19/03/2024 MÉXICO

El asesinato del Sol: Represión policial en las manifestaciones sociales en Perú

La brutal represión policial durante las manifestaciones del 14N dejaron dos muertos y centenares de heridos; sin embargo, este suceso solo es un episodio más de la violencia desmedida con la que el Estado aflige constantemente a la ciudadanía que alza su voz de protesta.

A pesar de que han pasado dos años desde la muerte de su hermano Inti, Quilla siente como si hubiese ocurrido ayer. Entre sollozos nos cuenta las metas y los sueños que tenía su mellizo y que quedaron truncos cuando el 14 de noviembre del 2020 fue asesinado por las fuerzas policiacas durante las protestas en contra del régimen de Manuel Merino.

“El día en que acabaron con su vida, también acabaron con la mitad de la mía”
Quilla Sotelo, hermana melliza de Inti

Inti (“Sol” en quechua) y Quilla (“Luna”) crecieron en el seno de una familia ayacuchana que llegó a Lima huyendo de la violencia política que asoló el interior del Perú durante la década de los 80s. Desde muy jóvenes sus padres y abuelos les inculcaron el valor de luchar por las causas legítimas del pueblo, por lo que no dudaron en sumarse a las manifestaciones de aquel fatídico noviembre para defender la democracia del país.

Dos semanas antes, el Congreso de la República había decidido destituir al presidente Martín Vizcarra aduciendo que el mandatario incurrió en hechos de corrupción antes de convertirse en gobernante. Este suceso fue visto por los peruanos como un acto ruin y egoísta por parte de los parlamentarios que, en medio de una crisis sanitaria, económica y social, pretendían colocar a un nuevo dignatario para favorecer los intereses de sus respectivas agrupaciones.

Mural que recuerda el 14N, arriba aparecen pintados Inti y Jack

La ciudadanía, indignada con la desidia de sus representantes legislativos, abarrotó las calles de las principales ciudades del país exigiendo la renuncia de Merino, el nuevo presidente. Pero el bisoño jefe de estado tenía otro plan, ignorar las demandas de los peruanos y reprender sin clemencia a quienes gritaban a viva voz “Fuera Merino”.

Inti y Quilla marcharon desde el primer día. Como muchos jóvenes, se sentían preocupados por el riesgo latente de que el nuevo gobierno lleve a cabo una contra reforma política y judicial echando por tierra los esfuerzos que se habían realizado en los meses previos para luchar contra la corrupción.


“Inti no se quedaba detrás de una pantalla lamentando lo que ocurría, él salía y protestaba”
Quilla Sotelo

Al recordar la tarde del día 14, Quilla no puede evitar que su voz se quiebre, fue la última vez que vio a su hermano con vida. Habían planeado ir juntos a la protesta, pero ella tuvo que adelantarse ya que Inti aún se encontraba en una clase virtual de la carrera de turismo que tanto le apasionaba. Ya en la manifestación fue imposible que se reunieran debido a la gran cantidad de personas que habían concurrido al centro de Lima.

De vuelta en casa, Quilla les contó a sus padres sobre la violencia desmedida que los policías estaban utilizando contra los manifestantes, ellos se preocuparon. Entonces, mientras conversaban en familia, la aciaga noticia llegó. Alrededor de las diez de la noche el padre recibió una llamada desde el celular de Inti donde una voz que no conocía le informó que su hijo, su Sol, se encontraba muerto.

Mi papa contestó el celular y le dijo: Intito, por favor regresa que las cosas están muy feas, se ven por la televisión. La otra persona al teléfono le respondió: señor su hijo llegó cadáver al hospital Grau.
Quilla Sotelo

Había recibido un proyectil de plomo en el corazón mientras intentaba desactivar las bombas lacrimógenas que lanzaban los efectivos policiales. Un par de horas antes, a tan solo unas cuadras donde pereció Inti, otro joven estudiante, Jack Pintado, también había sido abatido por una ráfaga de perdigones.

La brutal represión policial que acabó con las vidas de Inti y Jack también dejo alrededor de doscientos heridos, la mayoría vive actualmente con dolores crónicos por lesiones causadas por los proyectiles, unos no volverán a ver y otros no volverán a caminar. Quienes fueron detenidos arbitrariamente no tuvieron mejor suerte, pues sufrieron maltrato físico y violencia sexual.


“En el piso había sangre, perdigones. Parecía una escena de guerra. Atendían personas en camillas, llenas de sangre, con heridas, desmayadas o con la cabeza rota”
Alonso Páez, víctima del 14-N

Alberto Ñahui perdió la visión en el ojo izquierdo a causa del impacto de un perdigón. Foto: Mario Segovia.

Las víctimas de esta cacería urbana exigen una reforma policial íntegra ya que, lejos de ser un hecho aislado, la represión representa una conducta persiste en las protestas sociales que se desarrollan en el país andino. En el último año se han registrado 347 heridos y 23 muertos, una estadística que resulta anecdótica en un país donde el Estado encubre a los responsables y criminaliza a los perpetrados.

“La vida después de su muerte no volvió a ser la misma. Duele no celebrar cumpleaños con él, no salir juntos como familia, no verlo sonreír, manejar su bicicleta, amanecerse estudiando”
Quilla Sotelo

Durante estos días Quilla duerme poco y trabaja mucho, divide su tiempo entre la organización de la marcha nacional en memoria del 14N y las entrevistas que le brindan los medios independientes de la capital peruana. La batalla apenas ha empezado.

Hace unos meses, en un claro acto de blindaje político, la Comisión Permanente del Congreso, archivó la denuncia constitucional contra Merino y otros altos funcionarios alegando que no existe responsabilidad de estas autoridades en las muertes de Inti y Jack. El informe, elaborado por el congresista Alejandro Cavero, no tomó en cuenta más de 24 pruebas por considerarlas irrelevantes.

El pasado fin de semana Quilla lideró una marcha en memoria del 14N


Quilla teme que el proceso judicial por el asesinato de su hermano corra la misma suerte que el caso de Barrios Altos o la Cantuta, graves violaciones de los derechos humanos por parte del Estado que han demorado alrededor de 30 años para condenar a los responsables. “La justicia que tarda no es justicia”, nos dice.

“Tenía mi universo en casa y ahora me han quitado mi sol”
Luzdilán Camargo, madre de Inti

Pero no pierde la fe y se mantiene en pie de lucha, ya que es consiente que la valentía de su hermano ha inspirado a muchos ciudadanos del Perú y del mundo a despertar políticamente, a alzar su voz y exigir sus derechos, a protestar. Y Aunque ve con incertidumbre la crisis política que atraviesa su país tiene la esperanza de que las cosas cambien, pues, al igual que ella, son muchos los que continúan trabajando asiduamente para que no se sigan perpetuando las injusticias.

Inti intiku/manan wañunkichu/manan ripunkichu/
samakushiallanky/thasnikushiallanky/mama killaq illphayninpi

(Sol/no morirás/no te irás/estás descansando/
estás tranquilo/a la luz de la madre luna)
Harawikuq. Isaac Soto Gamarra.

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Joshua Gamero

Politólogo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos


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