Refugiados, but not at my home…
El estallido de las revueltas democráticas en el Mundo Árabe provocaron una reacción, aunque tardía, de reconocimiento y apoyo por parte de los líderes europeos. Una vez que el movimiento se veía determinado y sin marcha atrás, pudimos ver cómo los políticos occidentales se apresuraban en aplaudir lo que ellos consideraban avances hacia la democracia. En algunos casos, como en Libia, los líderes occidentales incluso se pusieron de acuerdo para llevar al seno del Consejo de Serguridad de las Naciones Unidas una resolución que les permitiera intervenir militarmente en la batalla abierta que se habían convertido los levantamientos libios, por razones humanitarias.
No obstante, la determinación por asistir humanitariamente a aquellos que están sufriendo las consecuencias de los levantamientos tiene un doble rasero. Algunos líderes europeos que se mostraron tan osados a la hora de dar su apoyo desde el aire en la intervención en Libia, no se han mostrado igual de solidarios cuando han visto que estos mismos ciudadanos llegaban a sus fronteras.
Desde que estallaron las revueltas en el Norte de África, miles de tunecinos y libios han huído desesperados hacia la isla italiana de Lampedusa. Una vez el caos se hubo adueñado de la isla y la situación se tornó insostenible, Silvio Berlusconi decidió otorgar 20.000 permisos de residencia temporal a tunecinos que habían llegado clandestinamente a Lampedusa.
Recordemos que según el acuerdo Schengen, cualquier refugiado tiene derecho a moverse libremente por el territorio de los estados firmantes del Tratado Schengen, es decir, los países de la Unión Europea menos Gran Bretaña, Irlanda, Rumanía, Bulgaria y Chipre, más otros estados no miembros, Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein.
El 16 de abril de 2011, el Presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, ordenaba la suspensión de la circulación de trenes desde la ciudad italiana Ventimiglia hasta Francia, bajo el argumento de “amenaza al orden público o a la seguridad interior” de acuerdo con la excepción del acuerdo Schengen. El objetivo era bloquear la llegada masiva de los tunecinos en territorio francés a los que Berlusconi había decidido conceder un permiso temporal . El gobierno italiano por su lado, denunció este hecho.
La libre circulación de personas dentro de la UE puede interrumpirse temporalmente si se da “una serie amenaza al orden público o a la seguridad interior”. Esta es la cláusula en la que Francia se amparó el 16 de abril. El acuerdo se ha suspendido momentáneamente, en otras ocasiones, a petición unilateral de algún miembro, como resultado de la celebración de acontecimientos que van desde eventos deportivos –final de la Liga de Campeones- hasta bodas reales y cumbres internacionales.
Fechas relevantes:
– Marzo 1995: entra en vigor el Tratado de Schengen. Francia es el único país en pedir un periodo de prueba de tres meses durante los cuales procede a efectuar controles aleatorios en sus fronteras.
– Marzo 1996: Francia suspende todos los controles excepto en las fronteras con Bélgica y Luxemburgo, por miedo a la entrada masiva de drogas dulces provenientes de los Países Bajos.
– 2001: A causa de la cumbre del G8 en Génova, se procede al control de fronteras para evitar el paso de los altermundialistas.
– 2006: Copa del Mundo: Alemania restablece controles para evitar alborotos de hooligans.
– 2009: Cumbre de la OTAN en Estrasburgo: Francia controla sus fronteras para evitar manifestaciones.
Hacia la demagogia y la eurofobia
Después del acontecimiento que enfrentó a los Presidentes francés e italiano, se celebró, el 26 de abril, en Roma, una cumbre para intentar recuperar la normalidad de la relación francoitaliana. Berlusconi y Sarkozy defendieron que “la afluencia masiva de emigrantes que afecta particularmente a algunos estados constituye un desafío para todos los socios”, y por lo tanto, apuntaron la necesidad de reformar el Tratado de Schengen para “restablecer temporalmente el control en las fronteras interiores en caso de dificultades excepcionales en la gestión de las fronteras exteriores comunes”.[1] Finalmente, hicieron llegar una carta en común a Bruselas, presentando sus modificaciones a fin que la Comisión Europea analizara esta petición.
Francia e Italia piden un refuerzo del texto, de las evaluaciones y de los medios para garantizar las fronteras del espacio Schengen y evitar verse desbordados de miles de inmigrantes sin papeles. Y afirman que “es justamente porque creen en Schengen que quieren su refuerzo”. [2]
Sin embargo, detrás de este interés por el bienestar general de la UE, se esconde la búsqueda del rédito electoral por parte de los dos líderes europeos, ante la próxima cita electoral a la que ambos deben enfrentarse frente la perspectiva de una derrota electoral ante la ultraderecha. Parece que ambos Presidentes están intentando ganar el apoyo del electorado de la extrema derecha con discursos xenófobos. En Roma, el gobierno se sustenta en parte gracias a un partido xenófobo –Lega Nord-, indispensable para la mayoría parlamentaria. En París, cuando falta menos de un año para las elecciones presidenciales, Sarkozy observa el auge del partido de ultraderecha –Front National-. Ambos partidos comparten el mismo sentimiento hacia los inmigrantes[3] y los candidatos intentan obtener estos votos antiinmigración para no ver su posición en peligro.
