Ya llevamos más de 820 días de Guerra Civil en Siria, en el que es uno de los conflictos bélicos más sanguinarios que existen en este momento en nuestro planeta. Según los últimos cálculos, en Siria han muerto ya casi 70.000 personas, y más de cuatro millones de sirios necesitan ayuda humanitaria urgente, con unos dos millones de desplazados en el interior y 1,5 millones de refugiados que han huido más allá de sus fronteras.
El conflicto bélico existente entre los opositores del oficialismo sirio y el gobierno de Bashar Al-Assad (presidente de Siria) ha llegado hasta tal extremo que incluso el gobierno norteamericano ha informado de que dispone de indicios de que el gobierno de Al-Assad ha usado armas químicas para luchar contra sus oponentes. El conflicto en Siria se inició el 26 de enero de 2011, influido por las protestas democratizadoras que existían en la región, que exigían profundos cambios en los gobiernos y que han sido descritas como “sin precedentes”. Como en Túnez, Egipto y Libia, parte de los manifestantes demandaban más libertades y plena democracia, así como un mayor respeto de los derechos humanos. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, los rebeldes y opositores luchan con un fin más específico: la renuncia, arresto o incluso ejecución de Bashar Al-Assad.
Una noche cualquiera en pleno conflicto armado
El podcast que encontraréis al final de este artículo ha sido obtenido del blog de Principia Marsupia. En él se oyen los sonidos de una noche cualquiera en Aleppo, una de las ciudades más castigadas de Siria por el conflicto bélico. El audio es realmente estremecedor por lo claro que refleja la cruda realidad siria. Os recomiendo fervientemente que lo escuchéis. Yo cuando lo hice realmente comprendí el calvario que debe estar pasando la gente que vive en la ciudad, la poca que queda ya.
También recomiendo que antes de oír el podcast os leáis las palabras usadas para presentar el mismo:
Es de noche. Estás tumbado en la cama y todo retumba a tu alrededor por las explosiones de los morteros y la artillería.
Quieres cerrar los ojos, pero tardas unos segundos en hacerlo. Justo el tiempo en el que te preguntas qué verás a tu alrededor la próxima vez que los abras. Y entonces algo vence al miedo: el visceral deseo de que si una bomba cae sobre tu casa, la explosión no te despierte.
El audio que tenéis debajo lo grabé desde la ventana de nuestra habitación una noche cualquiera. Quiero pediros algo: ponéos unos cascos, subid el volumen y cerrad los ojos.
Así es cada noche en Alepo, desde hace meses, para decenas de miles de civiles.
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