En noviembre de 2017 quién escribe estas humildes líneas pasó una semana en Madrid, disfrutando de la inagotable belleza de una ciudad que recuerda mucho a Buenos Aires. Hay innumerable parecidos entre Buenos Aires y Madrid, y quizá poco son tan importantes como el de la lucha por la memoria. La unión entre los organismos de derechos humanos en España y en Argentina han logrado hablar de lo que pocos quieren hablar en España: muchas víctimas de la represión franquista permanecen en fosas, privando a sus familiares de ejercer el duelo y darles una sepultura digna.
En Madrid se puede contemplar algo que no todos los turistas podrían (o querrían). La sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, situado en Puerta del Sol, es un símbolo de la represión franquista que albergó, entre otros, al represor Billy el Niño. Solamente lo supe cuando participé de la marcha semanal de la Plataforma contra la Impunidad del Franquismo en Madrid. La marcha de la Plataforma comienza en Puerta del Sol y termina su recorrido en las puertas de este edificio. Allí, hijos de las víctimas señalan y repudian: “¡En este edificio se torturaba!”.
En esta marcha que se desenvuelve como los rituales de la memoria que tienen lugar en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, las fotos de los desaparecidos colman la plaza ante la mirada curiosa de los turistas. La guerra civil española dejó un saldo de 500.000 víctimas. Las asociaciones de memoria histórica estiman que en las 2500 fosas contabilizadas por el Ministerio de Justicia se encuentran los restos de 130.000 personas. En 1978 luego de la muerte de Franco, España restauró la Monarquía y sancionó una ley de amnistía para garantizar la impunidad y el olvido.
La Asociación Histórica para la Recuperación de la Memoria (ARMH) es uno de los tantos organismos que han combatido la desidia y el negacionismo del Estado para recuperar los restos de las víctimas de las fosas comunes, identificarlos en caso de que sea necesario y darles digna sepultura. Esta tarea mesiánica ha sido posible gracias a la labor de voluntarios, forenses y financiamiento externo.
Mi apreciación sobre la falta de señalización del edificio frente a Puerta del Sol es anecdótica si se compara con la travesía y sufrimiento de Ascensión Mendieta. Entre las miles de víctimas, la historia de los Mendieta es también la historia de los hijos e hijas de las víctimas desaparecidas y asesinadas del franquismo: padre e hija, memoria contra el olvido, justicia contra impunidad.
Timoteo Mendieta fue un sindicalista de la UGT de Sacedón del municipio de Guadalajara. El 15 de noviembre de 1939 fue fusilado por el delito de “auxilio a la rebelión” y arrojado a la fosa común del Cementerio de Guadalajara. Timoteo, leal a la República, dejó huérfanos a sus 7 hijos. Ascención y su hermana Paz emprendieron una lucha incansable para recuperar los restos de su padre.
Ante la negativa del gobierno español al pedido de exhumación de su padre, Ascención Mendieta a sus 88 años voló a Argentina, aterrizó en Buenos Aires y se presentó ante las oficinas de la jueza argentina María Servini de Cubría para solicitar que se proceda a la exhumación de su padre en el cementerio de Guadalajara. ¿Por qué Ascención debió viajar a Buenos Aires?
La lucha de Ascención y la Querella Argentina
En el año 2006 se comenzaron a presentar denuncias contra los crímenes del franquismo ante la Audiencia Nacional. La agrupación ultraderechista Manos Limpias, junto a la Asociación Libertad, pidieron 20 años de inhabilitación para el juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo solicitando 20 años de inhabilitación para el juez por prevaricato, en mayo de 2010.
Por ello, la Sala Penal del Tribunal Supremo inició un proceso contra el juez por el delito de prevaricación, estableciendo que los crímenes cometidos durante el franquismo estaba amnistiados y que tampoco era competencia de la Audiencia Nacional investigarlos. Estas acciones condenaron al ostracismo a los familiares de las víctimas, pero Ascensión no se rindió.
En año 2010, gracias a la lucha de organismos de derechos humanos en Argentina y España se constituyó la Querella Argentina: Una causa penal que investiga los crímenes de la dictadura franquista. Esto es posible porque la naturaleza del crimen es la que determina el carácter universal de la jurisdicción. En este caso la justicia argentina actúa en nombre de la comunidad internacional. Asimismo, los crímenes cometidos por la dictadura franquista son crímenes de lesa humanidad: no prescriben con el paso del tiempo.
Con su petición ante la justicia argentina, Ascensión Mendieta se conviritó en una de las impulsoras de la Querella. Luego de su viaje, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) comenzó trabajos de exhumación en la fosa del cementerio de Guadalajara en enero de 2013, pero los resultados no fueron los esperados: no fue imposible identificar a su padre, Timoteo Mendieta. Pero en mayo de 2017, el juzgado nº 1 de Guadalajara hizo lugar a un pedido de la jueza argentina Servini, con la orden de realizar nuevos trabajos de exhumación, donde finalmente la ARMH identificó los restos de Timoteo Mendieta.
Ascensión y su familia enterraron a Timoteo Mendieta en julio de 2017. Envuelto en una bandera de la República Española, sus restos descansan en el Cementerio del Este, Madrid, a 78 años de haber sido fusilado. El pasado 16 de septiembre su hija Ascensión falleció a los 91 años y sin haber dejado de buscarlo un solo día de su vida.
¿Algo cambiará en España?
El sociólogo chileno Manuel Garretón creó el término enclaves autoritarios para ilustrar un problema frecuente de las transiciones a la democracia. ¿Podemos hablar de una transición democrática si el nuevo régimen conserva viejos elementos del régimen anterior? Esos elementos son los enclaves autoritarios que Garretón identificó como el problema chileno en la era Post-Pinochet. España conserva aún la Ley de Amnistía sancionada en octubre de 1977.
La Ley de Amnistía impidió cualquier tipo de acción legal contra el restaurado régimen político bajo el gobierno de Adolfo Suárez así como también la posibilidad de juzgar a los responsables de los crímenes cometidos durante el franquismo. Esta ley y la negativa de la justicia marcaron, sin saberlo, el rumbo de la vida de Ascensión. Una hija que quiso enterrar a su padre. A Ascensión no solo le negaron el derecho a la verdad sino también el derecho a ejercer el duelo.
España afronta ahora un reto aún mayor: exhumar los restos de Francisco Franco. El 24 de septiembre de este mismo año, el Tribunal Supremo de España que una vez acusó al juez Baltasar Garzón de prevaricato, autorizó la exhumación del dictador del Valle de los Caídos. “Porque ningún enemigo de la democracia merece un lugar de culto ni de respeto institucional. Es una gran victoria de la democracia española”, fueron las palabras de Pedro Sánchez ante la ONU, convencido de que España deberá cerrar así un episodio oscuro de su historia.
Pese a la sentencia del Tribunal Supremo, el Consejo de Ministros ha solicitado que la Iglesia sea consultada, concluyendo en una demora para la exhumación. Este artículo ha sido escrito el 6 de octubre de 2019, fecha en la que el gobierno español espera exhumar el cadáver del dictador y con la certeza de que, cualquiera fuera el resultado, la lucha de Ascensión jamás ha sido en vano.
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