Leon Golub nació en Chicago, Illinois en 1922. Estudió Historia del Arte y se graduó en Bellas Artes en la Universidad de Chicago en 1942, de donde pasó al Instituto de Arte de Chicago para completar su formación. Pero algo durante su adolescencia le impulsó, no solo hacia su vocación, sino al tipo de obras que haría: la visión del Guernica de Pablo Picasso en una exposición en Chicago. Años más tarde, en plena madurez creativa, pintaría Vietnam II (1973), su propio Guernica.
Denuncia de la violencia y de la represión
Desde sus inicios, una de sus grandes obsesiones consistió en plasmar el poder, sexual y político, en sus lienzos y las noticias que difundían los mass media. Tras pasar unos cuantos años en Europa, pensando que el viejo continente sería más receptivo hacia su arte, Golub y su esposa, la también artista, Nacy Spero, regresaron a Estados Unidos. Acababa de comenzar la guerra de Vietnam y él dio su visión decididamente antibelicista a través de dos series, Napalm y Vietnam – la exposición madrileña gira en torno a esta última-. Después de una fuerte crisis personal, que incluso le llevó a abandonar la pintura, a finales de los 70 regresa con su serie Political Portraits donde da vida, bajo su crítica mirada, a Nelson Rockefeller, Ho Chi Minh, Fidel Castro, Francisco Franco, Richard Nixon, y Henry Kissinger.
Ya en los ochenta Golub centra su atención en las distintas formas de ejercer el terrorismo: desde las acciones subversivas de un gobierno a la violencia en la calle. Campos de la muerte, cámaras de tortura, bares y burdeles se convirtieron en inspiración y tema de trabajo para abordar temas tales como la agresión violenta, la desigualdad racial, la ambigüedad de género, la opresión y la exclusión.
De los trabajos producidos durante este período destacan las series Mercenarios –el recuerdo de los brutales actos cometidos a la sombra de regímenes dictatoriales-, Interrogatorio –que refleja toda la violencia y crueldad empleadas por los interrogadores-, Disturbio – una análisis de la violencia- y Algarabía –la voz desgarrada de las víctimas de la tortura-.
A partir del año 2000 y con los problemas físicos de la edad, Golub dejó los grandes lienzos a un lado y comenzó una serie en pequeño formato en la que retornaba a los retratos políticos, pequeños manifiestos que evocaban carteles y notas pegados a las paredes, como This Could Be You o We Can Disappear You, inspirados en Los desastres de la guerra de Goya –una de sus grandes influencias clásicas, junto a Velázquez, Ribera y Picasso-.
Sus obras tratan temas conflictivos y molestos hasta “decir la verdad al poder”, explica John Bird, comisario de la muestra. “Siempre ha representado la violencia soterrada” y la actualidad, ya que era un “gran consumidor de noticias”. “Para él la única salvación era nuestras decisiones morales”, añade. Según Bird, “sus pinturas son muy duras y es muy difícil convivir con ellas”.
Artista comprometido
Golub, a pesar de que temía ser etiquetado como artista político, siempre estuvo comprometido en este sentido, no sólo a través de sus obras, sino como organizador y partícipe de diversas causas progresistas. Toda su trayectoria como pintor es, en parte, una respuesta a la estética neoyorquina y a la política artística mundial. Sin embargo, en sus cuadros se percibe la huella dejada por Johns, Rauschenberg y el pop art , así como de los medios de comunicación.
El Centro de Arte Nacional Reina Sofía trae por primera vez a España el trabajo de este artista que, desde la postguerra y hasta la primera década de este siglo, pintó las verdades más incómodas de la sociedad norteamericana: el abuso de poder y la violencia soterrada y secreta. Los interrogadores, los mercenarios y las víctimas de tortura que pueblan sus cuadros, regresan a las portadas de los diarios tras hacerse públicos los archivos clasificados de Guantánamo y los vuelos clandestinos de la CIA. “Sus imágenes parecen predecir lo que ocurriría” no solo en Vietnam, sino en el Golfo Persa, en Afganistán e Irak, señala Jon Bird.
‘Leon Golub’, del 6 de mayo al 12 de septiembre en el Palacio de Velázquez del Parque el Retiro de Madrid.
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