Pero, ¿no es aquello inseguro? Una de las preguntas más recurrentes que se les hace a los empresarios que triunfan en África Occidental: “¿no estás hablando del tercer mundo?”. Interrogados por su éxito, a menudo dan explicaciones de por qué ellos, en su mayoría africanos, lo consiguen. “Misconception” es uno de los términos más repetidos por parte de estos empresarios, además del ya clásico “África no es un país”. En el inversor europeo o americano, naturalmente escéptico, ven más ignorancia en la realidad africana que mala fe. Sólo hace falta recordar qué clase de películas recientes están ambientadas en el continente negro.
Igual que en otros países africanos o centroamericanos, los empresarios extranjeros en Lagos emplean escolta si quieren ir a cualquier lado, aunque tal y cómo ellos mismos declaran: “más que nada por la mala prensa que pudiera tener que te sucediera algo malo”.
Nigeria es un gigante, y su motor económico es la ciudad de Lagos con 16 millones de habitantes en su área metropolitana. A pesar de tener más de 250 etnias, el idioma escogido por los nigerianos para entenderse es el idioma de la antigua metrópoli, el inglés. Hay 170 millones de habitantes en un país cada vez más emergente pero poco seguro, muy corrupto y pobre, aunque muy rico en petróleo. Y un enorme error de concepto es creer que, sólo por no tener el lustre de otros mercados como Brasil o India, uno no pueda hacer negocios en el país. En Nigeria, hay chicos que juegan a la PlayStation, pueden comprarse un coche, comprar vaqueros o descargarse música. Siendo exageradamente drásticos, si sólo un 1% pudiera permitirse tales caprichos, ya estaríamos hablando de un mercado de más de 1 millón de clientes. En realidad ese último número sería más acertado para hablar únicamente de los llamados “súper-ricos”, y no de la clase media del país.
Son conocidos los súper-ricos en Nigeria y otros países vecinos. La corrupción exorbitante en Abuja y las concesiones petrolíferas han generado auténticos reyes. No es de extrañar que la edición africana de Forbes, a diferencia de la española, publicite relojes de 400.000 o 200.000 dólares para los últimos millonarios del continente. Quien crea que sólo los sastres de Savile Row o Porsche, que acaba de abrir su primer concesionario en Lagos, son la única clase de negocios extranjeros que tiene cabida en la ciudad o Abuja, se equivoca. Afortunadamente, la corrupción política no ha parado el crecimiento de la clase media nigeriana.
Ganar dinero en Lagos
Lagos no es una ciudad que vaya a salir pronto como titular de ninguna guía de viajes. En 2012, The Economist la catalogó como una de las peores ciudades del mundo para vivir. Aun así, es una ciudad vibrante y sin duda el centro financiero comercial más importante de África Occidental. Además de ser el puerto de referencia de la región, en su órbita hay ciudades nigerianas de más de un millón de habitantes (Ibadán o Benin City) y capitales africanas como Porto Novo, Lomé y Accra.
“Nigeria crece un 8% anual, y está ampliamente asumido que derrocará a Sudáfrica como la mayor economía del continente de aquí a 3-4 años” declara Ladi Delano, un inversor que ha convencido a una firma de Singapur de invertir más de 1.000 millones de dólares en el país. Antes de cumplir los 30, Delano había amasado un fortuna con su empresa Solidarnosc Asia Limited, que tiene más del 50% del mercado chino de vodka.
Quien quiera ver chabolas y barrios pobres en Lagos lo tiene fácil, pero también quien quiera ver ciudadanos en busca del último Smartphone pertinente a una pujante clase media en un país con 95 millones de abonados. Algo parecido debieron pensar Raphael Afaedor y Tunde Kehinde cuando fundaron Jumia, aprovechando que Amazon no se encontraba por esos lares. Afaedor dejó su trabajo como gestor de negocios para Notore Chemical para fundar una web de comercio online, y pronto se le unió Kehinde, que también dejó su cargo en el gigante de bebidas Diageo. Éste último ya había fundado anteriormente una página de citas para africanos en el extranjero. Su trabajo no es fácil, llevan sus productos a todo el país, y ya tienen que competir con rivales similares como Konga. Según sus cálculos, ya en el año 2013, 1 de cada 3 nigerianos tendrá acceso a internet.
Jason Njoku no tuvo que salir de Londres para darse cuenta de que Nigeria podía ofrecerle algo desde internet: cine. La demanda del cine de Nollywood era tan brutal en Inglaterra, que se le ocurrió montar una web similar a Netflix: una simple suscripción, y señoras como su madre podrían volver a disfrutar del cine de su país natal en iROKO.
Inversión, no caridad
Sólo la ciudad de Lagos pronto será la 13ª economía africana, por delante de Ghana. Para llegar a una población joven y urbana, lo que más preocupa a los empresarios nigerianos es la corrupción política. Erradicarla e incrementar las infraestructuras es lo que permitirá que sigan floreciendo negocios, muchos de ellos online.
El fundador de Encipher, Saheed Adepoju, señala que las políticas locales frenan la expansión de la banda ancha más que cualquier otra cosa. Con sólo 30 años, Adepoju ha desarrollado la primera tableta del país, Inye. Según él, funciona como cualquier otra tableta Android, con la ventaja de que se sirven de aplicaciones de empresas locales, más prácticas para los nigerianos. “Debido a la percepción de África -asegura-, las compañías inversoras (extranjeras) son escépticas en cuanto a los intereses a recibir. Sin embargo, esto ha ido cambiando, y los inversores lo que necesitan es credibilidad en la persona y la marca en cuestión”.
La idea de recibir donativos de ONGs internacionales que luchan contra la pobreza puede resultar, para algunas personas, casi insultante. Tony Elumelu, especializado en servicios financieros en Nigeria, es la enésima voz que dice que la “solución” del continente o un país como Nigeria no es la caridad, sino la inversión. Invertir en un sistema que cree riqueza, o como él lo llama, “Africapitalismo”.
Queda claro que para que empiecen a llegar las inversiones que se necesitan, habrá que reforzar un valor fundamental para la sociedad nigeriana. Hablamos del valor en entender que la responsabilidad del éxito de una sociedad recae en gran parte sobre los participantes de la misma, sus decisiones y reclamos para hacer las cosas de otra forma, abriendo paso a una sociedad menos corrupta y más amistosa tanto para los negocios como para sus habitantes.
Photo: BBCWorldWide Service
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