Autoras: Cristina Giner y Laia Tarragona
¿Por qué no votamos todos en las elecciones estadounidenses? Visto hasta qué punto repercute la política exterior de la primera potencia en los asuntos planetarios, quién no se ha hecho esta pregunta alguna vez. Antes de las elecciones del 6 de noviembre, que han dado la victoria por segunda vez al presidente Barack Obama, el mundo contenía el aliento a la espera de conocer el nombre del próximo inquilino de la Casa Blanca. Encuestas en países tan dispares como Francia, Turquía, Brasil o Nigeria señalaban que una mayoría clara prefería la victoria de Obama. A pesar del debate abierto sobre el declive de EEUU, su influencia en los asuntos internacionales sigue siendo transcendental.
El reelegido presidente no tendrá fácil llenar el vacío que dejará Hillary Clinton al frente de la Secretaría de Estado y su intensa actividad diplomática. Una de las grandes incógnitas es justamente esa, ¿quién ocupará el cargo de Exteriores? Y otras muchas: ¿Podemos esperar una política continuista? ¿Se volcará personalmente el presidente en la resolución del conflicto entre Israel y Palestina? ¿Cómo reaccionaría la administración Obama ante un Irán nuclear?
Del “Yes, we can” al “Yes, we’ll try”
En 2008, tras la agresiva e intervencionista política exterior de Bush, la victoria del candidato demócrata supuso un alivio planetario. Su primer paso hacia un mundo más dialogante fue dirigido a ganarse al pueblo árabe, principal víctima del War On Terror lanzado por Bush, con el famoso discurso de El Cairo. Un guiño también a los palestinos y a sus reiteradas promesas de resolver el conflicto con Israel. Pero en los últimos cuatro años las cosas han cambiado sustancialmente: la Primavera Árabe, la guerra en Siria, la encrucijada con Irán, la intervención en Libia…
En el primer mandato los logros de Obama fueron muy significativos, pero también significativas fueron las expectativas frustradas. Tras cuatro años en el poder queda patente que no siempre se puede cumplir el “Yes, we can”. A veces hay que conformarse con el “Yes, we’ll try”. Seguramente una de las razones por las que Obama ha debido conformarse con una victoria menos holgada que en 2008.
Dos de las promesas de Obama más sonadas en política exterior han quedado en agua de borrajas: el cierre de Guantánamo y la resolución del conflicto entre Israel y Palestina.
A pesar de eso, el Premio Nobel de la Paz ha conseguido restaurar la dañada imagen de EEUU en el mundo; encauzar las guerras abiertas por su antecesor, retirando las tropas de Irak y con un acuerdo de repliegue en Afganistán; gestionar la relación con una China en ascenso; acercarse a una UE descompuesta por pugnas internas, y llevar a cabo una operación conjunta en Libia, sin crear divisiones atlantistas o europeístas como pasara en tiempos de Bush.
Obama vs Romney: ¿realmente distintos?
Uno de los comentarios más repetidos sobre el debate en Boca Ratón fue que Romney declaró reiteradamente estar de acuerdo con Obama en varios temas, entre otros las sanciones contra Irán.
Durante el debate Romney habló de un país que “debe ser lo suficientemente fuerte como para liderar el mundo”, y Obama recordó que es una nación “indispensable” para el mundo. ¿Significa esto que tanto da quién ocupe la Casa Blanca?
La muerte de Bin Laden – reconocido como uno de los grandes logros de Obama en política exterior y por la que Romney felicitó al presidente durante el debate – sigue el guión escrito por la administración Bush. Acusado a menudo por los republicanos de mostrarse poco firme en los asuntos internacionales, a Obama la operación para matar a Bin Laden le ha servido para demostrar a los estadounidenses, y sobre todo a los republicanos, que tiene mano dura contra el terrorismo. Con Obama, el uso de aviones no tripulados (drones) – con los que Romney está totalmente de acuerdo- ha aumentado considerablemente.
A pesar de que las diferencias entre ambos candidatos pueden parecer sutiles, no da igual quién ocupe el sillón presidencial de la Casa Blanca. Durante su primer mandato, Obama ha restituido la imagen de EEUU rescatando el olvidado y poderoso soft power norteamericano. En contraste con su antecesor, Obama ha encarnado el buen talante, el diálogo y una actividad exterior más diplomática. La apuesta por el multilateralismo marca también una diferencia sustancial. Si bien Obama cree que EEUU debe ser un país hegemónico, sabe que no puede prescindir de los organismos internacionales ni de los demás estados en la toma de decisiones. Romney encarnaba una opción a priori más combativa, con una visión más unilateralista y tal vez menos diplomática.
