El siglo XXI presencia un fenómeno demográfico sin precedentes. El envejecimiento de la generación del baby boom en algunos países, la disminución de las tasas de la fertilidad y una prolongación de la esperanza de vida, dan cuenta de una población de adultos mayores que está en aumento. El 12% de la población mundial tiene más de 60 años.
El desafío de empoderar a este grupo aumenta cuando se conocen las estimaciones para 2050: los mayores de 60 años representarían el 21% de la población mundial y más del 30% en la población de 64 países. El envejecimiento de la población no tiene fronteras. Aunque aún está en las primeras fases del proceso, aumenta con mayor rapidez en los países en desarrollo. Para 2050, el 80% de la población adulta mayor estaría en estos países, principalmente en Asia.
Los desafíos del envejecimiento
Puesto que 1 de cada 3 personas será adulta mayor, será necesaria una mayor cohesión intergeneracional. Habrá también una mayor dependencia de la vejez y disminución del tamaño de la fuerza de trabajo, posibles cambios en la tasa de crecimiento de la productividad y cambios en el patrón de ahorros. Cada vez van a ser menos los trabajadores que aporten a las pensiones y los cuidados de larga duración de las generaciones mayores. Esto podría marcar la tendencia a alentar la inmigración o a elevar la edad jubilatoria.
A fin de hacer frente al fenómeno, se requiere una respuesta multidisciplinaria, orientada a fortalecer el envejecimiento activo, esto es, el proceso de optimización de una serie de oportunidades que mejoren la calidad de vida y el bienestar de las personas que envejecen. HelpAge International ha definido cuatro factores que proveen tales oportunidades.
En primer lugar, el refuerzo de capacidades individuales que fomenten el desarrollo humano a lo largo de la vida. En segundo lugar, entornos favorables, tanto sociales, arquitectónicos como ambientales. Estos elementos pueden ser por ejemplo, el fácil acceso a medios de transporte públicos y a tecnologías de la información y la comunicación, viviendas aptas y costeables, aprendizaje a lo largo de la vida, libertad cívica y vínculos sociales. En tercer lugar, una estructura sanitaria sólida. Esto incluye una buena atención médica preventiva, curativa y de duración prolongada para una población más longeva y con cada vez más mayores, así como acceso y acompañamiento en todas las etapas de la vida.
Finalmente, es importante garantizar la seguridad de ingresos. Durante los últimos veinte años, se sumaron a las pensiones contributivas, las pensiones sociales (financiadas por impuestos), que contempla aquella parte de la población que no puede acceder a esquemas contributivos porque no tiene capacidad de ahorro para la vejez o trabaja de manera informal. Pese a que fueron implementadas en casi 100 países, 1 de cada 4 adultos mayores en países de ingreso bajo y medio no recibe pensiones, pues muchas veces suelen limitarse a una pequeña proporción de la población más pobre (Ej. Perú, Kenia, Filipinas, Bangladesh).
¿Qué países están respondiendo mejor y peor a estos cambios?
El AgeWatch, el Índice Global de Envejecimiento de HelpAge International, mide la calidad de vida y el bienestar de los mayores de 60 años, de acuerdo a los cuatro dominios antes mencionados: la seguridad de ingresos, el estado de salud, las competencias y la presencia de entornos favorables. Mediante los datos de 96 países, cuya población mayor de 60 años representa el 91% de la población adulta mayor global, el índice busca identificar las políticas públicas que mejor responden a las necesidades de este sector de la población.
Según el Índice, Noruega, Suecia y Suiza son los mejores países donde envejecer. Los primeros diez países del ranking, excepto por Japón, se encuentran en Europa occidental, Norteamérica y Australasia. Si bien de forma dispar, estos países se encuentran entre aquellos con mayor proporción de población adulta en el mundo y hace ya algunos años el envejecimiento ha sido incluido en su agenda política. Por ejemplo, Europa fue pionera en la implementación de pensiones.
Más de la tercera parte de los países evaluados se encuentra retrasado en relación al grupo de la cuarta parte superior del índice. En cuanto a los países de la cuarta parte inferior, éstos tienen una menor proporción de personas mayores de 60 años. El bloque está compuesto principalmente por países de África subsahariana y Asia, donde Afganistán, Mozambique y Gaza y Cisjordania presentan los valores más bajos. Estos países tienen en su mayoría poca seguridad de ingresos dada la ausencia de pensiones básicas, así como una alta presión sobre el ingreso familiar, que reduce el monto disponible para los miembros mayores.
Resiliencia estructural
El envejecimiento de la población plantea desafíos para atender a las necesidades sociales y económicas. Sin embargo, los adultos mayores pueden estar lejos de presentar un costo para la sociedad. El nuevo escenario requiere un cambio de paradigma: reconocer la potencial productividad de la vejez y empoderar este grupo etario.
El crecimiento económico por sí sólo no mejora el bienestar de los adultos mayores, sino que debe ser articulado con políticas públicas y privadas transversales que tengan en cuenta las desigualdades sociales existentes y orientadas a un ritmo acorde a los cambios demográficos del siglo.
Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.
Foto de Portada: HelpAge International, Global AgeWatch Index: Population ageing maps (acceso 14 de enero de 2015).
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