El español es la segunda lengua del mundo por número de personas que la tienen como lengua materna con 410 millones de hablantes, sólo superado por el chino mandarín. Y, pese a ser un idioma europeo, hoy en día nueve de cada diez de sus hablantes se encuentran fuera de Europa. Pero, aun y ser una lengua internacional, dista de mucho de ser influyente como el inglés o el francés y es considerada solo como una gran lengua materna que hay que cambiar cuando de trabajos científicos y académicos con proyección internacional se trata.
Origen
La lengua española, también llamada castellana, se originó en el norte de la Península Ibérica durante la Edad Media como una derivación del latín, del mismo modo que el italiano o el francés. Con el descubrimiento de América, se expandió por un enorme territorio, desde la Patagonia hasta el sur de los Estados Unidos. La lengua fue un instrumento de conquista y dominación, y se impuso relegando las lenguas indígenas a un lugar secundario. Después de las independencias latinoamericanas, las nuevas repúblicas la adoptaron como idioma oficial y extendieron su conocimiento y uso, una vez más en detrimento de las lenguas indígenas.
Una situación particular: ventajas…
Hoy en día, la lengua española cuenta con una situación única que la posiciona como una de las lenguas más importantes del mundo.
Además de contar con un gran número de hablantes, la mayoría de países hispanohablantes cuentan con sociedades jóvenes y con unos altos índices de crecimiento demográfico, por lo que cabe esperar que el número de hispanohablantes aumente proporcionalmente en el futuro.
En los Estados Unidos, el español ha tenido una gran expansión durante el siglo XX y XXI. Aunque algunas partes del país nunca dejaron de ser hispanófonas (Nuevo México, Texas o California), el gran auge del idioma español se ha dado en el siglo XX. A diferencia de tantos otros tantos inmigrantes que abandonaron sus lenguas por el inglés, los hispanohablantes se caracterizan por seguir utilizando el español. Esto se explica porque México es vecino de Estados Unidos, y porque el español es un idioma común a todos los inmigrantes latinoamericanos, independientemente de su origen mexicano, puertorriqueño o cubano.
Además, la lengua española cuenta con un notable prestigio cultural, ya que es utilizada por autores muy significativos de la cultura, en especial de la literatura. Como ejemplo basta con citar a autores como Borges, García Márquez, Neruda, García Lorca o Vargas Llosa. Esta importancia cultural se amplifica ya que los autores hispanohablantes cuentan con un enorme mercado internacional en el que difundir sus obras.
… y desventajas
A diferencia del inglés que se encuentra en todos los continentes, el español se encuentra localizado casi enteramente en América, con una presencia en el suroeste de Europa y una representación testimonial o inexistente en África, Asia y Oceanía. El hecho de que un gran número de países vecinos usen la misma lengua, junto con el vigor cultural explica que en las naciones latinoamericanas el conocimiento y uso del inglés como idioma internacional esté poco extendido.
Al mismo tiempo, el español tiene una gran fuerza como primer idioma, pero es mucho más débil como segundo idioma: la inmensa mayoría de los que hablan español lo hacen porque es su idioma materno, no como idioma de comunicación internacional. Este es un punto en el que es ampliamente superado por el inglés, que cuenta con más hablantes como segundo idioma que como primer idioma. En la práctica, el uso del español en las relaciones internacionales se limita a países hispanohablantes conversando entre sí.
En los Estados Unidos, donde la población de origen hispano experimenta un aumento constante, el español aún es percibido como un idioma poco prestigioso, asociado a los inmigrantes que aceptan los trabajos menos cualificados. Las segundas generaciones de hispanos que suben en la escala social y profesional tienden a hablar más y dar más importancia al inglés, a menudo mezclando ambos idiomas.
De la mezcla de las dos lenguas surge el Spanglish, una fusión que se encuentra en permanente cambio y evolución y que constituye un elemento de comunicación esencial para los hispanohablantes estadounidenses.
