La Unión Europea sigue tiñéndose de sangre ―y hasta donde sabemos el color de la sangre, una vez que sale del cuerpo, es siempre igual; aún cuando quien la porta sea alto, bajo, flaco, gordo, hombre, mujer, joven, viejo, tenga la creencia religiosa que tenga y sobre todo esté o no de acuerdo con la lucha contra el terrorismo—. Después de los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos de América, Europa ha sufrido ya varios ataques terroristas y, aparentemente, seguirá sufriéndolos.
La UE está desarrollando una política de cooperación policial y judicial entre sus estados miembro que conducirá al establecimiento de un espacio europeo de libertad, seguridad y justicia, es decir, el tercer objetivo estratégico de la Unión Europea tras el mercado único y el euro. Dentro de este proceso, los estados han adoptado medidas para luchar contra el terrorismo, tanto a propuesta de los miembros directamente afectados como en respuesta a los grandes atentados del 11-S (2001), el 11-M en Madrid (2004), el 13-N en París (2015), el 13-M en Ankara (2016), el 22-M en Bruselas (2016) y el 27-M en Pakistán (2016).
Al observar los ataques que más han impactado a Occidente podemos darnos cuenta de que, durante algunos años, los grandes atentados en Europa fueron espaciados en el tiempo, pero desde el año pasado comenzaron a llevarse a cabo con asiduidad: solo en este mes de marzo sucedieron cuatro ataques de dimensiones considerables. Es preciso que la UE re-evalúe las medidas de seguridad para todos aquellos que pisen suelo del viejo continente ―vengan de donde vengan― dado que, si no es así, continuaremos lamentando víctimas inocentes y, quién sabe, tal vez cada vez con más frecuencia. Eso sí, esta re-evaluación podría poner en peligro ese espacio Schengen que tanto valora la ciudadanía europea.
La lucha contra el terrorismo en la UE como compromiso estratégico
La difícil tarea que enfrenta la UE en cuanto a la estrategia para luchar contra el terrorismo alrededor del mundo es, al mismo tiempo, respetar los derechos humanos, creando una Europa más segura que permita, de ese modo, a todos sus ciudadanos y a quienes los visitan vivir en un espacio de libertad, seguridad y justicia. La estrategia tiene como base cuatro pilares fundamentales: prevenir, proteger, perseguir y responder. Cada uno de ellos se basan en la importancia de la cooperación con terceros países e instituciones internacionales.
Prevenir
Sin lugar a dudas la UE tiene, en este momento, la enorme tarea de proteger a sus ciudadanos de los ataques terroristas. Lo primero que han decidido los líderes de la Unión es identificar y combatir los procesos por los que se captan personas para cometer ataques. Con esta meta como eje, el Consejo ha aprobado la Estrategia de la UE para luchar contra la captación y la radicalización de terroristas. A la luz de la evolución de las tendencias, como los fenómenos de los lobos solitarios o los combatientes extranjeros o el creciente potencial de las redes sociales para la movilización y la comunicación, el Consejo aprobó una revisión de esta estrategia en junio de 2014.
En diciembre de 2014 los ministros de Justicia e Interior adoptaron una serie de orientaciones respecto a esta estrategia para luchar contra la radicalización y la captación de posibles terroristas. Estas orientaciones establecen una serie de medidas que han de aplicarse tanto en la UE en su conjunto como en los Estados miembros. A su vez, el 31 de julio de 2015, el Consejo europeo en su diario oficial publicó su Decisión (PESC) 2015/1334, donde se actualiza la lista de personas, grupos y entidades sobre la aplicación de medidas específicas de lucha contra el terrorismo.
Proteger
En segundo lugar, la estrategia de la UE de lucha contra el terrorismo contempla la protección de la ciudadanía y las infraestructuras, así como la reducción de la vulnerabilidad a los atentados. Esto incluye la protección de las fronteras exteriores —a partir del 1 de enero de 2016 se han reforzado los controles fronterizos utilizando SIS II y SLTD—, mejorar la seguridad de los transportes y la de los objetivos estratégicos y reducir la vulnerabilidad de las principales infraestructuras. En este en particular, la Unión está intentando crear una legislación que regule el uso de los datos del registro de nombres de los pasajeros (PNR) con fines coercitivos.
