Del 13 al 26 de agosto, las miradas de los amantes del tango estuvieron puestas sobre Buenos Aires, pues allí tuvo lugar el Campeonato Mundial de Baile de Tango. Este evento se realiza desde 2003 en el marco del Tango Buenos Aires Festival y Mundial. En él se reúnen anualmente aficionados y bailarines, que disfrutan de conciertos, espectáculos de danza, milongas y más. La propuesta tiene por estrategia el refuerzo de la identidad del tango, y esta última edición dejó motivos por los cuales vale repasar sus características.
El tango nació a finales del siglo XIX entre las clases bajas de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo. Del proceso de hibridación de criollos, descendientes de esclavos e inmigrantes europeos, surgió una forma artística y cultural que las comunidades rioplatenses sienten como propia pero que al mismo tiempo ha trascendido fronteras.
La improvisación dentro de las reglas
Fueron dos las categorías de la competencia: el tango de salón y el tango de escenario. En la primera predomina la improvisación y el uso de figuras coreográficas populares; mientras que en la segunda, la libertad coreográfica y el uso de movimientos no permitidos en el tango de salón -como los saltos y la ruptura del abrazo-.
El tango de salón es aquél que puede presenciarse en las milongas (lugar donde se baila tango, vals criollo y milonga). Una serie de códigos organizan estos bailes, tales como el cabeceo para invitar una pareja a bailar; la circulación en la pista debe ser contraria a las agujas del reloj y la definición del rol de cada bailarín (uno crea y dirige el baile, el otro sigue). Pero lejos de una rigidez, el tango de salón se basa en la improvisación y espontaneidad, elementos que han identificado al tango con la pasión y la sensualidad.
Esta desestructura se vió reflejada en las milongas organizadas en el marco del Festival de Tango. Más aún, durante la espera por la entrega de entradas para las finales del Mundial, el gran número de personas que estaban haciendo 6 cuadras de cola en Avenida de Mayo, convirtieron la histórica calle en una milonga improvisada al aire libre.
Revalorización del espacio
La Boca, uno de los barrios emblema de Buenos Aires, fue el epicentro de esta edición del Mundial de Tango, esto no resulta casual. A finales del siglo XIX, dada su cercanía al puerto de tráfico marítimo, aquí se asentaron muchos inmigrantes, que agrupados en conventillos (casas de vecindad) dieron al barrio la fisonomía que mantiene actualmente. Éste fue el lugar propicio para el desarrollo del tango, un género que creó culturas de barrio.
No obstante, el Festival y Mundial de Tango trascendió el arrabal. No sólo la participación en el campeonato, que era libre y gratuita, fomento la popularización del tango, sino también el creciente interés y atractivo se vió reflejado en la asistencia de 600 mil personas al evento (50 mil más que la edición anterior).
Tango local e internacional
Juan Malizia Gatti y Manuela Rossi, ambos argentinos, fueron los ganadores de la final de Tango Escenario, en tanto que la uruguaya Lorena González y el argentino Sebastián Acosta, fueron los ganadores de la final de Tango de Pista. El Mundial contó con la participación de 574 parejas de 42 países. Asimismo, se realizaron 12 instancias preliminares en Argentina y 12 preliminares internacionales en ciudades de América, Europa y Asia.
Ya desde sus inicios el tango supo dar vuelta el mundo, convirtiéndose en un género global a partir de la segunda década del siglo XX. Actualmente se habla de una nueva década dorada del tango: los festivales y escuelas de tango proliferan a lo largo de distintos países, y el nivel de virtuosismo alcanzado en aquellos permitió nutrir al género de estilos particulares. De los aportes locales e internacionales surgieron nuevas corrientes como el tango electrónico, el tango queer (originado en Alemania) y el tango indie.
El presente del tango, una fusión entre el pasado y el futuro
En el centenario del nacimiento de Aníbal “Pichuco” Troilo, el Mundial tuvo como eje central un homenaje a su obra y legado. En paralelo, se presentaron “los Clásicos del Futuro”, un eje que reunió a artistas emergentes que aportaron sus propios lenguajes.
La declaración del tango como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009, no sólo hizo que el tango fuera el gran producto de exportación cultural rioplatense, sino también que se pudiese custodiar su identidad. Una vez asegurada la conservación de su origen, en diálogo y cruces generacionales, puede abrirse a nuevas experiencias y ampliar la mirada del género, formando parte de un pasado, presente y futuro.
Se dice que el secreto del tango es la escucha del cuerpo del otro, pues cada movimiento de uno repercute en el cuerpo del otro. Ese diálogo constante y fluido lo mantiene vivo en la pista. Es el mismo diálogo que entre generaciones y entre locaciones nutren su supervivencia. Es el mismo diálogo que permite que los curiosos y amantes del tango, como los 600 mil que el pasado agosto disfrutaron las actividades del Festival, entren en contacto y alimenten parte de su identidad cultural.
Foto de portada: Tango in bianco e nero [Andrea Balducci Flickr]
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