Un panorama cambiante, lleno de posibilidades y de retos
En los albores del siglo XXI, la lengua española se encuentra bien posicionada para convertirse en una de las lenguas internacionales en un mundo globalizado. Sin embargo, se enfrenta a unos desafíos importantes que debería superar para alcanzar el nivel de lengua internacional e influyente.
En primer lugar, el español debe aumentar su presencia en los foros científicos y académicos. Por un lado, es cierto que el inglés es y seguirá siendo el idioma científico y académico por excelencia, aunque se utiliza en paralelo con otras lenguas. Pero por otro lado, es cierto que en alemán, una lengua con menos de 100 millones de hablantes, se publican bastantes más artículos e investigaciones que en español.
Por lo tanto, el español debe ganar presencia en estos campos, no luchando contra el inglés, sino contra el solamente inglés, es decir favoreciendo la investigación en los dos idiomas. Esto exige una fuerte inversión en I+D, lo que aún es una asignatura pendiente tanto en España como, sobre todo, en Latinoamérica. Esta escasez de producción científica y cultural contrasta fuertemente con el vigor de la cultura y la literatura en español. Una de las razones para impulsar la ciencia en español debe ser la voluntad de romper con el estereotipo de que los hispanohablantes son buenos para la creatividad y la cultura y no para la ciencia y la investigación.
Esta pobreza en el campo académico y científico está estrechamente relacionada con los pobres resultados que obtienen Latinoamérica y (relativamente) España en pruebas internacionales como PISA. Para revertir esta situación, se impone invertir fuertemente y acertadamente en la educación, de manera que se cuente con una masa crítica suficiente para la producción científica y académica. En el fondo, el problema educativo es consecuencia de la enorme desigualdad imperante en los países hispanohablantes.
No en vano, como se ha señalado, la inmensa mayoría de los hispanohablantes vive en Latinoamérica, y esta es la región más desigual del mundo. Por lo tanto, la reducción de la desigualdad es una de las causas del bajo nivel educativo. Al mismo tiempo, el fomento de la educación de calidad es un factor importante para conseguir la reducción de las desigualdades.
Asimismo, la incorporación del español a las TICs, las tecnologías de la información y comunicación, es una asignatura pendiente fuertemente vinculada con el problema educativo. Teniendo en cuenta que las TICs representan el futuro, no sólo de la educación, sino del desarrollo, es indispensable apostar por una formación integral en TICs para asegurar un lugar preeminente al español.
Por último, el español se encuentra localizado en Latinoamérica, por lo que debe “salir al mundo” para conseguir ser una lengua internacional y expandirse. Para ello, además de lo que ya se ha comentado, es conveniente repensar el modelo organizativo de las estructuras internacionales de apoyo y fomento de la lengua. En estos momentos, tan sólo existen dos estructuras de este tipo: las Reales Academias de la Lengua, cuyo rol es bastante reducido por el momento, y las Cumbres Iberoamericanas, que languidecen por falta de interés político. Para este desarrollo, conviene fijarse en estructuras como la Francophonie, que agrupa a los países francoparlantes. Esta es una estructura dinámica y activa, lo que tiene más mérito aún teniendo en cuenta que agrupa a una mayoría de países, excepto Francia, Bélgica, Suiza y Quebec, en los cuales el francés es tan sólo lengua administrativa que sólo es hablada por un porcentaje muy reducido de la población. Si la Francophonie consigue tanto con esas debilidades estructurales, el potencial de una virtual “Hispanophonie” es muy grande. Sólo se necesitaría claridad de ideas y voluntad política para llevarla a cabo.
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2 comments
Muka
20/06/2015 at
Vamos tarde! sacho!!!
yo
22/07/2015 at
hombre, decir que es menos influyente que el inglés, es obvio… pero..¿¿ que el francés??… lo siento pero no te lo crees ni tú