Perseguir
La cooperación para llevar adelante la lucha contra este flagelo es, sin dudas, un aspecto relevante. Por eso, la UE trabaja a diario para disminuir la capacidad de planificación y organización de los terroristas para, luego, someterlos a la justicia. La Unión Europea, desde hace un tiempo a esta parte, se esmera en fortificar las capacidades nacionales, mejorar la cooperación entre los miembros y posibilitar el intercambio de información entre Europol y Eurojust para luchar contra la financiación del terrorismo e ir privando a los terroristas de todo tipo de elemento —cuentas bancarias y todo tipo de comunicaciones tecnológicas, solo por nombrar algunas― que permita comunicarse para organizar atentados. En mayo de 2015, el Consejo y el Parlamento Europeo adoptaron nuevas normas destinadas a prevenir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
Responder
El cuarto y último objetivo dentro de esta estrategia de la Unión de la que estamos hablando se basa en estar preparados para gestionar y reducir todo lo posible los efectos que trae aparejado un atentado terrorista. Para ello han resaltado tres puntos a mejorar:
- La capacidad de gestionar las consecuencias
- La coordinación de la respuesta
- Las necesidades de las víctimas
Las prioridades en este ámbito incluyen el desarrollo del Dispositivo Integrado de Respuesta Política de la UE a las crisis, la revisión del mecanismo de protección civil, el desarrollo de evaluaciones de riesgos o la puesta en común de buenas prácticas en la asistencia a las víctimas del terrorismo. Además, entre las prioridades de los últimos años cabe citar las siguientes:
- la definición de las modalidades para la aplicación de la cláusula de solidaridad por la UE, mediante una Decisión del Consejo adoptada en junio de 2014;
- la revisión del Dispositivo de coordinación en caso de crisis en la UE, sustituido por el Dispositivo Integrado de Respuesta Política de la UE a las Crisis (DIRPC) en junio de 2013;
- la revisión de la legislación de la UE en materia de protección civil a finales de 2013.
EU Passenger Name Record (PNR)
Tras los ataques que se llevaron a cabo en la ciudad de la luz, la Unión Europea comenzó a asimilar el duro golpe que había sufrido uno de los estados que hace tiempo enarbola la bandera de la igualdad, fraternidad y libertad. Sin dudas existe una inminente necesidad de intensificar el intercambio de información, no solo entre los Estados miembros de la UE sino entre ellos y la Europol, para luchar contra el terrorismo.
El intercambio sobre los datos de los pasajeros llamado Name Records (UE PNR o registro de nombres en castellano) y la desradicalización de ciudadanos de la UE que se unen a organizaciones terroristas fueron algunos de los temas discutidos por los diputados con el jefe de la Europol, Rob Wainwright, y los representantes del Consejo y de la Comisión.
Existe un proyecto de ley que obligaría a las compañías aéreas a entregar a los países de la UE los datos de los pasajeros que entran o salen de la misma con el fin de facilitar la tarea de las autoridades para luchar contra el terrorismo y la delincuencia transnacional. Las negociaciones entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión (“diálogos tripartitos”) con el fin de llegar a un acuerdo sobre el llamado EU Passenger Name Record (PNR) comenzaron en septiembre de 2015. Desde el 2011 cuando el programa de intercambio de la UE PNR fue propuesto por los representantes del Consejo, sólo el Reino Unido contaba con un sistema de recolección de este tipo de dato.
El modo en el que funcionará fue establecido bajo la propuesta de la Comisión Europea por la cual las compañías aéreas que operan vuelos entre un tercer país y el territorio de al menos un Estado europeo estarán obligadas a enviar los datos del PNR a las autoridades competentes de este último. Los transportistas podrán enviar estos datos por el llamado método “push”, por lo que los países no tendrían acceso directo a los sistemas de los transportistas. En definitiva, el envío de datos —por parte de las compañías aéreas― se realizará exclusivamente a la denominada Unidad de Información de Pasajeros o PIU del estado miembro al que llegue o salga el vuelo internacional.
La PIU se encargá de la recolección de los datos del PNR, almacenarlos, analizarlos y suministrar los resultados del análisis a las autoridades competentes previamente aprobadas por los estados miembro. En este punto, una autoridad nacional de supervisión independiente se encargará de asesorar y controlar cómo se procesan los datos.
La idea detrás de todo esto está en crear y compartir alertas a partir del tratamiento de los datos PNR entre la Unión. De esta manera se estará más preparado a la hora de prevenir, detener, investigar y llevar a juicio delitos graves o terroristas ―incluyendo, por ejemplo, la trata de personas, el tráfico de drogas o la pornografía infantil―. Los estados miembro también tendrán el derecho a solicitar los datos PNR de otro país europeo como apoyo a una investigación específica.
La recopilación y uso de datos sensibles que, directa o indirectamente, revelen características como el origen étnico, creencias religiosas o filosóficas, opiniones políticas, pertenencia a un sindicato, salud o vida sexual, están prohibidas. La propuesta de la Comisión permite que los datos del PNR deban conservarse durante 5 años y 30 días.
La UE sigue tomando medidas ―para algunos tardías, para otros excesivas― con el fin de evitar que su población estable y quienes viajan dentro de esas fronteras diluidas por Schengen se sientan seguros sin llegar a tener que comenzar a desandar el camino logrado hasta el momento: la libertad de movimiento.
Una vez más se instala en la agenda de la Unión Europea ese debate eterno de cómo proceder ante el terrorismo. Volvemos a encontrarnos frente a la eterna controversia de si debe primar el derecho a la privacidad sobre la seguridad nacional o viceversa. No cabe duda alguna de que combatir el terrorismo es un tema muy complejo. Los países se ven sobrepasados cada vez que un atentado ocurre en su suelo ―o en suelo cercano―. Es el momento de que los líderes europeos ―y los mandatarios políticos en general― demuestren si son capaces de respetar las libertades y derechos del pueblo o si, por el contrario, entrarán de cabeza en el juego del terror.
Esta es una explicación sin ánimo de lucro.
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