaña, a nadie se le escapa que el MHP se postula como uno de los principales candidatos (si no el que más) a formar gobierno con el AKP si éste no consigue la mayoría absoluta.
4. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP), con una ideología basada en el socialismo, el secularismo y la defensa de las minorías, se ubica en la izquierda del eje ideológico. El número de diputados que obtuvo en la anterior legislatura fue de 80/550 y sus candidatos actuales son Selhattin Demirtas y Figen Yüksekdag.
El HDP es, sin duda, el principal causante del cambio de las reglas del juego en la política turca: en las elecciones del pasado 7 de junio fueron capaces de superar el 10% de los votos, cosa que les permitió entrar por primera vez en la historia en el Parlamento nacional.
Esto propició que el AKP viera reducidos drásticamente sus escaños en el la cámara y, por consiguiente, perdió la mayoría absoluta. El HDP ha experimentado un gran crecimiento durante los últimos años a base de promocionar una democracia sustantiva, progresista e inclusiva. Con esto no solo se ha ganado a los votantes de las provincias de mayoría kurda del sureste del país, sino que también ha conseguido apoyos de ciudadanos en el resto de Turquía.
Gran parte del éxito del HDP la tiene su líder Selhattin Demirtas, quien a pesar de su juventud y corta trayectoria política, ha entendido cuál era la manera de que un partido de izquierdas y nacido en tierras kurdas pudiera tener apoyos por toda Turquía. Aún así, la relación del partido con el PKK (considerada una organización terrorista ilegal por el gobierno del AKP) ha sido objeto de múltiples críticas en todo el país en las que se ha cuestionado la legitimidad del propio partido. El objetivo del HDP en estas elecciones es repetir el resultado de las anteriores y así poder influir en la política turca de los próximos cuatro años.
Los escenarios post 1-N
1. Un gobierno con mayoría absoluta del AKP: Aunque este no es el escenario más factible, es sin duda el que más cambiaría la manera de gobernar Turquía. El gobierno con mayoría y en solitario del AKP se podría dar en caso de que el partido consiga los 275 escaños que darían vía libre a Erdogan para modificar y moldear la Constitución a su medida. Para llegar a este punto, el AKP tiene que sacar 18 diputados más que en las pasadas elecciones, escenario que a día de hoy no parece probable, sobre todo si el HDP vuelve a ser capaz de superar el 10% de los votos y entrar en el Parlamento.
2. Un gobierno de coalición: Éste parece ser ahora mismo el escenario más probable ya que, según las últimas encuestas, el AKP necesitaría un socio para gobernar con la mayoría de la cámara. Si se da este resultado, es muy probable que el socio de coalición del AKP exija la supresión de la agenda de Erdogan a cambio de su apoyo. Dragos Mateescu, doctor y profesor de Ciencias Políticas en la Izmir University of Economics, va más allá y pone sobre la mesa la posibilidad de que, en este escenario, el AKP sacrifique a Erdogan y su camarilla para poder gobernar en condiciones.
El compañero de viaje del AKP en la legislatura sería o bien el MHP, partido con el que el AKP tiene una ideología parecida, o bien el CHP, con el que el AKP formaría una gran coalición que permitiría gobernar el país con más de dos tercios de la cámara pero con grandes disputas ideológicas internas.
3. Gobierno en minoría: Este escenario sería posible si el resultado del próximo domingo es similar al de las pasadas elecciones. Si es así, el AKP podría buscar el voto de confianza de diputados individualmente, de forma que encontraría en la oposición (probablemente en el MHP) los pocos apoyos que le faltarían. Aunque sea a través de esta fórmula, los diputados que apoyaran al AKP pedirían ciertas condiciones que seguramente no serían fáciles de cumplir.
4. Nuevas elecciones: Esta posibilidad parece ser la menos probable de todas, aunque no es descartable del todo. Todos los partidos políticos han desestimado y criticado este escenario, pero no es imposible que se dé si ninguna coalición es capaz de gobernar en mayoría y Erdogan, como Presidente de la República, considera que las elecciones deparan un Parlamento ingobernable. Si en algún país se pueden convocar elecciones al Parlamento por tercera vez en un mismo año, este es Turquía.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro
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