Algunos temas candentes
Irán. El desarrollo de armamento nuclear por Irán representará uno de los mayores retos de Obama en su segundo mandato. Obama declaró, como Romney, que EEUU hará uso de la fuerza si hay evidencias de que Irán está a punto de conseguir armamento nuclear. Con Obama reelegido parece que hay más margen para la diplomacia y que es menos proclive al uso de la fuerza de lo que Romney había declarado. Varios analistas afirman que incluso si EEUU lanzara un ataque militar sería visto como un actor que ha agotado todas las posibles vías de actuación y al que no ha quedado otra alternativa, por lo que posiblemente contaría con un respaldo más amplio de la comunidad internacional.
Conflicto palestino-israelí. Su relación con Netanyahu no es precisamente fluida, y los palestinos vieron frustradas sus expectativas en Obama. No va a ser fácil sentar en la mesa de negociaciones a los líderes de Israel y de Palestina. No hay que olvidar, además, que en casa debe contentar al lobby israelí. Aunque en su primer mandato Obama no consiguió avance alguno en la resolución del conflicto, es posible que en su segundo mandato concentre más esfuerzos en ello. Como hiciera Bill Clinton, es el tema con el que conseguir la gloria y es uno de sus grandes temas pendientes.
China. La administración Obama se ha quejado en numerosas ocasiones ante la OMC por las prácticas comerciales abusivas de China. Además, ha extendido su presencia en Asia, tanto en lo militar como en la vía diplomática, para supervisar el ascenso chino en la región. Es de esperar que durante este segundo mandato la política de Obama continúe una línea similar. Durante el debate de campaña, Obama subrayó que “China es un adversario, pero también un socio potencial de la comunidad internacional, siempre y cuando siga las reglas”.
Mundo árabe. Fue evidente el intento de acercamiento de Obama hacia el mundo árabe durante el primer mandato. Si lo consiguió o no, es discutible. Encuestas señalan que la confianza en Obama, la opinión sobre EEUU y sus políticas internacionales era mucho más alta entre la población musulmana en 2009 que en 2012. Lo que sí parece innegable es que al menos impidió que las relaciones se deterioraran todavía más. Con el estallido de la Primavera Árabe en 2011, Obama mostró su apoyo (excepto en casos como Bahrein) y ofreció ayudas económicas para facilitar las reformas. Habrá que ver cómo evoluciona la región, en particular la deriva de Egipto, la guerra en Siria y el avispero libio. Y en cuanto al proceso de paz entre Israel y Palestina, Obama se marcaría un tanto importante de cara al mundo árabe si fuera capaz de desencallarlo.
Rusia. “Russia reset” ha sido la base de la política de Obama hacia Rusia, un reinicio de las relaciones entre las dos superpotencias. La vuelta de Putin al poder o la oposición sistemática de Rusia a cualquier medida en Siria han sido algunos de los temas que han frenado ese intento de reinicio. A pesar de ello, Obama ha mostrado ya sus intenciones de llegar a nuevos acuerdos con Rusia para reducir el número de cabezas nucleares de ambos países. En una conversación con Medvedev, Obama dijo que “tendría más flexibilidad después de su reelección” para negociar temas relativos a la instalación de misiles de defensa.
Afganistán. Obama retirará las tropas a finales de 2014. Algunos analistas creen que irá reduciendo progresivamente las tropas de combate ya en 2013. El controvertido asunto de la autorización de drones en Afganistán y Pakistán forma parte de la estrategia de Obama contra los talibanes y Al-Qaeda. Si bien la administración Obama asegura que los ataques tienen objetivos claros contra terroristas, se han producido muertes de civiles. Esto ha supuesto un declive de la popularidad de Obama en el mundo. No se prevé que el uso de drones vaya a disminuir.
Siria. A pesar de las críticas continuas de Romney durante la campaña, Obama se ha negado a armar a los rebeldes sirios y ha rechazado la propuesta de que EEUU ayude a establecer zonas de seguridad para los civiles. No obstante, un posible enfrentamiento entre Siria y Turquía podría obligar al presidente a tomar cartas en el asunto.
Unión Europea. En su primer mandato, Obama consiguió restablecer los lazos que habían quedado mermados durante los años de Bush. A pesar de eso, la UE ha destacado por su ausencia en los debates electorales. La razón: no querer ser asociado con la crisis económica que azota el viejo continente. Que haya resultado reelegido implica para Europa que Obama podría indirectamente suavizar la postura alemana.
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