La alfabetización abre las puertas a un mundo lleno de información sobre la cual uno puede reflexionar, opinar, decidir y actuar. Pocos sustantivos representan tantas oportunidades. Aprender a leer y escribir es el primero de muchos pasos para poder entender esa información que nos rodea y aprovecharla, por ejemplo, estudiando. Puede que más que un paso, alfabetizarse suponga una zancada que separe (o una) la vulnerabilidad del analfabeto de la autonomía del alfabeto. No hay duda de que la vulnerabilidad puede formar parte de la vida de alguien alfabeto a causa de dificultades económicas o psicológicas; de igual forma que la autonomía de alguien alfabeto puede verse truncada por ese mismo tipo de situaciones. No obstante, la alfabetización abre la llave de paso a la posibilidad de entender, pedir ayuda y sortear esas dificultades.
La alfabetización, un derecho humano
Por todo lo expuesto, no puede quedar duda de que la alfabetización es un derecho humano. Así queda plasmado en el artículo 26 de la misma Declaración Universal de Derechos Humanos. Como ocurre con la realización plena de otros derechos humanos, hay aún un largo camino por recorrer para poder hablar de una plena alfabetización aunque los datos de este índice a nivel mundial mejoran año tras año.
Según datos de la UNESCO de 2013, 774 millones de adultos mayores de 15 años son analfabetos (2/3 de ellos son mujeres). De éstos, 123 millones son jóvenes de entre 15 y 24 años (manteniéndose la elevada proporción de mujeres). Mientras el número absoluto de gente analfabeta va en descenso, no lo hace la gran desventaja comparativa de las mujeres frente a los hombres. India, Pakistán, Nigeria, Etiopia y Bangladesh son los cinco países con el mayor número de analfabetos entre sus poblaciones. En todos ellos, pero especialmente en India, las mujeres lo sufren en mayor medida.
Sin saber leer y escribir, la llave de paso a un mundo de oportunidades en términos de desarrollo personal en la familia, el trabajo y la comunidad permanece cerrada. Esta carencia no es un freno sólo en términos individuales sino que sus consecuencias también repercuten a la sociedad. Un mapa de las zonas con mayores índices de analfabetismo casa considerablemente con un mapa que ilustre las zonas más pobres del mundo. Esta estrecha relación nos recuerda cuan complicado es romper el círculo vicioso de la pobreza intergeneracional impulsada, en muchos casos, por el analfabetismo.
Siguiendo la línea de la UNESCO y su compromiso por mejorar los índices de alfabetización, el hecho de saber leer y escribir repercute positivamente en una serie de ámbitos sociales.
El potencial transformador de la alfabetización: desarrollo individual
En primer lugar, la alfabetización es un instrumento que promueve la consecución de la autonomía económica. La alfabetización es posiblemente el arma más poderosa frente al ciclo de pobreza que atrapa a las familias generación tras generación. Saber leer y escribir y la posterior educación que se pueda recibir implican un incremento en los ingresos individuales. La alfabetización es también poderosa frente a los problemas de salud evitables. Las madres analfabetas tienen mayor probabilidad de poseer información adecuada respecto a enfermedades como la malaria, el VIH, la malaria o la diarrea de forma que sabrán protegerse y proteger a sus hijos frente a éstas. Puesto que las madres de estas sociedades son las que asumen el cuidado de los hijos en su día a día, la alfabetización de las niñas es en este caso la clave. Finalmente, la alfabetización permite también conocer los propios derechos civiles y sociales de forma que se pueda ejercer y reclamar en caso de que sean vulnerados. Por el contrario, las personas analfabetas son más propensas a desconocer estos derechos y a reclamar su protección cuando sea necesario.
El potencial transformador de la alfabetización: desarrollo comunitario
La alfabetización es una a clave del cambio y un instrumento práctico de poder en cada uno de los tres principales pilares del desarrollo sostenible: desarrollo económico, desarrollo social y protección del medio ambiente. Kofi Annan
Como consecuencia de la desinformación que conlleva el analfabetismo, una sociedad en que éste abunde es una sociedad que no puede desarrollarse plenamente como sujeto de derechos civiles y sociales por lo que es más vulnerable frente a situaciones abusivas, opresoras o discriminatorias. Esta privación de ejercer como sujeto político es un freno al desarrollo comunitario que, sin duda, se beneficia de ocurrir en un marco democrático y pacífico. Por el contrario, los países que viven un conflicto son aquellos en que más probable es que sus niños no estén escolarizados. Esto inicia una especie de círculo vicioso en que el analfabetismo forzado por una situación de conflicto violento y pobreza desemboca en una población que con menos probabilidad se organizará para reclamar cambios políticos y sociales.
Los índices de alfabetización guardan también estrecha relación con el desarrollo económico de una sociedad. El hecho de saber leer y escribir multiplica las opciones individuales de obtener un empleo digno o autoemplearse. A su vez, ello multiplica las posibilidades de que una comunidad se desarrolle en términos económicos gracias a su propia actividad económica. Esto empodera a la persona y empodera a la comunidad.
Por esta capacidad de motivar desarrollo en varios ámbitos, el día 8 de septiembre se celebraba el Día Internacional de la Alfabetización bajo el lema “Alfabetización para el desarrollo sostenible”. Este lema se inspira en la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), un concepto que entiende que la educación ofrece la oportunidad de adquirir el conocimiento, las habilidades, aptitudes, actitudes y valores necesarios para participar de un futuro sostenible.
El desarrollo sostenible es aquel desarrollo socioeconómico (que hemos visto que la alfabetización sabe generar) que ocurre sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras de desarrollarse para satisfacer sus necesidades. La sostenibilidad del desarrollo debe ser un paradigma para caminar hacia un futuro donde la búsqueda de una mejor calidad de vida sea respetuosa con la sociedad del presente (rehuyendo las desigualdades), las generaciones del futuro y el medio ambiente. Por ejemplo, una sociedad próspera depende de un ambiente sano capaz de proveer alimentos y recursos, agua potable y aire limpio para sus ciudadanos. Muchos países tienen aún mucho trabajo por hacer para llegar ahí pero la alfabetización de su gente es condición necesaria para hacerlo factible.
Además, la distribución de los índices de alfabetización entre hombre y mujeres es la principal causa y explicación de la desigualdad de género que prevale en una sociedad.
Si has podido leer este artículo significa que eres parte de esa parte de la población afortunada pero no olvides que 774 millones de personas no serían capaces de hacerlo. Aprovecha tu suerte reflexionando sobre estos datos y difundiéndolos.
Foto de portada: Children in school. Fuente: Wikimedia
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One comment
Cesar
15/10/2015 at
Gracias por tan linda información, muy agradecido!