El líder más polémico de Europa
En los últimos meses el discutido Premier italiano, Silvio Berlusconi, ha estado en el centro de fuertes polémicas provocadas por numerosos escándalos, que han llevado a la oposición política a pedir su dimisión inmediata. Se le acusa de corrupción, de utilización ilegal de dinero público y de tener contactos con personajes supuestamente ligados a las mafias, movidas por los jueces de Milán. Pero, por si fuera poco, a todo esto se le han sumado escándalos relacionados con la prostitución – incluso de menores de edad – con las fiestas conocidas como Bunga Bunga en las residencias personales del Cavaliere en Arcore, cerca de Milán y en Villa Certosa, en Cerdeña.
Sea cual sea el grado de culpabilidad del hombre más criticado de Italia y de Europa – ésta es tarea para los jueces – hay que preguntarse cuáles son las causas que le permiten seguir en el poder y gozar de un elevado grado de apoyo político de los italianos.
¿Por qué Berlusconi recibe el apoyo de los italianos?
El poder mediático
La primera, y probablemente la más conocida, es el fuerte poder mediático del Cavaliere, dueño de tres canales detelevisión nacional pertenecientes al “Grupo Mediaset” y actualmente capaz de controlar también los altos vértices de las estructuras administrativas de los tres canales de la televisión pública, la RAI, en virtud del cargo de Primer Ministro que ocupa.
Bajo esfuerzo informativo del elector
La segunda razón, profundamente ligada con la primera, nos es ofrecida por la Ciencia política: el elector mediano – italiano, europeo y probablemente occidental – no tiene tiempo ni energías y, a veces, ni intención de dedicarse a la información política. Por esta razón utiliza algunos atajos que le permitan informarse sobre la actualidad política haciendo el mínimo esfuerzo: uno de los más importantes es la televisión, que ofrece información rápida y simplificada (“en píldoras”). El otro atajo más utilizado son las discusiones con amigos y familiares, quienes a menudo condicionan nuestra orientación política sin que podamos darnos cuenta, a la vez condicionados por los medios de comunicación.
Poco interés por la política
La tercera razón está ligada con lo anterior: los italianos se interesan poco por la política porque, en general, desconfían de los políticos. Especialmente después del escándalo de Tangentopoli en 1992 – que provocó la caída del gobierno socialista de Bettino Craxi, la reestructuración de algunos partidos, la desaparición de otros y el fin de la “Primera República” – la opinión generalizada entre la mayoría de la población es que la clase política italiana sufre de una corrupción endémica y sistémica, difícil de extirpar. La izquierda y la derecha representan dos caras de la misma moneda, siendo la institucionalización del poder de “la Casta” (nombre de un célebre libro de actualidad italiano, escrito por Rizzo y Stella, que vendió millones de copias), culpable de no actuar para el bien del país y preocupada exclusivamente en preservar sus privilegios.
Otro aspecto a tener en cuenta es la enorme máquina del partido de Berlusconi, “Il Popolo delle Libertá”, que le permite tener una importante ventaja relativa respecto a sus adversarios políticos. Gracias al imperio financiero de su fundador, el partido que actualmente detiene la mayoría relativa en el Parlamento italiano se distribuye capilarmente en todo el territorio peninsular y dispone, en general, de mayores fondos, si lo comparamos con los demás partidos, para sustentar su campaña electoral.
Una oposición fragmentada
La oposición de centro y de centro-izquierda en Italia no parece ser, hoy en día, una alternativa válida a la actualcoalición de gobierno, debido a las excesivas divisiones internas, a la falta de un programa político coherente y a su lejanía en relación a los problemas que más afligen a los electores. En los últimos diez años, el partido italiano que más ha aumentado su porcentaje de apoyo popular es la Lega Nord, partido de derecha, cuyos exponentes principales mantienen un actitud hostil hacia la inmigración – no sólo extranjera, sino también del Sur hacia el Norte de Italia – que a menudo desencadena en posturas abiertamente xenófobas.
El personaje Berlusconi: ícono para muchos
Otra razón, de carácter antropológico, fue dada hace algunos meses por un editorialista del New York Times, según el cual Berlusconi representa todo lo que el elector italiano medio desearía ser: un personaje público todopoderoso, riquísimo, de éxito, inteligente y buen orador, rodeado de chicas jóvenes y guapas, presidente de uno de los clubes de fútbol con más tradición (el F.C. Milán), que parece no padecer la vejez, un político, un empresario y el dueño de canales televisivos que fomentan el “culto de su personalidad” en el que es fácil caer.
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