Europa en deconstrucción
La Comisión Europea, con su Presidente Durao Barroso a la cabeza, ha considerado factible la petición de Sarkozy y Berlusconi de revisar el Tratado de Schengen y evitar que un estado miembro que sufra la llegada de una oleada de inmigrantes deba gestionar solo la situación. Así, se estudiarán los medios necesarios para reforzar el funcionamiento del acuerdo y Bruselas confía en que los Estados miembros adopten las propuestas de reforma este mes de junio.
Mientras tanto, el día 9 de mayo se celebró el día de Europa en un contexto de incongruencia global. La Unión Europea aún no consigue hablar con una sola voz en materia de política exterior –como se ha visto en la crisis provocada por las revueltas en el norte de África-, y que también tiene problemas en relación a sus principios básicos afectando su funcionamiento interno. Teniendo en cuenta los tan elogiados valores europeos, los estados miembros deberían, ahora más que nunca, demostrar el apoyo y acogida a quienes se han jugado la vida por la libertad, la democracia y el respeto a los derechos fundamentales, pero es evidente que este no es el camino escogido, y que “una cosa es predicar y otra bien distinta dar trigo” [4].
Algunos, como Dinamarca, incluso aprovechan la situación para alegar la relación de la entrada de inmigrantes con el aumento de la delincuencia, aunque no haya evidencia, en ningún país europeo, de que la delincuencia, en términos de cuantía media o de gravedad de los delitos, se vincule a los flujos migratorios. Y es que, en general, estamos frente a una moda europea alentada con argumentos xenófobos que poco a poco va destruyendo aquello que había supuesto un gran logro para nuestra comunidad.
Conclusiones
La llegada de unos cuantos refugiados a Europa ha provocado el tambaleo de uno de los éxitos de la integración europea: Schengen. No olvidemos que en la UE hay alrededor de 20 millones de inmigrantes no comunitarios, lo que representa tan sólo un 4% del total de población[5]. Si analizamos la amenaza que puede representar la llegada de 20.000 tunecinos al continente europeo en términos cuantitativos, sólo sería un 0,1% del total de población en situación irregular en Europa.
¿Acaso la solidaridad no era uno de los principios claves de Europa? Lo que más llama la atención de este episodio no es que los líderes europeos intenten conseguir votos electorales, aunque sea en detrimento de la contrucción europea. Lo que resulta alarmante es que la Comisión Europea haya respondido a estas demandas y se haya cuestionado así uno de los principios básicos de la construcción europea, como es la libre circulación de personas.
Es más, este principio se está poniendo en duda justo en un momento en el que no nos podemos permitir cerrar la puerta a los refugiados de las revueltas árabes, aquellos a los que la UE ha apoyado de palabra pero a los que, a la práctica, parece no querer recibir.
La primavera árabe ha chocado con el invierno europeo. La UE se enfrenta a graves problemas que ponen en duda su razón de ser: además de la expansión del populismo y de los cada vez más oídos discursos xenófobos, Europa está obligada a gestionar la crisis que está amenazando el estado del bienestar y su sistema monetario. ¿Dónde irán a parar los valores europeos?
Ésta es una explicación-opinión sin ánimo de lucro
[1] DE RITUERTO, R.M “Bruselas avala la reforma del acuerdo de Schengen”, El País, 28 de Abril de 2011 [Online] Disponible en http://www.elpais.com/articulo/internacional/Bruselas/avala/reforma/acuerdo/Schengen/elpepiint/20110428elpepiint_3/Tes
[2] Traducción del francès de « C’est justement parce que nous croyons en Schengen que nous voulons un renforcement de Schengen » en SOLARO, Andreas “La France et l’Italie favorables à “des modifications” du traité de Schengen”, Le Monde, 26 de Abril de 2011 [Online] Disponible en http://www.lemonde.fr/europe/article/2011/04/26/l-immigration-et-la-libye-en-toile-de-fond-du-sommet-franco-italien_1512695_3214.html
[3] VALLI, Bernardo “Gardez vos immigrés pour vous, si’l vous plait!”, Le Courrier International, 21 de Abril de 2011 [Online] Disponible en http://www.courrierinternational.com/article/2011/04/21/gardez-vos-immigres-pour-vous-s-il-vous-plait
[4] “Fractura mediterránea”, La Vanguardia (Editorial), 19 de Abril de 2011 [Online] Disponible en http://www.lavanguardia.com/opinion/editorial/20110419/54142903519/fractura-mediterranea.html
[5] TORREBLANCA, José Ignacio, “El abismo xenófobo”, El País, 13 de mayo de 2011 [Online], Disponible en : http://www.elpais.com/articulo/internacional/abismo/xenofobo/elpepuint/20110513elpepiint_7/Tes
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4 comments
Iztok
22/06/2011 at
Excelente artículo, felicidades Alba! Solo añadir que según el últimmo informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)tan solo el 2% de las personas que huyen del conflicto libio han llegado a Europa; el resto se han quedado en África, principalmente en Túnez y Egipto. Sin embargo son los países europeos que más se quejan.
Alba
22/06/2011 at
Gracias, y también por complementar el artículo con tu información!